30/7/15


El próximo 25 de septiembre, si no hay cambios de última hora, se estrenará en Estados Unidos "The green inferno", de Eli Roth. Lo que no tendría mayor trascendencia de no ser por el hecho de que um servidor ya la pudo ver en el festival de Sitges. Pero no en la edición de 2014...sino en la de 2013.

Eso quiere decir que "The green inferno" lleva dos años en el cajón, tiempo en el que sólo unos miles de afortunados hemos podido verla, en alguno de los diversos festivales en los que ha participado (según imdb hay países de américa latina donde también ha tenido un estreno en cine, pero déjenme que me muestre escéptico al respecto)


¿Y a qué se ha debido el retraso? Por una vez, y sin que sirva de precedente, no tiene nada que ver con la calidad de la película (de lo más entretenida). No es como el "Accidental love" de David O. Russell, que tardó siete años en estrenarse, con un re-montaje tan brutal que el director prefirió usar un pseudónimo confiando en que nadie se fijara en que una vez estuvo vinculado a semejante despropósito.

No, en este caso "The green inferno" ha sufrido la maldición de los entresijos legales. ¿Conocen la historia de "The man who killed Don Quixote" de Terry Gilliam? (si no es así, les recomiendo que vean "Lost in La Mancha", una gran joya del séptimo arte que documenta el rodaje más gafado de la historia) El director sigue queriendo rodar la película, pero su mayor problema es que no está claro a quién le pertenecen los derechos. Hay un lío tan gordo que a saber cómo acaba todo.

Pues aquí no sucede exactamente eso...pero casi. Para resumir (que no es cuestión de aburrir al personal con cuestiones técnicas), Christopher Woodrom, director ejecutivo de Worldview Entertainment, se comprometió a poner dinero para la publicidad de la película (carteles, anuncios...esa clase de cosas). Lo malo es que, bueno, que le despidieron, y su sustituta no parecía tener la misma fe en "The green inferno". En resumen, que no hubo campaña publicitaria, y sin eso la distribuidora como que no tenía mucho interés en estrenar una cinta que parecía "El club de la lucha" en términos de secretismo.


Debo admitir que deseo de todo corazón que el jaleo legal que se traen se haya solucionado (Eli Roth contaba en una entrevista que hay como cuatro abogados mandando emails sobre el tema todos los días, tratando de ponerse de acuerdo... bienvenidos a Hollywood) porque Roth merece estrenar su película...y el público merece verla. Es una divertida, desvergonzada, macarra película con mucha sangre y mucha mala leche. Casi más de lo segundo.

Para todos aquellos que la esperan con impaciencia, vamos a hablar un poco de ella (sin spoilers, lo prometo). De entrada, deberían saber que, pese a lo que se llegó a publicar, "The green inferno" no es un remake de "Holocausto caníbal". Sí, tienen puntos en común y sí, la peli de Roggero Deodato es una innegable fuente de inspiración. Pero ambas cintas van por caminos muy diferentes.


"The green inferno" sigue a un grupo de activistas universitarios que viajan al Amazonas para intentar salvar a una tribu que va a ser arrasada por una gran compañía que está talando los bosques. El grupo, muy comprometido con la causa, logra su propósito. Pero a continuación sufren un accidente que les deja tirados en medio de la selva, donde descubren que a los indígenas les falta algo de habilidad social, porque en vez de darles las gracias por su ayuda... optan por comérselos a todos.

Vamos, que haces un gran esfuerzo por salvar a una tribu de caníbales y después van estos y deciden cocinarte. Por Dios, espero que encuentren la situación tan divertida como lo hice yo (y el resto de espectadores con los que compartí sesión). Es ese tipo de mala baba la que se gasta Roth, que, todo sea dicho, se lo pasa en grande poniendo en peligro a esos supuestos héroes salvadores de los más desamparados. 

En cuanto a los personajes...bueno, tampoco es cuestión de cogerles mucho cariño, ya que todos sabemos que son carne de cañón (o de guiso casero, como prefieran). Van cayendo uno tras otro, como marcan las reglas del género, hasta llegar al clímax final.


Seamos sinceros, en toda película de terror (ya sea con asesino despiadado, fuerzas sobrenaturales o los parientes de Caralimón - Monkey Island rules! - en busca de su segunda estrella Michelín) sólo hay tres posibles finales:

A) Todo el mundo muere

B) Uno o dos de los protagonistas sobreviven

C) Cuando parece que el protagonista va a lograrlo, al final se descubre que no, que no se va a librar.

"The green inferno", divertida pero no revolucionaria, termina de una de estas maneras. Pero sí es cierto que hay un pequeño matiz, una variación que me pareció un toque de genialidad por parte de Roth. Ya entenderán a qué me refiero cuando la película se estrene...si se estrena.


Aún así, lo que más pena me da es que incluso si la película llega a los cines, los espectadores no podrán disfrutar de la excelente rueda de prensa que sus responsables (Eli Roth, Lorenza Izzo - protagonista de la cinta y a día de hoy esposa del director - y Nicolás López, guionista, director ("Promedio rojo") y un auténtico showman) ofrecieron en Sitges.

Porque más divertido aún que el largometraje es escuchar las anécdotas sobre el rodaje, que tuvo ligar en una aldea perdida de la mano de Dios, cuyos habitantes nunca habían tenido contacto como el mundo moderno. Cómo los técnicos gays del equipo se follaron a medio poblado. Cómo un equipo de evangelistas se acercó a intentar traer la palabra de Dios a los indígenas en medio de un día de rodaje en el que había cabezas cortadas y toda clase de vísperas en la playa. Cómo Roth y su equipo jodieron completamente a la tribu en términos culturales, ya que estos pasaron de no haber visto jamás una película a que, hacia el final del rodaje, todas las adolescentes del poblado se maquillaban y se hacían selfies con sus nuevas cámaras. 

Vamos, que no les van a dar el premio al equipo humanitario del año.


Regresando a "The green inferno", no esperen crítica social. Tampoco una cinta especialmente gore o salvaje (esto no es "Martyrs"). Es, en último extremo, un divertimento muy bestia. Como lo era "Cabin fever". Como lo era la saga "Hostel". Pero mejor. O al menos así me lo pareció. Confío en que pronto puedan verla y comprobar así si están de acuerdo o no con mi opinión.

...si los abogados que tramitan el tema de los derechos se ponen de acuerdo, claro está.