26/10/16


Una mujer, Renee (la siempre solvente Noomi Rapace), tras dejar a su hijo en casa de su ex-marido, y mientras regresa a casa, de repente es secuestrada por un grupo de desconocidos que la llevan a un lugar apartado, donde comienzan a hacerle todo tipo de extrañas pruebas. Sin saber qué está pasando, por qué la han raptado o qué quieren de ella, Renee tendrá que usar todo su ingenio para tratar de escapar de sus captores.

Así comienza "Rupture", la nueva película del director de "Secretary" o "Fur", Steven Shainberg, que en este caso se ha hecho cargo de una película más "convencional", es decir, no tan extravagante o sexual como sus trabajos previos.


Durante su primera mitad no estaba seguro de hacia donde se encaminaría la historia. Quiero decir, sí, es una película de Sitges, pero en el festival se diluyen tanto las barreras sobre lo que es cine de género y no, que es imposible a priori saber si "Rapture" es un thriller convencional, una película de terror, ciencia ficción o qué... (ayer hablábamos de la maravillosa "Hell or high water", pero más allá de su calidad, siendo sinceros su única vinculación con el fantástico es lo fantástico que está Jeff Bridges, porque por lo demás es un western policial en toda regla).

Pero llega un momento concreto, casi al final del segundo acto, en el que la película desvela sus cartas (cartas que obviamente vamos a mantener en secreto). Lo malo es que en ese giro, uno de los a priori puntos álgidos de la película, es cuando comenzaron a perderme del todo como espectador. Dicho de otro modo, "Rupture" tiene 70 minutos de lo más interesantes y una media hora final en la que todo se va a pique. No sólo porque lo que sucede directamente no logra atraparme (que eso es cuestión de gustos personales) sino, sobre todo, porque me parece que está mal resuelto.


Ya volveremos a ello (con la etiqueta de spoiler, por supuesto). Pero centrándonos en la primera parte de la cinta, hay que destacar el ambiente opresivo que logra su director y, sobre todo, el tour de force llevado a cabo por Noomi Rapace, absoluta protagonista de la película y que prácticamente nunca desaparece de la pantalla. Es a través de ella, de sus miedos, de su fortaleza, de los amplios recursos que utiliza, que logramos entrar en la historia y sentirnos tan perdidos y confusos como Renee, preguntándonos qué diablos pasa.

En este sentido, hay que admitir que si bien se agradece la presencia del siempre interesante Michael Chiklis (cómo echo de menos a su Vic Mackey de "The Shield") o del muy pasado de rosca Peter Stormare (otro de esos actores que parecen no tener filtro a la hora de aceptar un papel), en realidad ninguno de los dos, o del resto del reparto, ya puestos, tiene una auténtica oportunidad de brillar, ya que "Rupture" es el show de Noomi.


Como digo, durante esta primera parte en la que no estamos seguros de nada, mientras estamos inmersos en la pesadilla kafkiana de la protagonista (¿dónde está? ¿por qué la han elegido a ella? ¿de quiénes son esas voces que oye, se trata de más personas que han sido raptadas, o es todo un truco para desestabilizarla?) la película funciona. Sí, tiene su buena ración de clichés (ese cuchillo que se muestra porque sabes que será importante, esas casualidades propias de este tipo de historias...) pero lo cierto es que no hay nada que chirríe demasiado.

Entonces llegamos a la parte final (y aquí hay que colgar en grande el cartel de SPOILER. Sáltense este párrafo y el siguiente si no quieren saber nada más del argumento). Y resulta que sí, que "Rapture" es una película de Sitges, y que los raptores son una especie de extraterrestres que están intentando que nuestra protagonista supere sus miedos y consiga así dar un salto evolutivo. Lo que queda muy bonito, pero se resume en la versión de andar por casa de "La invasión de los ladrones de cuerpos".


Al final tenemos criaturas que ya no son del todo humanas, que no tienen sentimientos y que habitan entre nosotros. Lo dicho, vainas de toda la vida. Un giro que, para qué vamos a negarlo, no me convenció en absoluto. Y menos cuando la resolución de la historia es un anticlimax en toda regla que, más que la conclusión de una película, parece el final del capítulo piloto de una serie de televisión. Todo queda en el aire. Ni siquiera se permiten cerrar la historia con uno de esos falsos finales abiertos (la cara de tonto que se me quedó cuando esperaba que el personaje de Noomi hiciera algo en concreto...y no, no iban por ahí los tiros) sino que básicamente te dicen "¿a que esto molaría como punto de partida para más películas, o más series, o lo que sea?". Pues no, no mola.

Ya pueden regresar, que entramos de nuevo en territorio libre de spoilers sólo para concluir que "Rupture" intenta ser original, pero no lo consigue. Juega sus cartas lo mejor que puede, pero el problema es que cuando te dan una mala mano, poco se puede hacer. De modo que el resultado final está muy por debajo de lo que todos, el equipo creativo y los espectadores, nos merecíamos. Una auténtica pena.