14/1/16


De verdad, que no podríamos haber empezado este año de peor forma, hace unos días nos dejaba David Bowie por culpa del cáncer a los 69 años de edad y hoy nos ha dejado el actor inglés Alan Rickman, a la misma y edad y por culpa de la misma puta enfermedad.


Y sí, seguramente hoy acabaréis hasta los mismísimos de ver fotos suyas en las redes sociales caracterizado como Severus Snape, la némesis-mentor de Harry Potter y que participó en las ocho entregas de la saga fílmica. Pero aunque ese papel lo bordón – como casi todo lo que hizo – para mi Alan Rickman siempre será recordado por otros dos papeles.


El primero el de Hans Gruber por supuesto, la némesis de John McClane en “Jungla de Cristal”, un terrorista de los que ya no quedan, de los que sólo quieren dinero, con buen gusto por los trajes elegantes, cruel  y con un carisma casi tan grande como el Nakatomi Plaza. El otro papel – del que nadie se acuerda – es por ser el despreciable Sheriff de Nottingham en “Robin Hood: Prince of Thieves”, la mejor aproximación del personaje que se ha hecho en el séptimo arte. Un enemigo como dios manda para Kevin Costner.


Un actor de método, siempre medido, siempre con mesura, con su habitual mueca que no sabes si sonríe y si te desprecia (como Harrison Ford vaya) y que ha tenido una carrera con más de 70 papeles. Ha tenido papeles que le han dado galardones como “Rasputín” o que han provocado que nos partiésemos la caja como el Metatron bíblico de “Dogma”.

Descanse en paz, el cine (y nosotros) hemos sufrido una pérdida irrecuperable.