21/10/16


Tras hablar esta mañana de "Train to Busan" le llega el turno a su "película-espejo", "Seoul Station", que no sólo parte de la misma premisa (invasión zombi en Corea) sino que está dirigida por el mismo director, Sang-ho Yeon, con la salvedad de que en este caso su responsable regresa al terreno en el que se siente más cómodo, es decir, la animación para adultos.

Por cierto, antes que nada: no hagan caso a esas informaciones que aseguran que "Seoul Station" funciona como precuela de "Train to Busan" porque no es cierto. Comparten premisa, pero no dejan de ser dos visiones complementarias del mismo tema. Vamos, que no es necesario visionar una para entender la otra. Aunque como son dos peliculones, mi recomendación es que vean ambas.


Hablando de "Train to Busan", comentaba lo sorprendente que resultaba ver a un Sang-ho Yeon más "domesticado", en una película de aventuras un tanto alejado de sus duros trabajos de animación anteriores. Y da la sensación de que el director piensa lo mismo, y que sintió la necesidad de, al tiempo que trabajaba en la otra película, hacer un film más personal, más salvaje, en el que no importara tanto la taquilla y pudiera volver a pegar otro puñetazo en el estómago de los espectadores, como viene siendo habitual en su cine.

Porque en "Seoul Station" su huella es mucho más reconocible. Dicho de otro modo, la película es dura hasta decir basta. Lo entenderán en cuanto les explique la premisa. Porque si en "Train to Busan" veíamos el tema de la invasión zombi desde la perspectiva de un padre intentando cuidar de su hija pequeña, aquí los protagonistas son...vagabundos. Gente marginada, sin hogar, que vive en la estación que da título a la película. Y que. como demuestran continuamente, tienen mucho más honor y grandeza que muchos de los héroes que estamos acostumbrados a ver en el cine.


Creo que con eso ya queda claro que al director, más allá de la presencia de muertos vivientes, lo que le interesa es hacer una crítica a la sociedad coreana. Nos obliga a ponernos en la piel de unos personajes que no son héroes, que no son atractivos ni carismáticos. Que, en la vida real (y esto es lo más duro), muchas veces nos resultan hasta invisibles. 

Los tres protagonistas principales del relato son personas rotas, desorientadas, cuyas vidas no son fáciles, con invasión zombi o sin ella. Por una parte está Hye-Sun, una chica que, tras escaparse de casa, estuvo trabajando como prostituta hasta que conoció a su actual novio, Ki-Woong...decidido a prostituirla de nuevo para poder ganar algo de dinero. 


Los dos se separan justo la noche en la que sucede el apocalipsis zombi, momento en el que hace acto de presencia el tercer personaje, Suk-Gyu, el padre de la chica, que la reconoce tras verla en el anuncio publicado por el novio. Los dos hombres se encuentran y se ven forzados a colaborar para tratar de reunirse de nuevo con la asustada chica que, en compañía de algunos vagabundos, intentará sobrevivir a los muertos vivientes...y a toda clase de amenazas.

"Seoul station" es una película dura, en la que no dejas de sufrir en ningún momento por el destino de sus protagonistas. No tiene esa sensación de "montaña rusa" de "Train to Busan". Aquí cada desventura duele, sobre todo porque desde el primer momento, y conociendo además el trabajo del director, entiendes que no se lo va a poner nada fácil ni tendrá misericordia de ellos. En otras películas sabes que, si logran sobrevivir a la plaga, los protagonistas quizás tengan una mínima oportunidad de ser feliz. Pero aquí los personajes estaban condenados antes de que se desencadenara la acción, y todo apunta a que, pase lo que pase, tendrán muy difícil lo de conseguir su final feliz.


Tan brillante como sus otros trabajos (las excepcionales "King of pigs" y "The fake"), "Seoul Station" por si fuera poco se guarda en la mano un par de sorpresas que no vi venir y que, a la salida de la proyección, me dejaron muy mal cuerpo. Ha pasado más de una semana desde que vi la película y aún no me la quito de la cabeza. Así de buena es, así de impactante resulta. Porque aquí los zombis no son ni de lejos el peor enemigo, sino una sociedad que te hace preguntarte si en realidad no nos merecemos que el mundo llegue a su fin.