16/1/16

 
Desde luego hay años en los que un actor parece haber nacido para “petarlo”, no me importaría apostar que el pasado 2015 fue un gran año para Tom Hardy, además de tomar la sabia decisión de abandonar la película “Escuadrón Suicida”, estrenó hasta cinco películas: La multinominada "Mad Max: Fury Road”, “The Revenant”, “Child 44”, “London Road” y la que hoy nos ocupa “Legend”, donde interpreta dos papeles.



Y es que “Legend” está basada en una historia real que nos traslada hasta la Londres de los años sesenta para narrarnos las peripecias de los gemelos Kray. Por un lado tenemos a Roland, el guapo, calculador y jefe mafioso de éxito. Por el otro está Reggie, algo más feo, esquizofrénico paranoide y homosexual confeso que despierta tanto odio como simpatía.

Rodada con habilidad y sin pudor de mostrar a los dos personajes a la vez en pantalla (solo dos personajes iguales, todo un chiste para los realizadores de “Orphan Black”) “Legend” son dos horas de entretenimiento, algo simple, sin llegar a las grandes cotas de drama de las películas de la mafia que a todos se nos vienen a la cabeza pero que cumple de sobras y donde podemos encontrar a un Tom Hardy inmenso.
 


El actor se come la pantalla ya sea con un personaje u otro y es sencillamente genial cuando ambos comparten plano, discuten, se pegan (¡hola escuela de dobles de Hollywood!) y dialogan cual es la mejor forma de dirigir su sindicato del crimen. Dos personajes con una moralidad completamente distinta, uno que está orgulloso de ser un gánster y otro que quiere dejar de serlo a toda costa, pero como le pasaba a Al Pacino en “Carlito´s Way” está “Atrapado por su pasado”.

Sin embargo siempre tiene que haber una mujer para fastidiarlo todo (no es frase nuestra, si no Reggie Kray) y esa es Emily Browning, que interpreta perfectamente al interés sentimental de turno. La chica del barrio obrero que sueña con una vida mucho mejor y que cuando la consigue, el sueño se torna en pesadilla. El personaje de Frances Shea es el verdadero motor de todo el invento y detonante del desenlace de la película, uno de esos que dejan con el culo un poco torcido.
 


Rematando un reparto sumamente competente tenemos al Doctor Who que resucitó la franquicia, es decir: Christopher Eccleston y a agradables secundarios como Colin Morgan o Joshua Hill. Por cierto que dirige Brian Helgeland, realizador que normalmente se limita a escribir, pero que ya había dirigido algunos tordos como “Devorador de Pecados” o “Destino de Caballeros”, protagonizadas ambas por un Heath Ledger anterior a su afición de mezclar siete tipos de pastillas accidentalmente.