21/10/18


Adoro a Aubrey Plaza desde que la descubrí en la muy reivindicable serie "Parks and recreations" (de donde también salió Chris Pratt). En un elenco lleno de personajes excéntricos (¿alguien ha dicho Ron Swanson?) ella se llevaba la palma con su April Ludgate.

Luego empiezas a seguir su carrera y te das cuenta de que, más allá de que sea una buena actriz y una gran comediante, bueno, pues que da la sensación de que en la vida real ella es así de rara. Sólo tienen que buscar en youtube algunas de sus intervenciones en distintos late nights para comprobar que es una tipa extraña con un sentido del humor muy particular. 


Por ese motivo, desde que supe que Plaza era la protagonista de "An evening with Beverly Luff Linn", tuve claro que iba a asistir a una película bizarra. Lo que no podía suponer es que fuera a ser tan bizarra. Posiblemente la comedia más inclasificable del año, en la que es difícil decidir si estamos asistiendo a una genialidad o a una mamarrachada.

Al loro con la sinopsis. Lulu es camarera y está casada con el dueño del restaurante (Emile Hirsch, cada vez más cerca de metamorfosearse en Jack Black, física e interpretativamente). Pero después de que su marido decida robar al hermano hindú de Lulu (vale, ya empezamos) y que éste contrate a un inepto solucionador, Colin, para recuperar su dinero (Jemaine Clement, protagonista de "Flight of the Conchords" y que actualmente comparte reparto con Aubrey Plaza en la genial serie "Legion"), lo que pasa al final es que Lulu y Colin (que a todas estas es virgen) deciden huir juntos.


¿Eso es todo? Ni de lejos. Porque acaban en un hotel de mala muerte donde resulta que va a actuar Beverly Luff Linn (Craig Robinson...porque sí, Beverly "es un nombre de tío", como no se cansa de repetir la protagonista), que realmente no habla, sino que gruñe, y que fue el gran amor de Lulu años atrás.

Se los advertí: esto es raro de narices.

Porque, para terminar de rematarlo, todas las actuaciones están exageradas hasta el infinito. Si la comedia es ritmo, aquí alguien se ha olvidado de marcar los pasos, ya que los gags están alargados, las reacciones caen en la sobreactuación y a ratos sencillamente no sabes qué diablos están viendo. Es como asistir a una broma privada que no estás seguro de estar pillando (El hermano hindú y los trabajadores de la cafetería parecen sacados de la sección de Javier Cárdenas en los tiempos de "Crónicas marcianas").


De modo que te pasas la mayor parte de la película tratando de decidir si están viendo algo original o si directamente te están tomando el pelo. Lo que pasa es que, más allá de su aspecto extravagante y de sus diálogos absurdos, sí que es cierto que "An evening with Beverly Luff Linn" tiene alma. En parte gracias a la química entre Plaza y Clement, ambos excelentes cómicos, que aquí además logran transmitir humanidad a sus personajes (la tristeza de ella, el patetismo de él).

Más allá de sus rarezas, de sus apuestas arriesgadas, de sus "what the fuck" (y de la música que comparten con "Clímax", el tema "Supernature" de Cerrone), "An evening with Beverly Luff Linn" narra la historia de unos inadaptados en busca de la felicidad. A lo mejor es porque era Sitges, a lo mejor es que tenía el día tonto, pero me parece una película muy simpática a la que merece la pena darle una oportunidad.


Ah, y por si no comparten mi devoción por Aubrey Plaza, que sepan que también sale el grandioso Matt Berry ("Los informáticos") demostrando el inmenso comediante que es. Si no consigue arrancarte una sonrisa, eso es que estás muerto por dentro.