12/11/16


Éste ha sido un Festival de Sitges atípico, ya que por primera vez en muchos años (si no me equivoco esto no había ocurrido al menos en la última década), el gran Takashi Miike sólo trajo una película, "Terra Formars". Y por si eso no fuera suficientemente malo, resulta que tampoco es uno de sus mejores trabajos.

No me voy a repetir (al menos no demasiado) porque ya he dejado claro por activa y por pasiva cuanto añoro al Miike salvaje de sus primeros tiempos. Al de "Visitor Q", "Dead or alive" o incluso al de "Gozu". Que, ojo, servidor es fan hasta la muerte del maestro, y disfruto hasta con sus peores películas. Pero sí que debo admitir que el hecho de que cada vez esté más centrado en adaptar mangas de éxito hace que los resultados sean un poco más flojos (aunque aún se descuelgue de vez en cuando con peliculones como "Lesson of the evil"). Y lo peor es que al menos sus tres siguientes películas también tendrán el manga como origen.


Claro está que, "domesticado" o no, Miike es un señor con una gran personalidad (ganada a pulso) que hace directamente lo que le da la gana. Lo que significa que los fans del manga de "Terra Formars" están que trinan con la adaptación que ha hecho, ya que al parecer se ha tomado todas las licencias habidas y por haber. Admito que no he leído nunca el manga, así que no sé hasta qué punto se ha saltado a la torera el material original. Pero conociéndole no me extrañaría descubrir que no ha mostrado ningún respeto por el mismo. Porque es Miike: uno no le puede pedir que sea convencional y comedido. Su sello personal es la irreverencia.

"Terra Formars" nos lleva a un futuro en el que la Tierra se está muriendo y la única salida es colonizar otros planetas, como Marte. Para ello se envió tiempo atrás una nave espacial al planeta, con la misión de cambiar su atmósfera y climatología y hacer que el planeta rojo fuera habitable para los seres humanos.


Pero las cosas de palacio van despacio y siempre surgen contratiempos, como que de repente las cucarachas muten, crezcan y se conviertan en bestias pardas capaces de arrancarle la cabeza al más pintado. Así que antes de empezar a programar vuelos regulares a Marte toca enviar primero a un contingente de luchadores (gente básicamente sin nada que perder) para que "fumiguen" el planeta. Y como el enemigo es así como chungo, pues nada, cada uno de los tripulantes tiene a su disposición una inyección que le da los poderes (y el aspecto) de un insecto, para poder estar en igualdad de condiciones con los simpáticos bichos del planeta.

Este es el punto de partida de una película que, esto sí que hay que admitírselo, a falta de unos efectos especiales de primer nivel (cómo canta todo, es CGI un poco de andar por casa) sí que va al grano sin perder el tiempo en tonterías. Tanto que Miike no pierde un segundo en comenzar la carnicería, como si le molestara tener que dirigir a tantos actores. ¿Recuerdan lo que les decía el otro día cuando hablábamos de "Desierto", sobre lo rápido que muere todo el mundo? Pues lo mismo, pero peor.


Porque a Miike todo le importa un bledo. Le da igual que haya personajes que parezcan interesantes, que tengan un aspecto, una personalidad, un pasado... en definitiva, que puedan dar mucho juego. Si están en la línea de fuego, son carne de cañón. Aún conociendo cómo se las gasta, admito que la primera muerte me cogió completamente por sorpresa, porque...bueno, porque en una película de Hollywood esa persona nunca habría caído tan pronto, así de claro (de nuevo desconozco si en el manga sucede igual. Pero si es así, chapó por los japoneses, que saben cómo sorprender al espectador/lector tomando decisiones inesperadas).

¿Trasfondo? Para qué. ¿Arco de personaje? ¿Arco de qué...? No, aquí lo interesante es meter una escena de acción detrás de otra, y asistir mientras tanto a las bizarras transformaciones de los protagonistas, asumiendo el aspecto y los poderes de los bichos más insospechados. Como pueden imaginar, es todo un delirio. Y es en esos momentos, en los que lo espectacular y lo absurdo se dan la mano, donde más parece disfrutar Miike, como si dijera "vale, yo te doy un blockbuster, pero a cambio tienes que dejar que me divierta".


Al final la película avanza por aglomeración (de personajes, de situaciones, de peleas) más que por una trama bien estructurada. Todo sucede un poco porque sí, las explicaciones parecen un mal necesario que hay que meter para que el público no mute demasiado, pero están encajadas un poco a boleo. Hay cosas que suceden fuera de cámara, otras cuya explicación se nos revela pasado el tiempo, personajes y situaciones que van y vuelven... Especialmente sangrante son las escenas que tienen que ver con un personaje que está en la Tierra, que parecen un verdadero pegote prescindible. Pero uno al que Miike le tiene especial cariño, ya que le permite dar rienda suelta a su vena más kitsch, más gamberra, más...inclasificable. 

"Terra Formars" está concebida para ser un blockbuster. Pero uno pasado por el enfermo cerebro de su director, que no se resiste a, incluso en un producto popular pensado únicamente para hacer dinero, dejar pequeñas pinceladas de su personalidad. El resultado es tan extraño, conviven en la película tantos elementos que no terminan de encajar, que es imposible decir que sea un gran film.

Pero es Miike. Y eso, ténganlo claro, siempre merece un respeto.