“Joder, tengo que volver a Barcelona”.
Esta frase seguramente esté saliendo de los labios de todos
aquellos lectores que se hayan terminado “El Fantasma de Gaudí”, a excepción
evidentemente de los habitantes de dicha ciudad, que cambiarán esa frase por “joder,
tengo que visitar todo esto”.
Toñi, o Antonia, es cajera en una cadena de supermercados
fácilmente reconocible y cuya vida cambia drásticamente al salvar la vida a un
anciano que estaba a punto de ser atropellado, casualmente en el mismo punto
donde Gaudí fue arrollado por un tranvía en 1926… y mira tú por dónde, dicho
arquitecto es idéntico al anciano rescatado y cuya figura se le irá presentando
repetidamente según avanza la trama. ¿Está el Fantasma de Gaudí intentando
decir algo a nuestra protagonista? ¿Ha sido elegida por alguna razón?
Paralelamente se nos presenta a Calvo, inspector de policía
en excedencia al que recurren para tratar la aparición de un cadáver en la
Casa Vincens, siendo el primero de varios crímenes que tendrán como nexo que todos y
cada uno de los cuerpos aparecerán en obras de Gaudí, lo que hará que la trama
se vaya desarrollando prácticamente en escenarios fácilmente reconocibles y
que, insisto, querrás visitar una vez hayas terminado la lectura.
Lectura que no podrás parcializar. Una vez que lo empieces
no podrás soltar hasta llegar a su final. Si hay que llegar tarde al trabajo,
se llega. Si los niños tienen que esperar a la puerta del colegio, que esperen.
Estamos ante la gran obra del comic español de 2015 y para mí, firme candidata a
llevarse todos los premios a los que pueda optar en cualquier evento.
La "culpa" de un posible despido o de la pérdida de la
tutela de tus hijos la tienen El Torres, Jesús Alonso Iglesias y, sobre todo,
Ricardo Esteban.
Conocí la obra de El Torres hará cosa de un año, en un viaje
a una convención en Londres en la que dicho autor estaba invitado y por el que
llevaba en mi maleta un par de obras suyas propiedad de un amigo, que decidí
leerme en las alturas. Eran “El Velo” y “El Bosque de los Suicidas”, ambas de
Dibbuks, al igual que la obra que centra este artículo. Había oído maravillas
de este escritor, pero nunca había tenido oportunidad de leer nada suyo.
Error.
Es de esos casos en el que una vez lo conoces quieres
hacerte con todo aquello que ha salido de su cabeza. Y con “El Fantasma de
Gaudi” consigue que te den ganas de atarle a una cama cual Kathy Bates en
“Misery” para que produzca más obras hasta que pierda el conocimiento. No
hablamos del rey nacional del thriller, ya sea policíaco, sobrenatural o en
cualquiera de sus vertientes. No, estamos hablando del rey mundial del género.
Pero es que encima los lápices que acompañar a sus
guiones suelen redondear la mezcla perfecta que hace que esos tomos luzcan
tanto. Mientras Gabriel Hernandez Walta es el autor perfecto para dar vida a
“El Velo” con ese estilo “sucio” (¡¡es un piropo!! ¡¡en serio!!) tan
característico suyo, Jesús Alonso Iglesias es el autor ideal para dar forma a
la obra de Gaudí y a la ciudad de
Barcelona, siendo ambas dos personajes más de la trama.
A nada que te muevas en el mundo del noveno arte, sabrás que
Ricardo Esteban, amén de editor, es un aficionado más que ama el comic
como nadie. Y esta obra es su ojito derecho, su hijo pródigo. La obra que, si
él no hubiese visto nacer, habría matado por conseguir.
Joder, la última vez que hice turismo en Barcelona fue hace 20 años. Todo lo posterior a eso ha sido para visitar el Saló del Comic. Tengo que volver. Creo que le voy a decir a mi mujer que se lea el comic inmediatamente, para que parezca que ha sido idea suya...