10/11/16


Jamás se me ocurriría decir que Alfonso Cuarón es un mal guionista, que ahí está su trabajo en "Hijo de los hombres" para demostrar lo bien que lo puede hacer. Pero sí que es un director que cada vez parece poner más énfasis en lo visual. Dicho de otro modo: "Gravity" no pasará precisamente a la historia por lo complejo u original de su trama, sino por el excelente trabajo tras las cámaras de su responsable (que le permitió ganar el Oscar, todo sea dicho).

Pues "Desierto", la segunda película como director de su hermano Jonás Cuarón (la primera es "Año uña" de 2007, que no sé yo si casi preferiría que desapareciera de su curriculum) va en la misma línea. Es decir, historia más simple que el asa de un cubo. que se podría escribir en una servilleta, y película cuyo mayor atractivo reside en el modo en que está contada. Que ya les avanzo que merece mucho la pena.


El guión, como digo, es lo de menos. Grupo de inmigrantes mexicanos intentando entrar ilegalmente en Estados Unidos (con Gael García Bernal a la cabeza, resarciéndose de su minúsculo papel en "Salt and fire") y tipo al que probablemente Donald Trump le podría ofrecer un puesto en su gabinete que decide combatir a su modo el problema de los sin papeles. Y ahí tenemos a un gran Jeffrey Dean Morgan, que cambia a su bate "Lucille" de "Walking Dead" por un rifle, que a lo mejor impacta menos, pero permite acabar más rápidamente con sus víctimas.

En cuanto a la historia, poco más que añadir. Sam (el personaje de Morgan, que parece disfrutar cada vez más haciendo de malo) se pone manos a la obra desde los primeros compases, y el grupo es lo suficientemente amplio como para tener numerosas víctimas propiciatorias que van cayendo como moscas a medida que pasan los minutos.


Con esta materia prima lo mismo te puede salir una gran película que un churro mayúsculo. Afortunadamente, y aunque no es tan buena como "Gravity" (ni tampoco tiene sus pretensiones...ni su presupuesto"), "Desierto" termina siendo un thriller modélico gracias a la labor de Jonás Cuarón, que se ha escrito un guión a medida. Un guión escueto, conciso y que va al grano, sin detenerse demasiado a dibujar a los personajes.

Entiendes que García Bernal es el héroe de la historia por sus actos, porque tiene familia que le espera y porque tiene cara de bueno, Y sabes que Dean Morgan es un xenófobo de cuidado porque...bueno, porque el resultado de las elecciones demuestra que hay mucha gente así, que no necesita tampoco demasiadas excusas.


Los personajes, por tanto, quedan dibujados en pinceladas. Entre carreras y disparos, mientras intentan unos escapar y el otro cazar a sus presas. En este sentido he de decir que otro de los aciertos de la película es que no cae en las típicas secuencias de "uy, mira que casi nos alcanza". No, aquí la violencia es seca, directa y mortal de necesidad. Prácticamente cada disparo se cobra una víctima. Hay un momento en el que empiezan a morir todos tan deprisa que terminas preguntándote si a Cuaron le van a quedar suficientes personajes como para llegar al final.

Una vez que empieza la acción (y empieza pronto), la cosa ya no se detiene. Es una montaña rusa, un juego entre gatón y ratón que te mantiene tenso en la butaca, horrorizado (por la situación y las implicaciones reales) y fascinado (por el espectáculo) a partes iguales.


Más aún, Jonás Cuarón incluso se permite el lujo de mostrarse "realista" en el comportamiento de los personajes (estoy pensando en "eso" que hace el personaje de García Bernal, que no sólo es perfectamente entendible sino que es lo que le convierte en un héroe tridimensional). Es una película entretenida, pero que también te hace pensar. Le pone cara a ese "enemigo peligroso que intenta colarse en nuestro país". Decididamente no creo que a Donald Trump le vaya a gustar demasiado el film (y ojo, que tampoco estoy defendiendo la inmigración ilegal).

El único pero que se le puede poner a "Desierto" es que quema sus naves demasiado rápido. En aras de la verosimilitud (es decir, nada de set pieces en las que los personajes escapan milagrosamente), el director se marca un segundo acto de gran nivel y un tramo final que, en comparación, no está a la altura. Dicho de otro modo, no hay in crescendo, no hay un enfrentamiento final por todo lo alto que supere lo que hemos visto hasta el momento. La cinta se desinfla un poco, no tanto porque el final sea aburrido (que no lo es) sino porque viene precedido por unas cuantas secuencias excepcionalmente buenas (todo el tema del perro, qué maravilla).


Pero es un pequeño precio a pagar por haber hecho una película pequeña pero realmente entretenida, que nos hace darnos cuenta de que el talento parece correr por la sangre de todos los miembros de la familia Cuaron. Espero ansioso los nuevos trabajos de ambos hermanos (si les dejan volver a entrar en Estados Unidos, claro está. Lo siento, es la regla del tres y no podía acabar sin volver a nombrar al flamante - y naranja - nuevo Presidente de los Estados Unidos)