17/7/15


Takashi Miike es ese tipo que hace películas como quien pone una lavadora. Para el que una gran superproducción cuidada es esa en la que se permite el lujo de rodar tres semanas. El responsable de múltiples películas con efectos especiales mediocres y monstruos de andar por casa.

Con semejante presentación (que, todo sea dicho, es verdad palabra por palabra), alguien poco familiarizado con su cine podría pensar que estamos hablando de una suerte de Ed Wood japonés. Un director sin talento natural, más allá de su facilidad para rodar a toda leche.

Podría pensarlo, sí. Y no podría estar más equivocados. Sólo hace falta ver "13 asesinos" (2010) para darse cuenta de ello.


Mientras otros directores sólo se preocupan por su status, su prestigio y qué dirá la crítica, Miike se limita simplemente a hacer lo que más le gusta, es decir, rodar películas. Y cuanto más diferentes mejor. Eso le lleva a variar su estilo, a probar con diversas técnicas, a poner siempre su talento al servicio de la historia que está contando.

Pero entonces se le mete en la cabeza que quiere hacer "13 asesinos", una especie de puesta al día de "Los siete samurais", y deja al mundo entero con la boca abierta. Por la belleza de sus imágenes, Por el endiablado ritmo de la trama. Por la excelente caracterización de todos sus personajes, que hace que a pesar de que nos encontremos con una obra coral, el público coja cariño a todos y cada uno de los protagonistas. Porque las dos horas que dura se te pasan volando. Porque, en definitiva, lo que filmó fue una auténtica obra maestra.

La película sigue a 13 samurais a los que se les ha encargado la misión secreta de asesinar a un noble corrupto y que puede poner en peligro la estabilidad del país, antes de que éste se alce con el poder. Una especie de "Misión imposible" medieval, con 13 expertos elaborando un plan para cumplir con su cometido, aunque ello les cueste la vida.


Se trata de un drama histórico (con mucha acción) en la que el honor se convierte en tema principal del discurso orquestado por Miike. Los 13 elegidos son, en última instancia, hombres de palabra, con convicciones morales, decididos a derramar su propia sangre por el bien de su país. Tienen un objetivo y no dudan en cumplirlo, a pesar de las dificultades. Aunque para ello tengan que enfrentarse a cientos de guardias e idear algunas trampas de lo más ingeniosas.

Es, a grandes rasgos, la misma historia que se cuenta en "47 samurais", la peli de Keanu Reeves. Pero una vez más las comparaciones son odiosas. Lo que en la propuesta de Hollywood es un sinsentido que provoca bostezos, en "13 asesinos" se convierte en emoción, tensión e incluso algunas gotas de sano humor. No hay ningún personaje que desentone, y nos preocupamos por el destino de todos ellos. Aunque, si tuviera que elegir a uno, sin lugar a dudas sería Koyata, el robaescenas de la función.

Estoy escribiendo esto y me doy cuenta de que no hay forma de que las palabras puedan hacer justicia a "13 asesinos". Porque su trama en realidad es muy simple. Es la forma en la que está contada lo que verdaderamente la convierte en un film tan especial. Uno que no deberían perderse bajo ningún concepto.


"13 asesinos" termina con cualquier posible debate sobre la calidad de Takashi Miike como director. Es imposible filmar una obra tan rematadamente redonda sin tener un talento descomunal. Aunque luego, porque él es así, decida pasar sobre la marcha a hacer una película infantil sobre una academia de niños ninjas, "Ninja kids". Pero si no hiciera estas cosas no le querríamos tanto.

("Audition". Concurso. ¿Recuerdan? Si no, sólo tienen que leer el siguiente post http://www.todoocio3d.com/2015/07/gana-la-peli-audition-firmada-por.html)