Ponerse a
discutir a estas alturas sobre la relación entre el cine y el cómic podría
resultar un ejercicio del todo estéril, más si se tiene en cuenta la infinidad
de buenos ejemplos que de dicha relación te pueden venir a la cabeza. Y no me
refiero a las adaptaciones de obras gráficas rodadas para la gran pantalla,
sino a la estrecha colaboración entre un lenguaje y otro cuando se busca desarrollar
una propuesta cinematográfica. Piensen, si no, en un story-board, el cual, valiéndose
del lenguaje secuencial que tan bien definiera el maestro Will Eisner, sirve de
guía para que el director planifique el rodaje de una película de principio a
fin.
Además, también
está todo el proceso que conlleva desarrollar una idea plasmada, originalmente,
en un relato literario y que luego deberá lograr tridimensionalidad para verla en
una pantalla de cine. En este proceso, el lenguaje gráfico es capital para conseguir
que un personaje, un escenario, o incluso toda una civilización pasen de ser
conceptos escritos y se transformen en imágenes que luego serán recreadas por
los encargados del vestuario, los decorados y los efectos especiales. Éste es
un recorrido duro, largo y no siempre agradecido, sobre todo porque en el
rodaje de una película hay demasiados factores externos que suelen “conspirar”
para que las cosas no salgan como debieran. No obstante, si hay un creador
gráfico nacional que lo ha conseguido en multitud de ocasiones y, normalmente,
con tremendo acierto y genialidad, éste es el caso de Alfonso Azpiri.
Su relación con
el cine a nivel profesional, que no personal -la cual empezó desde que acudió,
por primera vez a una sala de cine- le llevó a trabajar como diseñador de
vestuario y escenarios para la nunca suficientemente reconocida película de
Fernando Colomo, El Caballero del Dragón (1985). El traje en cuyo diseño
trabajó, mitad orgánico y mitad tecnológico, para el alienígena protagonista,
IX -magníficamente interpretado en la pantalla por Miguel Bosé- no era tan
rígido como los que el diseñador suizo H.R. Giger creara para la película Alien
(Ridley Scott, 1979), sino mucho más simbiótico, utilizando un símil que los
lectores del vecino arácnido entenderán muy bien, y acabó siendo una suerte de
segunda piel para el personaje.
Después de esa
primera experiencia, el dibujante continuó cimentando su relación entre un
lenguaje y otro incluyendo, siempre que podía, alguna referencia
cinematográfica en sus trabajos. ¿Quién no recuerda al entrañable Mot “cantando
bajo la lluvia”?
Más tarde,
iniciaría su ya larga trayectoria con el festival de cine de Estepona,
actualmente conocido como Semana Internacional de Cine Fantástico de la Costa
del Sol, evento para el que Alfonso Azpiri no solamente ha realizado varios de
los carteles de las sucesivas ediciones, sino que sus dibujos recreando grandes
personajes del fantástico han llenado buena parte de los libros editados por
dicho evento cinematográfico.
En la última
década, Azpiri y el Cine han unido sus fuerzas en proyectos tales como El Rey
de la Granja, primera película española
en la que se mezclaba animación en 3D, animación clásica e imagen real; Killer
Barbys vs Drácula (Jeff Franco, 2002); Wax (Víctor Matellano, 2014); Extinction
(Miguel Ángel Vivas, 2015); y Rojo Sangre (Christian Molina, 2004), película
protagonizada por el gran Paul Naschy, para la que Alfonso Azpiri diseñó el magnífico vestuario que luego Naschy
luciera en la pantalla. La película de Christian Molina debería haber tenido muchísima
mejor suerte que la que le deparó la taquilla nacional, bastante ciega en
aquellos años a cualquier producto que se saliera de los “estándares de
calidad” imperantes en nuestras latitudes.
De todo esto y de
muchas más cosas, incluyendo una sensacional galería de homenajes al cine de género
más clásico -en especial al Expresionismo alemán- nos habla el libro Azpiri y
el Cine, publicado por la editorial Dibbuks con todo lujo de detalles. En sus
cuidadas y espectaculares páginas se recogen ejemplos del trabajo del dibujante
español, a la vez que se intercalan las vivencias y recuerdos de Julio Pecés,
director del encuentro cinematográfico de la Costa del Sol; Miguel Ángel Vivas,
director de Extinction; y Víctor Matellano, director de Wax.
Estos factores, a
los que se suman las imágenes que conforman la galería de homenajes
anteriormente citados, componen un magnífico mosaico donde el lector puede no
sólo disfrutar con las imágenes que llenan este magnífico libro, sino conocer
algún que otro detalle de la personalidad y la impronta de un artista con
mayúsculas como lo es Alfonso Azpiri.
Aprovecho estas
líneas para agradecerle al señor Azpiri las facilidades y el tiempo dedicado
para poder conocer un poco más de su obra, así como al editor de Dibbuks,
Ricardo Esteban, el ejemplar que me remitió para poder leer y disfrutar con una
obra tan recomendable, te guste el cine o no, como lo es Azpiri y el Cine.
© Eduardo
Serradilla Sanchis, 2016
© Alfonso Azpiri,
2016
© Dibbuks, 2016
© Cinetel Films, Manson
International & Salamandra Production, 2016
Alfonso Azpiri es
uno de los invitados de la séptima edición del Festival del Manga/ Gran Canaria
Comic Can y durante los tres días en los que se celebrará dicho evento, en el
recinto ferial de Las Palmas de Gran Canaria (Infecar), los seguidores del
dibujante e ilustrador español, tendrán la oportunidad de conocerlo y asistir a
las sesiones de firmas programadas y/o a la charla coloquio prevista para el
viernes día 4 de noviembre a las 18:30.
Para más
información, por favor consulten la siguiente página web: www.festivaldelmanga.com/programa-evento/