20/8/15


Ángeles López Segovia (20 de marzo de 1937 - 20 de agosto de 2015) nació en una familia humilde, en plena Guerra Civil española, en un barrio de Madrid cuyo nombre ayudaría a revalorizar con el tiempo... Toda una historia de superación personal de una mujer que, en un país tan machista y en un contexto histórico tan complicado, comenzó abandonando el colegio y recogiendo chatarra para ayudar a su familia, y acabó siendo la empresaria teatral más exitosa de nuestra historia, reventando las taquillas primero y las audiencias de televisión después, y comprando el teatro de su barrio, La Latina, que hoy en día sigue siendo una de las mecas del ocio en Madrid... Pero esa es otra historia.


No quiero escribir un artículo kilométrico que acabe pareciendo el guión de un biopic épico; ya se encargará Telecinco de convertir su historia en miniserie (cuando haya pasado el tiempo suficiente como para sacar algún trapo sucio)... Sólo quiero compartir un par de recuerdos, y el primero que tengo de ella es en TVE, cuando sólo podíamos ver dos canales por muchos botones que tuviera el mando... Vestida de negro de arriba abajo, sacando chepa, orejas de soplillo, boca de pato, y haciendo giros imposibles con sus piernas en "El Último Tranvía" (1987-1991).

Lina Morgan era tan grande que su talento sobrevivía a la masacre que supone siempre el teatro grabado. Aquellas historias sobre la prima de Almansa que, cual Paco Martínez Soria, llega a la gran ciudad más desorientada que una cucaracha patas arriba y termina cambiándole la vida a todos los que encuentra a su paso... Puede que sea o no un clásico de nuestro teatro o nuestra televisión, pero les aseguro que es un clásico de mi infancia.


Después de eso llegarían más obras, pude descubrirla tarde en tropecientas películas gracias a Cine de Barrio... Y otro hito de la televisión de este país: "Hostal Royal Manzanares". Cuatro temporadas, emitidas entre 1996 y 1998, que llegaron a alcanzar el 50.6% de share... Algo impensable con la oferta actual, aunque ya a finales de los 90 eran varias las cadenas que se disputaban las audiencias y ofrecían productos de ficción.


Y de los últimos años... no hablaré, porque, como en el caso de otros tantos nombres propios, no han estado a la altura de lo que merecía alguien que ha regalado tantas risas a un público que siempre las necesita.

Supo como pocas (y como ninguna antes de que llegara ella) convertir a la "antivedette" en la estrella de la película, y cimentó una carrera a partir de un solo registro... Pero qué manera de bordarlo. Hay quienes aseguran que tenía muchos otros recursos, que podría haber sido una figura dramática, y de hecho a punto estuvo de dar un giro a su carrera en el teatro con un monólogo dramático a principios del 2000 en el Centro Dramático Nacional... Pero decidió declinar la oferta. Prefirió conservar intacta la imagen icónica que forjó a golpe de carcajada en la memoria de millones de espectadores durante décadas...


Y es que si uno revisiona hoy sus obras, sus series de televisión y muchas de sus películas... No pueden estar más desfasadas: la cultura (por suerte) evoluciona, el humor cambia, las lecturas y las exigencias del público también... Y sin embargo, Lina tenía algo que trascendía a lo que hacía, un dominio perfecto del tempo de la comedia, del humor físico, y una facilidad para jugar con la cuarta pared como pocos... Porque "La Tonta del Bote" (1970), de tonta no tenía un pelo.

Y no me importa que el recurso sea facilón... Pero es que no hay frase mejor para acabar un artículo sobre una de las cómicas más queridas de este país, un himno que más de un compañero ha cantado alguna vez entre bambalinas...

"Agradecidos y emocionados, solamente podemos decir...":