25/9/17


Cuántas veces tendré que repetir eso de que el cine es un arte de lo más subjetivo. Uno no puede escapar de sus propios gustos y prejuicios. Por ejemplo, el señor Iñárritu insiste en que el cine de superhéroes es un "genocidio cultural", siendo incapaz de ver las diferencias entre la muy mediocre "Batman v Superman" o la excelente "Logan". De modo que, aunque las dos son películas muy distintas, está claro que perdería el tiempo tratando de hacérselo entender al director mexicano. Porque a él todo el género, bueno y malo, le aburre, y no es lo que quiere ver en pantalla. Y ojo, que es una opción de lo más respetable.

Todo esto viene a cuento porque, a pesar de ser uno de los títulos estrella de la temporada, a pesar de venir precedido de un gran éxito de crítica, a pesar de que la película está condenadamente bien hecha, tengo que admitir que a mí "Call me by your name" me ha dejado bastante frío. Insisto, no porque la película no tenga virtudes (que las tiene, y muchas) sino sencillamente porque el tema no me ha atrapado.


La cinta narra el despertar sexual de un adolescente (increíble Timothée Chamalet) que se enamora de un estudiante de intercambio que está pasando el verano en casa de los padres del chaval (Armie Hammer, demostrado que cuando quiere es un gran actor). Y en realidad no hay más, ni falta que le hace. La relación está muy bien descrita (las dudas del joven, su confusión ante los sentimientos que despierta en él la presencia del forastero, su coqueteo con las chicas mientras intenta aceptarse a sí mismo, el primer amor, las alegrías, las penas...) y es una película sumamente evocadora. Sólo que no es para mí.

(Y si quieren tacharme de homófobo, adelante. Pero en ningún momento he dicho que la relación me escandalice o que me parezca mal o que me haya hecho sentir incómodo, ni ninguna de esas tonterías. Simplemente he dicho que no me interesa. Como tampoco me interesan las comedias de Adam Sandler o la mayoría de pelis de Paul Thomas Anderson).


Resulta difícil defender algo que a uno le ha dejado frío en la butaca, pero es que tampoco, como digo, puedo atacar "Call me by your name", porque no se lo merece. De entrada su director, el italiano Luca Guadagnino, muestra una exquisita sensibilidad a la hora de narrar su historia (desde luego es un trabajo mucho más destacado que su película anterior, "Cegados por el sol". Aunque aún me pregunto por qué diablos quiere lanzarse ahora a realizar un remake del "Suspiria" de Dario Argento, una de esas ideas bizarras que nunca acabaré de entender). 

Y luego, como también apuntaba, su reparto hace un trabajo sobresaliente (Chamalet y Hammer,  por supuesto, aunque he de admitir que a mí quien realmente me cautivó fue ese gran robaescenas que es Michael Stuhlbarg, que protagoniza el monólogo/momentazo de la película, por el que deberían darle todos los premios habidos y por haber) y tanto la fotografía como la dirección artística, y hasta su banda sonora, reman a favor. ¡Qué diablos! Si hasta el guión corre a cargo de ese viejo conocido del cine de autor como es James Ivory.


Pero a mí James Ivory, sus "Maurice", sus "Lo que queda del día", sus dramas de época, jamás me gustaron. Así que tampoco es sorprendente que su adaptación de la novela de André Aciman tampoco me haga dar saltos de alegría. En cualquier caso, voy a repetirlo una vez más, se trata de un tema de gustos personales. 

Eso quiere decir que, cuando llegue a las salas comerciales (principios del 2018, si Imdb no se equivoca), mi recomendación es que vayan a verla. Sin prejuicios, con la esperanza de disfrutar de la historia, tan sencilla como entrañable. Que no me haya llegado al corazón no quiere decir que les vaya a pasar lo mismo. Y si les gusta les juro que me alegraré, porque "Call me by your name", aparte de un canto a la vida y al amor, es una de estas cintas hechas con tanto cariño que uno le desea que sólo le pasen cosas buenas. Incluso cuando descubres que no está hecha para ti.


A lo mejor es que no soy gay y que tengo un témpano de hielo por corazón y mi primer amor tampoco me marcó tanto. No lo sé, puede que yo sea el problema. Tendré que reflexionar sobre ello y darle de nuevo otra oportunidad a la película...