7/9/15


En el cine no hay reglas infalibles. Las cosas funcionan o no funcionan, sin que seamos capaces de entender del todo a qué es debido. Por ejemplo, cuando alguien decide "traicionar" el espíritu de un tebeo a la hora de llevarlo al cine. Puedes convertir "Zipi y Zape" en un Harry Potter casposo, con resultados catastróficos (y actores que no saben vocalizar, pero esa es otra historia), o puedes hacer un "Anacleto" planteado como comedia de acción...y ahí sí que te sale una buena película. Sorpresas te da la vida.

Déjenme ser lo más claro posible: sin que estemos hablando de una obra maestra (tampoco nos pasemos) "Anacleto" es una película divertida que cumple, y con creces. Un entretenimiento de primera que coge una fórmula estándar (agente veterano/novato, padre con pasado misterioso/hijo en la inopia, última misión/nacimiento de un héroe) y la defiende de forma más que digna.


Y eso que admito que no tenía ninguna fe en el director, Javier Ruiz Caldera, responsable de dos engendros del calibre de "Spanish movie" y "Promoción fantasma" (De "Tres bodas de más" no puedo hablar porque no la he visto). Pero en esta ocasión Caldera firma una película que triunfa donde sus anteriores trabajos fracasaban: en mantener el sentido del ritmo. Sí. sigue habiendo momentos más inspirados y momentos olvidables, pero en líneas generales todo resulta fluido, logrando que te mantengas con una constante sonrisa en la boca.

Aunque buena culpa de ello lo tiene un reparto acertadísimo y en estado de gracia. Imanol Arias se apunta a la escuela Liam Neeson, es decir, resultar gracioso poniendo cara de palo. Quim Gutiérrez lo borda como el hijo llorón que tiene que convertirse en héroe muy a su pesar. Carlos Areces vuelve a demostrar que está por encima del bien y del mal y que es un todoterreno y Emilio Gutiérrez Caba, con su divertida caracterización, nos ofrece la perfecta personificación de lo que es un jefe made in Spain.


En comparación, ni Berto Romero ni Alexandra Jiménez se lucen tanto (que no es lo mismo que decir que lo hagan mal), lo que resulta curioso teniendo en cuenta que son dos comediantes natos. Pero, como digo, en esto del cine es imposible predecir nada.

"Anacleto" usa los personajes creados por el gran Vázquez (incluido su alter ego, "el malvado Vázquez"), pero se aleja del espíritu de los tebeos, creando una historia más convencional sobre el nacimiento de un espía, el ya habitual "año cero". Aquí, el Anacleto original es un espía ya entrado en años y algo cansado, con un hijo un tanto simple y cobardica que desconoce a qué se dedica realmente su progenitor. Pero cuando el villano de la historia escapa tras 30 años de cautiverio, jurando ir detrás del hijo secreto para torturar a Anacleto, éste no tendrá más remedio que confesarle la verdad a su vástago y hacer todo lo posible por mantenerlo a salvo.

El Anacleto original creado por Vázquez

De modo que tenemos una película muy "yanki" que, curiosamente, funciona mejor cuando se vuelve más "española". Es decir, cuando se ríe de los estereotipos de las pelis americanas ajustándolos a nuestra realidad. Cuando la CIA se parece más a la TIA (servidor, poco amigo de las escenas costumbristas, disfrutó de lo lindo con el cameo de Rossy De Palma y ese desquiciado desayuno familiar)

Escenas como la del bingo, en la que descubrimos lo que ha sucedido con la fortuna del villano, la del agente secreto camuflado como mendigo que gana más con esa actividad que con su verdadero trabajo o la visita al cuartel general son, sin duda, los momentos más inspirados de una cinta que, afortunadamente, tiene unos cuantos.


Así que, tanto si eras fan del personaje como si nunca has oído hablar de él, mi recomendación es que te acerques al cine y disfrutes de hora y media de simpática diversión. Un paso más en la meta de quitarnos el sanbenito de que en España no sabemos hacer películas que no traten sobre la Guerra Civil Española.

Javier Ruiz Caldera, has conseguido que ahora espere con muchas ganas la adaptación a la gran pantalla que estás preparando de "Superlópez" (proyecto del que ya hace publicidad en este "Anacleto", aunque sea de forma sutil).