23/10/15


Este año llego a Sitges el jueves por la tarde, para intentar empezar el festival algo más descansado que en ediciones anteriores (iluso de mí, eso sólo funciona la primera mañana, como no tardo en comprobar). Esto me permite comenzar a ver películas desde primerísima hora.

Como "We are still here" ya la vi en el Frighfest londinense (una muy interesante historia de fantasmas, que no cuenta nada nuevo pero está bien hecha) opto por ver "The girl in the photographs", la última producción de Wes Craven antes de su fallecimiento. Decididamente el nombre de Craven es el mejor gancho de una cinta que oscila entre el terror y la comedia absurda y que en Sitges le prestas atención, pero si estás en casa te da pereza ponerte a verla, para qué negarlo. 

Asesino psicópata que le da por hacer fotos a sus víctimas y dejarlas por ahí para que alguien (su próxima víctima) las encuentre, combinado con fotógrafo modernillo que vuelve a su pueblo natal para hacer una sesión fotográfica. La ves, la disfrutas y la olvidas.


Por suerte no tardo en ver la primera gran película de Sitges 2015: "The witch", que no sólo es un excelente film sino que, además, nos permite tener por fin una película inaugural enmarcada verdaderamente en el género del terror, después de que en ediciones anteriores se apostara por productos como "Grand piano", "El cuerpo", "Los ojos de Julia"..., que no estaban mal (algunas eran mejores que otras) pero que en realidad su vinculación con el fantástico era mínima.

"The witch" sigue la historia de una familia de colonos expulsada de su comunidad que se va a vivir cerca de un bosque embrujado. Y claro, la bruja del título no tarda en empezar a putear a la familia cosa mala, logrando de paso que todas las sospechas recaigan en la hija mayor (una increíble Anya Taylor Joy, que vino además a Sitges acompañando al director, Roger Ebert, y me sorprendió por su simpatía, su conocimiento del idioma - con acento argentino, para más señas - ...y su belleza, no voy a negarlo). 

Ritmo pausado pero intenso, mucha tensión, un final a la altura. Obra (casi) maestra.


Inmediatamente después entro a ver "Absolutely anything", comedia dirigida por Terry Jones con Simon Pegg, Kate Beckinsale y voces de Robin Williams (en su último trabajo antes de morir) y de los Monty Python al completo. No entiendo cómo tanto talento junto puede dar lugar a una cinta tan mediocre. Una comedia de las de Antena 3 el sábado por la tarde, con el típico humano pringadete que recibe grandes poderes que desaprovecha en intentar ligarse a su vecina y tener conversaciones con su perro, que ahora habla. Tranquilo, Terry Jones, pese a todo te seguimos queriendo (aunque tu presencia en Sitges fuera fugaz y apenas te dejaras ver).

Seguimos con la jornada, con la primera parte de "Ataque a los titanes", de cuya crítica se ocupó mi compañero Txema, pero que, en este caso, estamos bastante de acuerdo: es una buena película (a mí me gustó un poquito menos que a él, pero bueno, es que cuando me pongo quisquilloso...)


Los efectos especiales son un poco de andar por casa, eso es cierto, y los fans del manga están que trinan porque dicen que han cambiado la historia de arriba abajo y que habría que linchar a sus responsables. Lo bueno de no haber leído la versión en papel es que no tengo nada con que comparar, así que me dedico a pasármelo bien con esta peli de lucha entre humanos y titanes gigantes que en su tiempo arrasaron el mundo entero y ahora tratan de hacer añicos también la pequeña ciudad que aún sigue en pie. 90 ajustados minutos muy simpáticos, que te dejan con ganas de saber qué pasa a continuación (en aquel momento aún no sabía lo que me esperaba con la segunda parte...)

"Mr Right" nos devuelve al mejor Paco Cabezas, que parece haber recuperado la alegría después de esa tortura que fue "Tokarev" (cuando le entrevisté me dijo, entre risas, que si nos veíamos por la noche, con un copa, con la misma me contaba lo que había pasado en verdad con esa película. Me quedé con muuuuchas ganas de tener esa conversación).


Anna Kendrick hace de chica que está como unas maracas (vamos, como todas las mujeres que he conocido en mi vida) y que se enamora de Sam Rockwell, que sería el novio ideal de no ser porque ejerce de asesino a sueldo. Con problemas de conciencia, eso sí, que hace que ahora en vez de matar a sus víctimas, mate a los que tratan de contratarle, porque asesinar está feo. Comedia fresca y divertida, escrita por Max Landis  (hijo de John y autor de los guiones de "Chronicle" y "American Ultra"), y que espero que pronto se pueda ver en España, porque se lo merece.

Mucho menos interesante es "What we become", que narra lo que sucede en un barrio cuando, de repente, y sin decir qué está pasando, el ejército pide a todo el mundo que se quede en sus casas, porque parece haber una especie de epidemia. Por desgracia, tras el prometedor arranque lleno de paranoia y "qué diablos estará pasando", la cinta se convierte en un típico film de muertos que regresan a la vida.

Lo peor es que cree que está contando algo novedoso, cuando en el fondo es como ver un mal capítulo de "Walking Dead", con zombis en la calle y gente tratando de escapar. Floja, muy floja.


Pero, en la tónica de esta primera jornada, no tardo en volver a animarme con "Summer Camp", sin lugar a dudas una de las películas más divertidas que he visto en este festival. Con sólo cuatro actores protagonistas (y algún que otro secundario, pero no muchos) es otra vuelta de tuerca al tema de los infectados, pero con un giro novedoso, mucha acción, mucho sentido del humor y el mejor final del año. Espectacular.

Amparada (que no producida, al menos no en el sentido estricto) por Jaume Balagueró, "Summer Camp" supone el debut en la dirección de Alberto Marini, que aparte de haber sido el guionista de "Mientras duermes" es el autor del libreto de otra peli que aún está en cartel, "El desconocido". Insisto, una vez más, en que la película me encantó.


Por su parte "Martyrs" versión 2015 no estaría mal...si no existiera un "Martyrs" versión 2008. Las comparaciones son muy malas, y la película nueva, más allá de estar rodada en inglés, no mejora en nada al original. Y los cambios que introduce son a peor. Es una pena, porque no está mal hecha. Pero para ver esto, yo les recomiendo que vean la peli de Pascal Laugier, que más allá de la polémica que levantó por su violencia extrema, es un film de lo más interesante y recomendable.

Ya entrada la noche, y en el primer maratón del Festival, me da tiempo a ver una de las pelis a las que más ganas le tenía: la adaptación en imagen real del manga "Assasination classroom". No sé si alguien que no conozca la historia (profesor pulpo que da clase a estudiantes marginados, que tienen la misión de matarle en el plazo de un año o si no él mismo destruirá la tierra) puede realmente disfrutarla como se merece. Pero yo, que he leido el manga y visto el anime, me lo pasé como un enano. Fabulosa.


Sólo que, con tal empacho de cine, y con mis párpados pidiendo un descanso, ni siquiera me quedo al resto del maratón y me marcho a dormir unas poquitas horas. Es el último momento en toda la semana en el que aún me siento medianamente fresco.