25/10/16


En el pasado festival de cine de San Sebastián, durante la rueda de prensa de "Neruda", un periodista pidió la palabra y, dirigiéndose al director, Pablo Larraín, dijo, textualmente: "entré a ver su película con mucha ilusión, pero salí completamente decepcionado. ¿No cree que le ha quedado una película muy mala?". La verdad, no creo que ese comportamiento sea correcto. Me parece feo hacer esa clase de menosprecios de forma pública.

Como digo, no me parece que las formas fueran las adecuadas, pero he de decir que sí que entiendo los sentimientos del periodista (aunque no con esa película en concreto, ya que a mí "Neruda" me gustó) porque, siendo sincero, me alegra al final no haber podido entrevistar a Mateo Gil en Sitges, ya que no habría sabido qué decirle. Posiblemente habría mentido un poco, un "enhorabuena" y esas cosas que se dicen para quedar bien (no me miren así, todos lo hacemos), pero en realidad habría estado pensando en lo poco, poco, poquísimo que me ha gustado "Proyecto Lázaro".


Y es una pena, porque Mateo Gil me parece un buen contador de historias. Siempre será el coguionista de "Tesis", nadie puede quitarle eso, Y también es el responsable de la muy simpática "Nadie conoce a nadie" con Eduardo Noriega y Natalia Verbeke. Incluso, aunque a mí particularmente no me gusta, le reconozco los méritos de su western "Blackthorn". Pero es que "Proyecto Lázaro" no hay por donde cogerla. 

(Gustos personales, esa es la clave. Voy a hacer un inciso para explicar por enésima vez que no creo en los críticos que piensan que están en posesión de la verdad absoluta. Siendo sinceros, por normal general - y aunque tengo muchos amigos en ese campo - me dan bastante repelús los críticos, influencers y, en definitiva, cualquier tipo de persona que crea que su opinión vale más que la del resto. Servidor dice lo que opina y expone sus motivos, nada más, Pero si a ustedes les gusta "Proyecto Lázaro", de verdad que me alegro, su opinión es igual de válida. Al final todo se trata de una cuestión de gustos personales).


Hablemos un momento de "Abre los ojos". Una película que me fascina durante dos tercios, hasta que llega la parte final, con todo el tema de la criogenización y el futuro, y ahí me pierde por completo (y para ser sinceros, Amenábar nunca me ha recuperado desde entonces). Pues el problema es que "Proyecto Lázaro" es una vuelta de tuerca sobre ese tercio que tanto aborrezco. Es una película aburrida sobre lo que ya en su momento me pareció un giro aburrido. Negro sobre negro. Entenderán por qué no logro conectar con la cinta.

"Proyecto Lázaro" viaja adelante y atrás en el tiempo para contarnos la historia de Marc, un tipo con una enfermedad incurable que decide criogenizarse a la espera de que la ciencia encuentre un remedio para lo que le ocurre. Y así sucede, y se despierta unos cuantos cientos de años en el futuro. Pero en realidad no pasa nada, es todo una excusa para reflexionar sobre quienes somos, qué nos hace humanos, el poder de los recuerdos, la importancia de vivir al máximo cada día y la fuerza del amor. Que suena bien, sí, pero la película parece escrita por Paulo Coelho con el piloto automático.


Son pensamientos de andar por casa, para qué vamos a negarnos. No es "Mi vida sin mí" (la última gran obra de la ahora muy petarda Isabel Coixet). No sientes el dolor de su protagonista, ni empatizas con él, ni te importa un pimiento lo que le ocurre. Y lo que le ocurre es simplemente eso de "cuidado con lo que deseas, no vaya a hacerse realidad". Es decir, que le despiertan y de repente se pregunta si ha sido tan buena idea, porque las curaciones no son mágicas y vivir fuera de tu tiempo, con toda la gente que conocías criando malvas, tal vez no mole tanto como pensabas.

Así que Marc, lejos de ser el espejo en el que podríamos mirarnos todo, resulta ser un "emo" llorón incapaz de adaptarse a su nueva situación. Pues vale, qué quieren que les diga. Si eso tiene que emocionarme, creo que no han sabido dar con las teclas adecuadas. Algo que desde luego no van a conseguir tampoco con una risible y mal llevada historia de amor (la futurista, la del pasado con Oona Chaplin aún tiene un pase) que, entre otras cosas, está mal estructurada.


Mateo Gil está tan empeñado en hablar de las cosas que cree importantes que desaprovecha no sólo la trama sino todo el tema del futuro. Sí, es una película barata, pero es que eso es el año 2500 como podría ser dentro de dos meses si los modistos deciden que este año debe llevarse el blanco. Olvídense de los futuros de Philip K. Dick o Asimov (visionarios que, curiosamente, acertaron en muchos de sus pronósticos). Esto es el futuro de un crío de 15 años al que le importa un bledo crear una ambientación interesante porque lo único que le interesa es hablar del dolor del amor, los sentimientos y todas esas cosas que vivimos tan intensamente...cuando somos adolescentes.

No, "Proyecto Lazaro" no es mi película. Porque cuenta pocas cosas, y las que cuenta no podrían interesarme menos. Porque el punto de partida es interesante, pero decir que vas a reflexionar sobre los grandes temas de la vida no es suficiente: luego tienes que presentar esas reflexiones. Y aquí, sé que estoy siendo cruel (lo siento por ello), pero debo reconocer que he encontrado mayor sabiduría en los mensajes de algunas galletas de la suerte, que en lo que se expone en esta película.