Mucha gente se piensa que el mundo de los documentales es
terreno exclusivo de los animales que pueblan el planeta. Es nombrar la palabra
documental y casi automáticamente se le asignan los apellidos “de la 2” y
“siesta”. Error, el mundo del documental es rico en contenidos, y el centrado
en el mundo del cine nos sorprende todos los años con alguna joyita, como la
paja mental que supone “Room 237”, centrada en el rodaje de “El Resplandor” de
Stanley Kubrick o el más reciente “Electric Boogaloo” en donde se nos habla de
la Cannon Films y su casposidad tan adorable.
Más cerca del primero situaríamos este “Lost Soul: El viaje
maldito de Richard Stanley a la Isla del Dr. Moreau”, ya que se nos hablará de un
rodaje en sí, pero con el surrealismo digno de la productora ochentera. Pero
primero hagamos unas ligeras presentaciones.
¿Quién es Richard Stanley?
O mejor dicho fue, ya que la relación de Richard Stanley con
el celuloide terminó con este proyecto, aunque en el presente dirija algún
pequeño corto u obra menor en su autoexilio en algún punto de los Pirineos
franceses.
Su primera película, “Hardware: Programado para Matar” le
sacó del anonimato, ya que dicha cinta digamos que se puede considerar de culto
tanto de la ciencia ficción como del cine de serie B. Y bastante rentable, ya
que recaudó más de cinco millones cuando su presupuesto fue de un millón y
medio de dólares.
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Cuando sepáis la historia de esa máscara vais a flipar... |
Una vez asentado en el mundillo tras su segunda película,
“Dust Devil”, escribió la que debería de haber sido su primera gran obra con un
presupuesto decente, ya que cuando New Line, productora en alza en ese momento
aceptó el proyecto, se le iba a asignar un presupuesto inicial de unos 8
millones de dólares de la época. La obra no era otra cosa que una nueva adaptación
de la obra de H.G. Wells, “La isla del Dr. Moreau”. Nuestro director a su vez
guarda cierta relación con la obra, ya que es bisnieto del explorador Henry
Morton Stanley (sí, el de la famosa frase “doctor Livingstone, supongo”), figura
histórica que “inspiró” a un colega de H.G. Wells para escribir “El corazón de
las Tinieblas” y al que dicho escritor acusó de plagio.
¿Qué es “La Isla del Dr. Moreau”?
Siendo claros, una de las peores películas de la historia
del cine, y ahí están sus 6 nominaciones a los Ratzzie en 1996, con premio para
el gran (de tamaño) Marlon Brando. Eso no quita que dicha cinta sea de esas
películas a las que mucha gente le ve cierto encanto, en cierto modo debido al
trabajo que realizó la gente de Stan Winston en cuanto a maquillaje.
¿Qué es entonces “Lost Soul: El Viaje maldito de Richard
Stanley a la Isla del Dr. Moreau”?
Pues hora y media de despropósitos, zancadillas, desvaríos,
anécdotas y situaciones tanto absurdas como bizarras que se vivieron desde la
aprobación del proyecto hasta su finalización, y en donde se demuestra eso de
“lo que mal empieza…”. Y es que cuando un director echa mano de la brujería
para que todo salga bien, mal empieza.
En dicho documental veremos cómo el casting inicial, y que
quizás nos hubiese mostrado una película totalmente diferente, se fue a la
mierda. Bruce Willis decidió no salir de EEUU mientras se estaba divorciando de
Demi Moore, James Woods vio cómo era sustituido finalmente, y la gran estrella
del proyecto y que disparó el presupuesto, Marlon Brando, sufrió el suicidio de
su hija, lo que hizo que se le perdiese la pista durante semanas.
Huracanes y tifones hicieron el resto en un rodaje en Australia que más de una vez estuvo a puntito de abortarse… cosa que sí consiguieron hacer con Stanley, al que despidieron obligándole a firmar una cláusula por la cual se debía mantener a más de 40 kilómetros del rodaje y al que se le perdió la pista cuando se comprobó que no había subido al avión de vuelta a Inglaterra, cosa que acojonó y mucho a los productores, ya que esperaban un boicot por su parte. Su sustituto fue John Frankenheimer.
Huracanes y tifones hicieron el resto en un rodaje en Australia que más de una vez estuvo a puntito de abortarse… cosa que sí consiguieron hacer con Stanley, al que despidieron obligándole a firmar una cláusula por la cual se debía mantener a más de 40 kilómetros del rodaje y al que se le perdió la pista cuando se comprobó que no había subido al avión de vuelta a Inglaterra, cosa que acojonó y mucho a los productores, ya que esperaban un boicot por su parte. Su sustituto fue John Frankenheimer.
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Cómo cambiar a un actor europeo de calidad por el hombre mas bajito del mundo. Pregunten a Marlon Brando. |
Stanley habla de la contratación de Val Kilmer, que lo
estaba gozando en ese momento con su totalmente olvidable Batman y que disparó
por segunda vez el presupuesto, como una de sus peores decisiones de su vida,
secundada por parte del equipo, que incluso cuentan que se le llegó a ver quemando los pelos de las patillas de un cámara con un cigarro…
Pero nada es comparable a la aparición de Brando y su gran
ego. Un Brando que no se leyó el guión en ningún momento y al que se lo iba
chivando su asistente con un pinganillo, que decidió por sus santos cojones que
en una escena su personaje debía llevar plumas de pavo real a su espalda y la cara tintada de blanco o que sobre
la cabeza llevaría una puta cubitera con hielos debido al calor que hacía…
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¿En qué pensaban los de vestuario? No no, es que el Sr. Brando quiere llevar una cubitera con hielos en la cabeza... |
Todo esto si es que ambos decidían trabajar ese día, ya que
también se nos cuenta que en más de una ocasión se maquillaba a infinidad de
personas durante horas para nada, mientras toda esa cantidad de extras calmaban
la espera con grandes cantidades de alcohol, hierba y sexo, lo que hizo que se
vivieran momentos muy muy muy bizarros (¿os imagináis a un hombre hiena
follando con una mujer cerdo?).
El cómo se vuelve a saber de Richard Stanley y el cómo
vuelve a “involucrase” en el rodaje os lo dejo para que lo disfrutéis durante
el visionado, ya que supone uno de los mejores momentos de la hora y media que
dura este documental ,que vas a disfrutar tanto si has visto o no la película de
la que habla, y que tiene más que merecido su premio en Sitges 2015 como Mejor
Película Panorama Documental.
Sencillamente inolvidable.