26/11/15


Aún queda un mes para Navidad, pero no se engañen, queridos... Ya es Navidad. No hay ninguna duda: hubo un tiempo en que eran las doradas burbujas de los glamourosos (y carísimos) anuncios de Freixenet, pero desde hace unos años, son los emotivos spots de la Lotería de Navidad los encargados de inaugurar oficialmente la festividad más esperada, entrañable, familiar, cálida, nostálgica y querida por unos... Y detestada por otros tantos. Y eso a pesar de aquel "nananananá nanaaanaaa..." de Raphael de hace dos años que hizo tambalearse los cimientos de toda una institución... ¿Ya no se acuerdan? Aquí tienen, versión de 10 minutos (dio para un millón de parodias distintas) para refrescar la memoria...


La cuestión es que la gente ya hace cola para comprar sus cupones, los árboles ya adornan los centros comerciales, los niños ya señalan juguetes a discreción con ansia viva en la mirada... Y Antena3 ya ha comenzado sus maratones de telefilms navideños los fines de semana: sesiones dobles... ¡Triples! Y repetidas del año pasado, sin vergüenza... Sin piedad. Y mi madre y mi abuela felices, y abonadas al sofá, al café con leche y a la manta.

Y como lo mío es el cine, para ir familiarizándonos un año más con el aroma a canela y ajonjoli, para ir abriendo boca de cara a esas inminentes indigestiones de marisco y vino (demasiado) añejo que siempre trae el cuñado de turno a la cena, y para prepararnos psicológicamente para los atracones de turrón, polvorones y películas familiares que nos esperan... He aquí un breve TOP-3 con mis indispensables de cada Navidad. Advierto: ni las mejores ni las peores... Simplemente, las mías (que para algo escribo yo esta columna):

* El clásico indiscutible: "¡QUÉ BELLO ES VIVIR!" (1946)

Una de las películas más bonitas de la historia, de las más emitidas por las televisiones de todo el mundo cada año, y reversionada más o menos descaradamente un millón de veces... Pero nunca igualada. Dirigida por aquel genio del Hollywood dorado que fue Frank Capra, con un inolvidable James Stewart, esta historia sobre un ángel que quiere ganarse sus alas y un hombre que lo pierde todo para ganarlo todo, es el retrato por antonomasia del espíritu de la Navidad. Y no sé si será cosa de ese espíritu o de que teniendo más años que Cascorro ya ni tiene copyright... ¡Pero aquí tienen la película completa! Disfrútenla...

(NOTA: Si hay damnificados, pídanle cuentas a YouTube, que yo no tengo nada que ver... Este año he sido bueno y quiero mis regalos.)




* El pecado inconfesable: "LA JOYA DE LA FAMILIA" (2005)

Sí, lo confieso: me encanta esta película... ¡Y me da igual lo que me digan! Y es que puede que más de uno cometa el error de confundirla con un telefilm de los que mencionaba antes, o que mirando a su protagonista crea que es un capítulo especial navideño de "Sexo en Nueva York"... Pero no, queridos, esta es una buena película bastante infravalorada para mi gusto. Ya sea por una dirección clásica bastante inspirada (a cargo del para mí desconocido Thomas Bezucha, que también firma el guión) o por un plantel de actores en estado de gracia, esta historia sobre una familia americana tan perfectamente imperfecta como cabría esperar, se salva del truño villanciquero que podría haber sido, para convertirse en una digna comedia absolutamente emotiva, conmovedora... Y totalmente indispensable para mí cada Navidad, desde que se estrenó hará este año ya una década.

No haré spoilers... Sólo les invito a que la alquilen si no la pillan en televisión, les recomiendo que se preparen una buena merienda (chocolate caliente incluido) y se agencien un buen paquete de Kleenex para cuando suene el "Have yourself a merry little Christmas" de Judy Garland... Y se lo aseguro: Diane Keaton estaba de Oscar. Sólo por ver cada escena suya vale la pena.



* LA película de Navidad: "LOVE ACTUALLY" (2003)

Sí, amigos: nadie lo vio venir, pero hace poco más de diez añitos llegó a nuestras pantallas la que se convertiría en LA película por excelencia, esa que habría que ver cada año "sí o sí" para poder decir con la boca llena (nunca mejor dicho) "ahora sí que es Navidad"... Y es que Richard Curtis, que anteriormente sólo había trabajado como guionista (de exitazos como "Cuatro bodas y un funeral" o "Notting Hill", eso sí), se cubrió de gloria con su debut en la dirección con esta historia de historias cruzadas, un verdadero álbum de estampas navideñas en el que el Amor rebosa cada página, dejando sin posibilidades de supervivencia a los haters, los diabéticos, o los intolerantes al romanticismo más ñoño y descarado... Amor de todos los tipos y para todos los gustos.

Y aunque me parecería increíble que alguien no la hubiera visto a estas alturas, les advierto que no sigan leyendo a partir de aquí si no quieren que les destripe algo... ¡ALERTA SPOILER!


Si esta es LA película, LA escena, sin duda, es esa en la que Keira Knightley mira con su gesto habitual de "¿a qué huele...?" a Andrew Lincoln, antes de que este se fuera a cazar Walking Deads... Pero yo les confieso que mi escena favorita de la película (con permiso de esta, icónica donde las haya), es otra: probablemente, la historia más amarga de todas cuantas desfilan por este villancico de dos horas. Porque, a cualquiera que haya vivido lo suficiente como para descubrir el significado del "Both sides now" de Joni Mitchell, hay una escena que les pondrá la piel de gallina...


Y es que Emma Thompson, en un minuto y medio interminable y doloroso, demuestra porqué es tan grande, y cómo sin decir una sola palabra puede transmitir infinitamente más emoción que cualquiera de esas actrices jóvenes y fibradas hasta el absurdo, que intentan hacernos creer que están cantando "I'm so excited!" en anuncios de ropa interior... Emma, ¡cómetelas!


Y con esto y un bizcocho... Y lo a gusto que me he quedao.

Sean buenos, que aún quedan semanas para perder puntos o apuntarse méritos a última hora, y si se portan muy bien igual cae esa Edición del Coleccionista de ese DVD o Blu-ray que les falta en su videoteca... ¡Yo no pido otra cosa!

¡Feliz Navidad!