9/10/15



Ha querido la casualidad que mi primera película en este Sitges 2015 haya sido la última producida por el maestro Wes Craven antes de su fallecimiento (producida, no dirigida. Aunque si yo fuera el encargado de marketing pondría su nombre en letras gigantes en el cartel, que siempre tendrá más tirón que poner el de su director, el semidesconocido Nick Simon).

Y para empezar el festival...hombre, no ha estado del todo mal, pero tampoco es ninguna maravilla (y eso que esto es Sitges, y aquí juzgamos las cosas con un baremo distinto). Se deja ver y a ratos tiene su gracia, aunque en la parte final descarrila del todo y te deja con cara de "pues bueno..."

En realidad el mayor problema de "The girl in the photographs" es que en la película conviven, y no demasiado bien, dos historias distintas. Por una parte la de terror, con dos chalados que se dedican a secuestrar mujeres, hacerles fotos, matarlas y colgar las fotos en lugares públicos para que alguien (a quien han elegido previamente) las encuentre. La premisa es interesante, pero no esperen mucho, porque tampoco es que tenga un gran desarrollo más allá de lo que ya les he contado.


La segunda historia tiene un punto de comedia, con personajes extravagantes y que se podría interpretar como una sátira sobre el mundo de la moda. Porque paralelamente al tema del asesino de las fotos, aparece en escena un prestigioso fotógrafo (al que el psicópata parece emular/homenajear con sus composiciones, aunque eso nunca queda del todo claro) que, atraído por el suceso, regresa a su pueblo natal (el lugar donde han aparecido las misteriosas fotografías) para realizar una atrevida campaña publicitaria. Y allí fijará su atención en una joven dependienta por la que, casualmente, el asesino siente una gran atracción.

Uno pensaría que ambas historias están destinadas a cruzarse. Y en cierto modo sí lo hacen, pero no del modo esperado. No hay un juego del gato y el ratón entre fotógrafo y asesino, ni se buscan de forma alguna. Ambas historias corren en paralelo hasta el tercer acto, en el que por fin empieza a fluir la hemoglobina, pero de manera mucho menos interesante de lo que al menos yo hubiera deseado.


Siendo una película de terror, tiene coña que la parte que más me ha gustado ha sido la del fotógrafo (un Kal Penn pasado de rosca, pero divertido) y su séquito, todos ellos para dar de comer aparte: el modelo pagado de sí mismo, la modelo que enseña las tetas, el ayudante sin ningún tipo de dignidad, la novia-modelo de vuelta de todo... Son curiosamente estos personajes lo mejor de la función, ya que la prota, Claudia Lee, más allá de ser mona y convertirse en el centro de atención de todos, no es que haga demasiado.

"The girl in the photographs" es una película recomendable para festivales o para tardes de cine en compañía de amigos, con palomitas y comentarios en voz alta. Al menos cuenta con la presencia/cameo de la gran Katherina Isabelle, auténtica musa del género de terror en este siglo XXI. Sólo por ella ya merece la pena pagar la entrada.


Aunque, en realidad, lo que yo espero es que algún día hagan un spin-off con el "sidekick" del villano, un tipo gordo y calvo que no habla y que, sinceramente, encajaría perfectamente en una peli de David Lynch.