14/11/16


Existe un dicho que reza más o menos así: "intenta no conocer nunca a tus ídolos, no sea que terminen por decepcionarte". Que viene a decir que con la misma te llevas un chasco y descubres que son unos gilipollas de campeonato.

Claro que siempre existe la otra opción, igual de chunga, que es conocer a gente que no tiene el más mínimo talento, pero que luego resulta que te caen bien. Y es lo que me pasa con Darren Lynn Bousman, el responsable de películas como "Saw II" (y la tres, y la cuatro...) o "Repo the genetic ópera", y que en su paso por Sitges (las dos veces que al menos yo recuerde que ha estado) demostró ser un tipo de lo más simpático y cercano. Porque, sabiendo eso, ¿cómo voy a escribir que su último trabajo, "Abattoir", es un despropósito que no hay por donde cogerlo?

Mira, después de todo parece que no era tan difícil.


Olvidemos que Bousman es un buen tipo con el que a uno le apetece irse de cañas. Ustedes no le conocen, yo lo conocí brevemente (que es como no conocerle, aunque sé de gente de los medios que tras una experiencia así pasaría a proclamar que son "grandísimos amigos"), así que centrémonos en la película como tal. Y ahí la cosa no es que haga aguas, es que esto deja lo del Titanic en una simple anécdota amistosa.

La premisa no está nada mal. Pero eso pasa mucho últimamente, premisas que despiertan mi interés y películas que luego hacen que se me cierren los ojos. Una periodista descubre que alguien está comprando habitaciones de casas encantadas. Tal que así. Que se está construyendo una mansión con los retazos de decenas de escenarios de crímenes sangrientos y sucesos inexplicables. Vamos, el sueño de todo propietario.


Lógicamente no podría hacer lo que una persona normal y dejarlo pasar (vale, todo comienza porque su hermana ha sido asesinada, pero aún así), de modo que le joroba la vida a un pobre policía al que convence para que la ayude a investigar. Y, esperen, que seguro que esto no se lo esperan, acaba descubriendo que todo lo que sucede tiene que ver con su familia y con lo que ocurrió cuando era pequeña. Porque si el pasado nunca te abandona del todo, en las películas de terror es que se pone de un pesadito que asusta.

Claro, la idea no está mal (cuando leí por primera vez el argumento me llevaron los demonios, porque a título personal estoy trabajando en un guión con el que guarda algunas similitudes. Afortunadamente para mí, vista la peli puedo asegurar que se parecen como un huevo a una castaña). Pero entre que los actores son malos a rabiar (con la excepción de la siempre interesante Lin Shaye, convertida tras "Insidious" en presencia habitual del cine de terror) y que el guión oscila entre lo tópico y lo absurdo, la cosa no deja de empeorar a cada minuto que pasa.


Personajes poco definidos, escenas que no vienen a cuento y la sensación de que sí, que el punto de partida es original pero que poco a poco lo van conduciendo todo a la senda de los clichés y las situaciones vistas hasta en la sopa. Y todo ello desemboca en unos quince minutos finales confusos, aburridos y poco esclarecedores que sólo terminan de poner el último clavo en el ataúd que se ha ido construyendo la propia película.

Al final es una de esas historias que mezclan el concepto "y tú que creías que lo sabías todo de su pasado" junto al de "échale imaginación, porque no te vas a enterar de nada al final". O lo que es lo mismo, que ni el guionista Christopher Monfette (oh, no te vas a librar de ésta) es Leigh Whannel, ni Darren Lyn Bousman es James Wang, por establecer un paralelismo entre una pareja profesional que sabe hacia dónde va su historia y cómo sorprender al espectador y otra que hacen una huida hacia adelante, confiando en que lo que han pergeñado tenga algún sentido.


"Abattoir", a falta de un término menor, es insulsa. No hay una sola escena que vaya a permanecer en la retina del espectador. No es mala a rabiar pero tampoco buena, lo que la deja en tierra de nadie, en la categoría de "película que el año que viene nadie recordará siquiera que pasó por Sitges". Lo siento, Bousman. Eres un buen tío, pero por tu bien, el mío y el del resto de espectadores, no estaría de más que empezaras a seleccionar mejor tus proyectos en el futuro.