31/5/16


Resulta curioso que, en un festival lleno de propuestas "serias", hayan sido las películas con un marcado tono de comedia las que más me hayan cautivado. "Summer Camp" (que ya había visto en Sitges, y que no es en sí una comedia, pero sí que tiene un planteamiento de lo más gamberro), "I had a bloody good time at House Harker" (justa merecedora del premio del público y de la que hablaré mañana) y mi favorita, "Night of the living Deb".

No tengo ni idea por qué me gustó tanto. Quizás fue que tenía el día tonto. Puede que influyera el hecho de que, hasta ese momento, todo lo que había visto en el Nocturna era demasiado serio. O la explicación más sencilla: que realmente es una magnífica película. Me inclino a creer que se trata de esto último.


Deb es una chica mona pero muy patosa, con serios problemas sociales, que trabaja en una cadena de televisión. Una noche de borrachera acaba en casa de un desconocido al que acaba de dejarle su prometida. A la mañana siguiente él no sabe cómo deshacerse de ella, sobre todo porque Deb no parece darse por aludida. Pero pronto ese problema pasará a un segundo plano, ya que la ciudad se ve sumida en un apocalipsis zombi que hará que los dos tengan que unir fuerzas si quieren escapar y poder reunirse con sus seres queridos.

El planteamiento tiene su gracia, hay que admitirlo, pero tampoco es el colmo de la originalidad (en el fondo es una comedia muy tonta y convencional). ¿Entonces qué hace que esta película sea tan especial? Dos cosas: la primera, una protagonista (excelente Maria Thayer) en estado de gracia. Y la segunda, un guión muy divertido lleno de hilarantes gags que funcionan.


Enpecemos por Maria Thayer, la coprotagonista de la serie "Eagleheart" (vehículo de lucimiento para ese genio de la comedia que es Chris Elliott). Si en esa parodia de las series policíacas (bastante superior a la aún así interesante "Angie Tribeca") ya apuntaba maneras, en "Night of the living Deb" demuestra más allá de toda duda una vis cómica a prueba de bombas. A la Thayer no le tiembla el pulso a la hora de hacer el ridículo y mostrarse entrañablemente patética, sin que en ningún momento llegue a caer mal. Sufrimos con sus meteduras de pata, pero al personaje se le coge cariño desde el primer minuto.

Todo ello es debido a su talento, pero también a un guión brillante que permite a todos los personajes lucirse. Y es que es muy fácil tener una idea divertida para una película, pero lo difícil es lograr luego hacer reír al espectador (que se lo digan a Ben Stiller y su lamentable "Zoolander 2"). Algo que aquí se consigue, y con creces.


La película está llena de momentos gloriosos, empezando por la coña con el título (con esa Deb sustituyendo al "Death" del clásico de Romero). Hay tantos guiños, tantas situaciones divertidas por minuto, que a ratos me parecía estar viendo una comedia de los Zucker. Como ocurre en estos casos no todos los chistes funcionan, pero la tasa de acierto es lo suficientemente elevada como para que nunca dejes de sonreír.

No estoy por la labor de destriparles la película, pero sí que no me puedo resistir a hacer mención al mejor gag de la película (si lo consideran spoiler, pueden saltarse las próximas líneas e ir directamente al siguiente párrafo). Me refiero a la aparición de un zombi que se acerca lentamente hacia los protagonistas. con las manos retorcidas e incapaz de andar en línea recta. Pero cuando Deb suspira aliviada y dice "menos mal que son zombis de los lentos", Ryan, el chico, la corrige comentando que "es vecino nuestro, tenía parálisis cerebral". Y de inmediato aparecen muchos más zombis, corriendo como si fueran velocistas en las olimpiadas. No sólo es un instante brillante, sino que sirve para que se hagan una idea del tono general de la película.


(Y sin con esto aún siguen sin estar convencidos, que sepan que en la peli también sale Ray "Leland Palmer" Wise. Y cualquier peli que tenga a Ray Wise es siempre interesante, ¿no creen?)

Divertida, fresca, ligera y entrañable. "Night of the living Deb" lo tiene absolutamente todo...bueno, todos menos distribución en España. Dudo que nunca llegue a la gran pantalla, lo que no deja de ser una pena. Porque es uno de esos films sin pretensiones que, precisamente por la humildad de su planteamiento, terminan siendo muy grandes. Imprescindible.