3/10/17


No hay nada peor que hacer generalizaciones. En realidad, cuando uno dice, por ejemplo, que le gustan las comedias francesas, lo que quiere decir es que le gustan las BUENAS comedias francesas. O que al menos a priori es un género con el que empatiza, con lo cual se tiene la mitad del camino ganado. Pero si luego la película en sí es horrorosa, poco importa lo mucho que te interese el tema, vas a salir de la sala echando espuma por la boca.

Pues ahora cambien "comedia francesa" por "película japonesa de animación" y entenderán a qué me refiero. Vayamos por partes. Aplaudo mucho, a rabiar, la apuesta que está haciendo el Festival de Cine de San Sebastián por este género, incluyendo al menos una película cada año en su programación (y en algunos casos incluso en la sección oficial).

(Luego otra cosa es que los críticos que acuden al certamen sean tan snobs de considerarlas películas de segunda y dejen las salas medio vacías. Pero oye, ese es su problema por ser tan cortos de miras. Les deseo que disfruten mucho de sus dramas iraníes de 7 horas en blanco y negro, que mientras yo me lo pasaré pipa con las joyas de animación que se sacan de la manga los nipones).


Dicho esto, "película japonesa de animación" es una categoría, no un sello de calidad. Y al igual que hay años en los que la cosecha cinematográfica es magnífica y otros que da pena, pues lo mismo pasa aquí. Que los precedentes sean la muy interesante "El niño y la bestia" (aún así, no es lo mejor de Hosoda) y la genial "Your name"(obra maestra de Makoto Shinkai) no quiere decir que todos los años se vaya a poder mantener el nivel. Y eso es exactamente lo que ha pasado en esta edición.

"Fireworks, should we see it from the side or the bottom?" (a partir de ahora "Fireworks") es, siendo generosos, una película mediocre. Del montón. Lo que ya de por sí no es bueno, pero es que si encima la ves cuando aún tienes fresco el recuerdo de las otras dos cintas citadas en el párrafo anterior, pues la decepción es doble.


Y eso que la trama promete. Chica que se va a ver obligada a mudarse de ciudad con su familia y chico al que le gusta la citada muchacha, pero que no se atreve a decírselo. Y en medio de todo esto, una joya que te permite rebobinar, viajar atrás en el tiempo, y tomar decisiones distintas. Básicamente conceptos que parecen una mezcla del cine de Hosoda y Shinkai sin ir más lejos (los dos tienen películas que juegan con el concepto espacio-temporal, los dos hacen historias de jóvenes en proceso de maduración, los dos tienen querencia por las historias de amor diferentes...)

Pero toda similitud se reduce a eso, al concepto. Porque la ejecución de "Fireworks" es muy torpe. La película jamás llega a destilar ningún tipo de magia, y encima se apoya en algunos toques de humor chabacano que le hacen un flaco favor. Porque lo que funciona en "Chicho Terremoto" o "Shin Chan" no tiene por qué hacerlo necesariamente en una historia a la que se le pide un poco más de elegancia y profundidad.


"Fireworks" se compone de ideas interesantes mal engarzadas y peor resueltas, que es lo peor que le puede pasar a una película. Porque me pasé gran parte de la proyección deseando que la cinta realmente me gustara, diciendo eso de "si el tramo final es bueno, puedo perdonarle su mediocre inicio"...pero nada. La cosa no mejora en ningún momento. 

Por cierto, antes de que se pregunten si el problema no estará en mí, si no será que tenía un mal día, que sepan que vi la película rodeado del "núcleo duro del anime", es decir, los periodistas incondicionales del género, que aguantamos estoicamente la sesión nocturna en una sala medio vacía. Y todos salimos con la misma sensación de tristeza y decepción ante lo que habíamos visto.


Este año no ha habido suerte. Pero sólo espero que eso no haga que el Festival se replantee su política, porque sería injusto. No todos los años se puede acertar (posiblemente este año sencillamente no había ningún producto digno...que en realidad sí que los hay "Lu over the wall", "Night is short, walk on girl"...pero no entremos en ello). Eso no quiere decir que el año que viene no salga una nueva obra maestra.

Por lo pronto, si hay una cinta de anime en el Festival de San Sebastián 2018, yo seré el primero que se apunte a verla. Porque una manzana podrida no estropea un cesto que hasta el momento ha resultado ser cojonudo.