20/10/18


Demonios que se propagan a través de internet. Sótanos donde se devoran almas. Un equipo secreto que protege a la humanidad de las criaturas del averno. Fantasmas. Un tipo corriente que descubre que en realidad no es quien cree ser...

Todo esto es lo que ofrece "Nekrotronic", una divertida película de serie B de esas que son muy necesarias en Sitges. Quizás fuera de este festival pierda un poco la gracia, pero en el contexto correcto, con el público adecuado, películas como éstas se agradecen (y se disfrutan) mucho. Porque a veces, entre propuestas arriesgadas, nuevas aproximaciones al género y miradas de autor, es necesario contar con algo que ofrezca un poco de sana diversión, sin mayores pretensiones que las de hacer pasar un buen rato.


Y en este sentido el film del australiano Kiah Roache-Turner triunfa. "Nekrotronic" sigue la senda de su anterior trabajo, "Wyrmwood", que era un entretenido pastiche que mezclaba un poco (un mucho) de "Mad Max" con zombis, acción a raudales, gore y desenfreno. Pues, como reza el dicho, si no está roto, para qué arreglarlo, así que el director continúa por la misma senda, suavizando un poco el tema de la sangre, elevando ligeramente el tono de comedia, pero en líneas generales fiel a su estilo.

La trama es de éstas que tiene que ser divertido ver cómo se la presentan a los productores. Un don nadie adoptado que, de la noche a la mañana, descubre que sus verdaderos padres eran grandes cazadores de demonios, que tuvieron que darlo en adopción para ponerlo a salvo. Todo ello en un momento en el que el infierno por fin entra en el siglo XXI y decide que la mejor manera de cosechar almas es introducirse dentro de las redes sociales, a través de uno de esos juegos para móviles similares al Pokemon Go, pero donde en vez de Pikachu y compañía uno tiene que ver todo tipo de criaturas espectrales.


Si le sumamos a eso a unas hermanas muy "badass", conflictos familiares, muertes, resurrecciones, planes que no salen bien y una lucha contrarreloj para salvar el mundo, ya pueden hacerse una idea de lo que se van a encontrar cuando vean la película. Lo único que puedo decir es que no es buena, pero las piezas encajan. Vamos, que se pasa volando. Y se olvida rápido, cierto, pero sales del cine con una sonrisa en la boca, agradeciendo los cien minutos de diversión que te han ofrecido.

"Nektrotronic", como digo, es muy consciente del tipo de producto que es. Así que ofrece secuencias de acción pasables (con efectos un poco de andar por casa, todo sea dicho) con chistes malos y protagonistas arquetípicos a los que no intenten buscarles demasiada profundidad. Pero seamos sinceros: ¿y eso qué importa? Es un producto honesto que sabe medir bien el sentido del ritmo y que da facilidades para entrar en la suspensión de la credulidad y no prestar demasiada atención al desarrollo de la trama. Te sientas, te relajas y te dejas llevar. Tal que así.


Pero por si esto no fuera suficiente, "Nekrotronic" se guarda otro as en la manga, algo que la hace incluso un poco más interesante: la presencia en el reparto de Monica Bellucci. La excelente actriz italiana aprovecha la oportunidad para divertirse de lo lindo dando vida a la mala de la función. Al estilo de lo que hacen otras grandes actrices como Cate Blanchett en "Thor Ragnarok" o Helen Mirren (capaz de pasar de encarnar a la reina a coger ametralladoras en la saga "Red"), aquí la Belluci entiende que esto son vacaciones pagadas y que lo menos que puede hacer es disfrutarlas.

Se enfrenta a su personaje sin complejos, con desparpajo, disfrutando cada minuto en pantalla...y haciendo al mismo tiempo que el espectador también disfrute con toda su maldad. Aparte de que sigue siendo extremadamente guapa, qué diablos.


Con todos estos mimbres se construye "Nekrotronic". Una simpática película que, por cierto, deja la puerta abierta a posibles secuelas. Lo veo difícil, pero oye, cosas más raras se han visto. Si hay una segunda parte, les confieso, como placer culpable, que iré a verla de inmediato.