9/11/16


"El proyecto de la bruja de Blair" se convirtió en todo un fenómeno en el momento de su estreno, allá por 1999. Se podrán decir muchas cosas de la película, habrá a quienes les guste (a mí) y quienes la odien, pero hay dos cosas que están más allá de todo debate: que fue un extraordinario éxito de taquilla (240 millones de dólares para una cinta que sólo costó 60.000) y que creó (o al menos le dio el espaldarazo definitivo, que antecedentes uno siempre encuenta) un nuevo género cinematográfico, el del "found footage".

Nunca entendí a qué se debió el enorme éxito del film, que estaba bien pero tampoco mataba (y tenía unos actores que sí que era para matarlos). Y la peli también es responsable de haber convencido a muchos productores que no hacía falta gastarse dinero en cámaras ni directores de fotografía, que con darle una minidv a los actores era suficiente (eso por no hablar de la proliferación de títulos espantosos que seguían el mismo patrón, que han hecho al cine el mismo daño que el reggaeton a la música). 


Pero oye, aunque son consecuencias desafortunadas, no se le puede echar la culpa a los responsables de la peli original, Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, por haber tenido ojo para entender el mercado  y anticipar lo que el público demandaba (lo único malo es que ninguno de los dos, juntos o por separado, ha vuelto a tener una idea igual de rentable, pero eso es otra historia).

Y entonces, muchos años después y tras una segunda parte que traicionaba los principios de su predecesora ("The book of shadows", que, todo sea dicho, tampoco estaba tan mal), ahora nos llega "Blair Witch", la secuela oficial, dirigida por alguien con cierto peso como es Adan Wingard, que venía de filmar dos obras maestras como son "You're next" y "The guest" (ambas con guión también de Simon Barrett, su colaborador oficial metido aquí también en el ajo).


"Blair Witch" es, ante todo, un magnífico ejemplo de marketing. Comenzando por el secretismo con el que se rodó, que hizo que hasta muy poco antes de su estreno la gente no supiera de qué trataba realmente la película, que tenía el título de "The woods" y parecía una historia de terror diferente. Pero entonces en la Comic Con de San Diego se destapó el pastel, lo que unido a unas primeras críticas que decían que la película "tenía unos 20 minutos finales espectaculares" y que "iba a suponer una nueva revolución en el género de terror", hizo que el hype creciera entre los fans a pasos agigantados.

Mejor se los digo ya claramente: no es una peli revolucionaria. Ni siquiera es buena. Básicamente es un remake de la primera, punto por punto. Pero sin el elemento sorpresa.


"Blair Witch" sigue los pasos del hermano de la protagonista de la primera parte, decidido a saber qué diablos le ocurrió a la pobre chica y sus colegas. Así que, en compañía de unos amigos, y con la colaboración de una pareja que se supone que fue quien encontró las cintas de la peli original, se internan de nuevo en el bosque de Blair. Como no podía ser de otra manera, resulta que han decidido que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid van a hacer un documental sobre la búsqueda, que es el pretexto para regresar al "found footage". Y ni que decir tiene tampoco que las cosas se van poniendo chungas, quedan atrapados en el bosque y todo termina como el rosario de la Aurora.

Aún trato de entender qué es eso de que "los veinte minutos finales son una maravilla que lo cambia todo" porque, sinceramente, es sólo más de lo mismo. ¿Que hay un par de detalles nuevos que añaden algo a la leyenda de la Bruja? ¡Faltaría más! Pero de ahí a decir que el resultado merece la pena es como intentar salvar "El ataque de los Clones" porque tiene música de John Williams. Hasta el mayor de los desastres tiene algo mínimamente salvable.


Se me hace igualmente difícil entender por qué alguien como Adam Wingard, que viene de firmar dos películas interesantes e ingeniosas que sí que dan una vuelta de tuerca al género, tenía interés por filmar una secuela que peca precisamente de falta de originalidad. A lo que hay que sumar que el "found footage" implica planos horribles y que los actores no son peores que los de la primera parte (eso es imposible)...pero tampoco son mucho mejores. Un despropósito, vaya.

Porque la primera, como decía al principio, al menos fue algo nuevo. "Blair Witch" llueve sobre mojado, lo que hace que sea más difícil perdonarle sus numerosos fallos. Eso es lo que hizo que incluso en Sitges, donde la gente por principio aplaude cualquier cosa (hasta el anuncio de King Kong, aunque lo hayan visto 900 veces), la reacción fuera fría tirando a gélida. 


Y no sólo en Sitges. Sería injusto hablar de fracaso, porque con un presupuesto de cinco millones de dólares (que luce como si de nuevo sólo hubieran tenido 60.000) se han recaudado 40 millones en todo el mundo. Pero seamos sinceros: los productores esperaban más. Mucho más. Pese a su ingeniosa campaña de marketing, pese al nombre del equipo artístico, se han dejado por el camino 200 millones de dólares de espectadores que decidieron que la broma sólo tenía gracia una vez.

Ojalá "The woods" hubiera seguido siendo "The woods". Posiblemente le habría ido mejor.