14/5/17


Mucho se habla del ego de los actores... Y con razón (créanme, sé de lo que hablo), pero muy poco se habla del ego de los directores... Y créanme: de eso también sé.

Algún día hablaremos de las bondades de nuestros queridos intérpretes... Pero hoy hablaremos de los que se esconden tras la cámara para usarla como arma y trinchera de sus guerras particulares; de esos cineastas cuyas leyendas son casi tan interesantes como sus obras... De ese terrible "Complejo de Dios" que sufren algunos auteurs, que les lleva a perpetrar algunas de las más innominables barbaridades en busca de ese resultado perfecto, de ese plano, esa escena que grabe su nombre en letras doradas sobre la historia del cine...

Algunos son auténticos maestros... Otros no. Aunque, probablemente, todos crean que sí lo son.

He aquí nuestro primer cuarteto: "genios con mal genio".

1. Alfred Hitchcock, el enemigo de las rubias:

Probablemente, el mejor director de la historia del cine. O, al menos, uno de los más relevantes y (con permiso de muy pocos) mi favorito.

Sin embargo, probablemente mi sueño imposible de trabajar a las órdenes del maestro del suspense se habría convertido en una pesadilla de haberse cumplido... Y es que Hitch no era todo lo afable y tierno que su oronda figura podría inspirar.

"Los actores deberían ser tratados como ganado"... Ese era uno de sus lemas. Nunca he escuchado rumores acerca de su fructífera relación con sus actores fetiche, Cary Grant y James Stewart, pero caudalosos ríos de tinta han corrido asegurando que parecía ser que la cosa cambiaba si eras una actriz... Una actriz rubia.


Nunca digirió el retiro de Grace Kelly a su sacrificada nueva vida como Princesa de Mónaco; tampoco Janet Leigh habla maravillas de su experiencia en la ducha de "Psicosis" (plasmada de forma secundaria aunque ciertamente divertida en "Hitchcock", el biopic protagonizado por Anthony Hopkins)... Pero sin lugar a dudas, la peor parada de la lista fue Tippi Hedren: la madre de Melanie Griffith (y abuela de Dakota Johnson... Asumamos la llegada de las nuevas generaciones) ha sostenido toda su vida que Hitchcock arruinó su carrera porque ella se negó a sucumbir a sus encantos... Una historia que la HBO convirtió en telefilm hace unos años con "The Girl" (la cual confieso no haber visto, aunque me muero de ganas).

Entre las muchas torturas relatadas por esta elegante rubia platino injustamente retirada de la primera fila, destaca su traumática experiencia en "Los Pájaros": según ha relatado en alguna entrevista, Hitchcock, sin avisarla, ordenó que le lanzaran cuervos y otros pájaros vivos a la cabeza durante el rodaje de algunas escenas para que su interpretación fuera más realista... Todo un encanto.



2. Lars Von Trier, bailando en la oscuridad:

Maniático del control, maníaco depresivo, experto en crear polémicas titánicas declarándose "simpatizante de Hitler" en plena presentación de su última película en algún festivalito de andar por casa, tipo Cannes, Berlín o Venecia... Vamos, un angelito.


Dicen que estuvo a punto de no finalizar el rodaje de "Anticristo" por un brote depresivo (está claro que algo transmitió a la película...), y aunque el bendito de Willem Dafoe nunca se quejó, muchas de sus actrices no pueden decir lo mismo: Charlotte Gainsbourg afirma que lo pasó realmente mal durante el rodaje de las dos partes de "Nymphomaniac", una película con alto (y muy explícito) contenido sexual. Gainsbourg acusó al director danés de estar obsesionado y de intentar llevar sus fantasías demasiado lejos, por lo que tuvo que mostrarse muy tajante a la hora de poner límites al respecto. Al parecer, en su afán de otorgar a la película el mayor realismo posible, pretendía que no fuera una doble sino ella misma la que masturbara a un actor porno en ciertas escenas... A lo que Gainsbourg se negó en rotundo.

Aún así, la película light no es...


Paul Bettany y Nicole Kidman dijeron que nunca volverían a trabajar con él después de sobrevivir a "Dogville" (eso explicaría sus ausencias en "Manderlay"), y son conocidas las historias sobre su relación laboral con Björk durante el rodaje de "Bailar en la Oscuridad": la cantante, que no sólo sorprende en su incursión en el cine sino que ganó el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes (amén de otros tantos premios y nominaciones) por una interpretación que quita el aliento, dijo que el director había sido tan cruel con ella que decidió no volver a actuar nunca más. Tanto la marcó esta experiencia que, cuando supo que Kidman iba a protagonizar "Dogville", le envió una carta para aconsejarle que no lo hiciera, que Lars "se comería su alma"... Miedo.

(Y luego nos sorprendió que apareciera así en los Oscar... ¡Bastante cuerda acabó la pobre!)



3. David Fincher, ruédala de nuevo, Sam:

Cuentan las malas lenguas de Hollywood que si uno de los mejores directores que existen no ha ganado aún un Oscar... Es porque nadie lo aguanta.


Prepotente, maniático, malhumorado y dictatorial en los rodajes, y con un total desprecio hacia las necesidades de sus intérpretes, no lo soportan ni sus compañeros de gremio (por eso tampoco debe haber ganado nunca un DGA, el Premio de Sindicato de Directores) ni los actores. Sin embargo, lo cierto es que las estrellas se pelean por conseguir protagonizar sus proyectos, y probablemente por eso sólo unos pocos deslenguados se atreven a declarar abiertamente su opinión sobre el genio.

Si Stanley Kubrick (seguro protagonista de una próxima entrega de esta lista) era conocido, entre otras cosas, por repetir un mismo plano un centenar de veces si lo creía necesario, Fincher se ha propuesto superar su marca.


Durante el rodaje de "Zodiac", dos actores sufrieron el perfeccionismo del director en sus carnes: Jake Gyllenhaal acabó llorando (literalmente) en una ocasión en la que Fincher le hizo repetir un mismo plano incontables veces seguidas durante un par de horas. Este se limitaba a chequearlas y decir frente a todo el equipo: "no sirve, hay que borrarlas todas"... Algo "muy duro de escuchar para un actor", en palabras de Gyllenhaal. Más reaccionario se mostró Robert Downey Jr. (como era de esperar...) cuando le tocó a él pasar por la tortura: tras un par de horas repitiendo el plano de turno, Robert pidió permiso para ir al servicio... Y Fincher se lo prohibió. ¿La respuesta de Robert? Llenó el set de frascos llenos de orina en señal de protesta, hasta que se permitiera hacer un descanso cada par de horas.

A Iron Man ya no lo torea nadie...



4. David O. Russell, el niño que gritó puta:

Porque así es como se comportaba hasta hace no mucho, y eso fue lo que llegó a gritarle a una legendaria actriz durante un rodaje.


Puede que peinarse con la raya a un lado y usar gafas de pasta, haya ayudado a templar el carácter de uno de los directores de moda de Hollywood: "The Fighter", "El Lado Bueno de las Cosas", "La Gran Estafa Americana"...

En los últimos años parece encadenar éxitos, nominaciones al Oscar, y mejores relaciones con sus actores, teniendo en cuenta que muchos parecen encantados de repetir en sus proyectos... Pero nuestro querido David no siempre fue así.


Durante el rodaje de "Tres Reyes", su tercera película, cuando estaba en pleno ascenso y comenzaba a hablarse de él, al parecer los niveles de divismo, cretinismo y muchos más "ismos" no demasiado agradables, alcanzaban cotas inimaginables. Tanto fue así, que todo un reconocido buenazo como George Clooney acabó propinándole un puñetazo en toda su cara de director-estrella, harto de sus faltas de respeto. Sin embargo, y aún con lo llamativa que resulta una pelea entre dos estrellas en un rodaje, la cima de los encontronazos del director estaría por llegar... Y esa sería el rodaje de "I Heart Huckabees" (me niego a poner el título que le endosaron en España... ¡No a las traducciones absurdas!).

Al parece, el director tuvo encontronazos con todos y cada uno de los miembros del reparto (Jude Law fue otro que a punto estuvo de acariciarle la cara con fuerza...), pero el número estelar fue cuando destrozó el decorado mientras llamaba "zorra" en repetidas ocasiones a toda una institución en EE.UU. como es Lily Tomlin.


Cierto es que la legendaria actriz no es de las que se calla y agacha la cabeza sonriendo: mucho ha llovido desde que comenzó su carrera en los 60, se convirtiera en una de las primeras personalidades de Hollywood que no ocultaba su homosexualidad (con lo que eso implicaba...), y fuera nominada al Oscar por primera vez en el 76 (la segunda nominación probablemente le llegue en esta próxima edición, por "Grandma"... Veremos), para aguantar que un director con aires de grandeza la tratara con semejantes formas...

Y como para lo bueno y para lo malo vivimos en la era de YouTube... He aquí los dos impagables momentos grabados por algún avispado miembro del equipo:

1. En este primer vídeo, Lily Tomlin plantea una duda sobre la escena porque no se ponen de acuerdo con el diálogo, y se queja de que es imposible para los actores trabajar si Russell no deja ensayar, no la deja acabar una frase antes de cortarla para cambiarlo todo y darle una directriz que contradice a la anterior. Le pide que mejor lo dejen estar y que lo lamenta pero no es "tan brillante" como él para trabajar de semejante manera. ¿La reacción de Russell? Convertir el set en una batalla campal mientras la insulta de todas las formas posibles...



2. En este segundo vídeo no podemos escuchar a Russell, sólo a Tomlin... Y con eso basta: harta del espectáculo anterior, de haberse pasado todo el día rodando y de las perlas que el director estaría soltando por su piquito de oro, la actriz explota y repite unas 378 veces "fuck you" mientras lo pone a caldo. ¿Lo mejor? Imaginar la densidad del ambiente dentro de ese coche, el maravilloso Dustin Hoffman intentando calmar las aguas y, sobre todo, Isabel Huppert, con cara de estar pensando: "¿y yo qué hago aquí? ¿Dónde está Haneke?".



Puede que, gracias a los ovarios de Lily... Al menos un genio haya perdido su mal genio.