14/6/16


Neil Gaiman es, sencillamente, un magnífico escritor. Es toda la presentación que necesita. Su talento ha quedado sobradamente demostrado tanto en sus trabajos para el mundo del cómic (para el que ha creado un buen puñado de títulos de lo más interesantes, aunque su obra cumbre siempre será "Sandman") como cuando ejerce de novelista, en libros tan destacados como "American Gods" o "Neverwhere".

De la mano de la editorial Salamandra acaba de salir en España uno de sus últimos trabajos, "Material sensible". Una recopilación de 24 relatos cortos y poemas, la mayoría de ellos escritos para otras antologías, que sirven como excelente carta de presentación del rico mundo interior de Gaiman. Es un compendio de sus obsesiones y gustos personales, y una nueva muestra de su talento literario.


Me apasionan los relatos cortos. Esa necesidad de condensar las ideas, de aprovechar cada párrafo para crear una historia interesante en unas pocas páginas siempre me ha parecido fascinante. Sin embargo, he de reconocer que, curiosamente, en la mayoría de los casos los autores cuyos relatos adoro luego no me llenan igual como novelistas, y viceversa. Con toda la admiración que siento por Philip K. Dick, ninguna de sus novelas alcanza la calidad de sus cinco libros de cuentos cortos. Y, al revés, de Joe Hill me gusta todo...salvo "Fantasmas", su recopilación de historias.

Pues con Neil Gaiman, por lo general, me pasa algo similar. Aparte de los dos títulos citados en el primer párrafo (y que son dos auténticas obras maestras), me gusta mucho "Coraline" (aunque la película sea aún mejor), "El libro del cementerio", "Buenos presagios" (a medias con el maestro Terry Pratchett) o "El océano al final del camino", por poner algunos ejemplos. Pero sus libros de cuentos cortos, es decir, "Humo y espejos" y "Objetos frágiles", no me cautivan del mismo modo.


En ese sentido "Material sensible" no es una excepción. Lo he leído con auténtico interés, devorando las páginas, pero el resultado final ha sido agridulce. Quizás porque para mi gusto el punto fuerte de Gaiman es la forma en la que narra sus historias, de manera que muchas veces me gusta más cómo cuenta las cosas que lo que realmente está contando. Eso es algo legítimo en una novela (disfrutar del viaje), pero en un relato corto valoro más la originalidad de la idea que el lenguaje empleado para presentarla.

Lo que no quiere decir que no sea una lectura interesante. En absoluto, que quede claro que les recomiendo encarecidamente este libro, tanto si son fans del trabajo del escritor como si nunca se han acercado antes a una obra suya. Lo que quiero decir es que, aunque el resultado final es notable, está a años luz de sus mejores trabajos. Si dijera lo contrario sí que estaría mintiendo.

Este cuento corto, publicado por Salamandra, también
aparece en la antología...pero sin sus ilustraciones
Aunque entre las 24 piezas presentes en el libro hay de todo (historias muy buenas, normales y alguna que me aburrió, las cosas como son), mi problema es que sólo dos o tres lograron atraparme realmente. Y aún así, fue más por el punto de partida, por su tono evocador, que por el resultado final. Dicho de otro modo: me parecieron grandes premisas que yo hubiera hecho evolucionar de manera muy diferente. Pero eso es lo bonito de la literatura, que nos permite a los lectores abrir nuestros propios caminos.

De la selección, destacaría la fascinante historia "Lo que pasa con Cassandra" (ahí, en ese planteamiento, hay una novela y una película, estoy convencido), la muy divertida "Naranja", la original "Y llora, como Alejandro", y algunos párrafos de "Un calendario de cuentos". Esos son mis historias favoritas. Seguro que cada uno de ustedes tendrá la suya propia.


Hay una quinta historia, quizás la mejor de todas, y por eso la he reservado para el final. Me refiero a "Mad Dog", el último relato del libro, el único (si no me equivoco) escrito expresamente para el libro y que, curiosamente, está protagonizado por el personaje principal de la novela "American Gods", Sombra. No sé si será por ello, por el hecho de no tener que perder tiempo en presentar al héroe de la historia, por esa cosa de que en el fondo no deja de ser un "bonus track" de la novela, pero me parece sin duda alguna el cuento más sólido y mejor estructurado de toda la antología.

Terminas pues el libro y te queda cierta sensación de vacío, como si tuvieras un puñado de arena que se te hubiera escapado entre los dedos. Pero al mismo tiempo deseas que Neil Gaiman saque ya una nueva obra a la que poder hincarle el diente y sumergirte en sus mundos oníricos, menos terroríficos de lo que él se cree, pero terriblemente cautivadores, y disfrutar de la experiencia. Ese es su gran don, dejarnos con ganas de más incluso en sus trabajos menos inspirados.