26/7/16


Netflix se ha apuntado un nuevo tanto. "Stranger Things" se ha convertido en la serie del verano y, casi, casi, del año. Las críticas están siendo muy positivas, pero eso es (relativamente) lo de menos: lo verdaderamente importante es que todo el mundo ha oído hablar de ella. Mucha gente se ha dado prisa en ver los ocho capítulos antes de que alguien les chafara alguna sorpresa. Y los que no, intentan aislarse de los spoilers y la tienen ya en su lista de "cosas pendientes por ver".

Que hablen de ti es la clave. Si encima hablan bien, enhorabuena, has triunfado a lo grande.

Dejemos claro desde el principio que a mí "Stranger Things" me ha cautivado. Vamos, que me parece una maravilla a la que le puedo poner pocos peros. Lo que hace que me fascine sobremanera esa nueva corriente que ha empezado a surgir en algunos círculos, consistente en afirmar que "la cosa tampoco es para tanto". Que la serie tira mucho de la nostagia ochentera y no aporta nada nuevo.


Empecemos por ahí. Sobre gustos no hay nada escrito, y si la serie no te llega del todo, oye, de verdad que lo siento. Hasta ahí bien. Lo que ya me parece postureo es intentar quitarle méritos afirmando que "tampoco inventa nada". Genial, ¿me pueden decir cuál fue la última serie o película que realmente inventó algo? Digan lo que digan, seguro que encuentro sus fuentes de inspiración. Aparte de que, ¿de verdad quieren hacerme creer que si algo no es absolutamente revolucionario son incapaces de disfrutarlo?

"Stranger things" no innova, eso es cierto. Como tampoco lo hacían "Hannibal" ni "True detective", y mucha gente (sobre todo los detractores de la ficción de Netflix) babeaba con ellas. ¿Saben qué? Si no les apasiona "Stranger Things" no tienen más que decirlo así, tal cual. Que no hay problema, no tienen que justificar sus gustos. Yo por ejemplo detesto los dos ejemplos que he puesto, aunque admito que ambos casos tienen una factura técnica impecable. Lo que pasa es que creo que sus guiones no está a la altura (y añadan "Penny Dreadful" para completar la santísima trinidad de series que me aburren). Pero es una opinión personal, subjetiva. No hay criterios objetivos que me den carta libre para ponerme snob.


Lo cierto es que decir que "Stranger Things" es un homenaje a los ochenta es como decir que después del 3 viene el 4. Vamos, que es algo tan de perogrullo que seria de necios negarlo (al igual que "Episodio VII", película que adoro, sigue el mismo esquema, punto por punto y Estrella de la Muerte incluida, de "Episodio IV". Luego te gustará o no, pero hay que estar ciego para no darse cuenta).

Pero es que tirar de la nostalgia ochentera (mezclada con "Super 8", que ya de por sí era un homenaje a las pelis de los 80) no es lo que convierte a "Stranger Things" en una buena serie. Tirar de la nostalgia Y CREAR UN PRODUCTO EXCELENTE. eso sí explica más su éxito. Que no se trata sólo de tirar de sintetizadores para la música y poner niños investigando cosas extrañas. Joder, si fuera tan fácil todo el mundo lo haría.

(Por cierto que, como verán, el artículo en sí evita hablar de la trama de la serie. En parte es porque creo que todo el mundo ya la conoce y, los que no, en serio, es mejor que comiencen a verla sin saber demasiadas cosas. Lo disfrutarán el doble, al menos ese fue mi caso).


Ni siquiera en los ochenta todos los productos eran buenos. Creer que es fácil "copiar" lo que hacía grandes pelis como "ET", "Los Goonies" o "Encuentros en la tercera fase" (setentera, lo sé) es sinceramente no tener ni puta idea de cómo funciona este negocio. Si pudiera hacer algo tan guapo como "Terminator" o "Terminator 2", ya hace tiempo que estaría en Hollywood. Si sus propios responsables supieran cómo hacerlo, no habrían dado luz verde a las tres últimas películas de la franquicia.

"Stranger Things" funciona porque sus creadores, los hermanos Duffer, han sabido entender qué hacía tan grandes las producciones clásicas de los ochenta... y lo han aplicado con maestría a una historia muy entretenida llena de personajes a los que rápidamente les cogemos cariño.


Si hay que ponerle un "pero" a la serie es precisamente que, como sucedía en "Super 8". la historia humana resulta más interesante que "la parte del monstruo". Dicho de otro modo, la trama tiene algunos fallos y debilidades, para qué negarlo. Pero me parece un fallo menor. Porque las historias siempre se pueden mejorar de cara a la segunda temporada, pero si los personajes que has creado no resultan atractivos, si al público les dan igual, ahí sí que tienes un problema mucho más gordo y de casi imposible solución.

Afortunadamente no es algo por lo que tengan que preocuparse, porque prácticamente todos los personajes son entrañables (y los que no, como el estúpido de Steve, están lo suficientemente bien escritos como para provocarte algún tipo de emoción, aunque ésta sea de rechazo). Servidor, que odia las historias de ciencia ficción protagonizada por niños (precisamente porque eso significa que no hay un peligro real, nadie es tan cruel como para ir masacrando menores...salvo "Battle Royale", claro está) adora a toda la pandilla. A Mike, Dustin, Lucas y, cómo no, a Eleven. Son esa clase de críos que resultan entrañables, como ocurría en "Los goonies", "ET", "Cuenta conmigo"...y no hay muchos ejemplos más.


Y si a eso le sumamos unos personajes adolescentes igualmente interesantes, y unos adultos a la altura (Winona Ryder es grande, esa mujer merece mejor suerte en Hollywood; Matthew Modine disfruta de su "comeback" como malo malísimo; y qué decir de David Harbour. con un gran personaje que posiblemente tenga el mejor arco de toda la serie) entenderán por qué "Stranger Things" es la serie de moda por excelencia.

Es tan, tan buena, que ha conseguido que lo difícil parezca fácil. He ahí el por qué definitivo de su éxito. Más allá de campañas publicitarias, de reclamos nostálgicos, de momentos oportunos, nada de esto importa lo más mínimo si no tienes un buen producto. Y éste lo es.


Contando los días hasta que Netflix decida regalarnos una segunda temporada (afortunadamente ya confirmada). Quedan aún tantas cosas extrañas por contar...