2/12/15


¿Habéis leído “La Guerra de las Armaduras”? ¿No? Pues ya estáis tardando, porque creo que es una de las mejores historias que se han escrito jamás sobre el Hombre de Hierro. Publicada a caballo entre 1987 y 1988 en los números 215 a 231 de la primera colección de “Iron Man” (qué tiempos aquellos cuando las series alcanzaban numeraciones altas), supuso una limpieza en toda regla del entorno del Hombre de Hierro, donde parecía que todo dios tenía una armadura (algo similar ha hecho recientemente Gerry Duggan en “Increíble Hulk”, eliminando a casi todos los seres gamma)

Hay grandes adversarios y luego está El Escarabajo
La trama es sencilla pero ambiciosa. No en vano la saga ocupó una extensión bastante fuera de lo habitual para una historia, sin ser crossover, dentro de la colección que ocupaba en una época donde los arcos argumentales solían ser de cuatro o cinco números como mucho. En “La Guerra de las Armaduras” Iron Man descubre que su tecnología ha sido hackeada y robada y que hay tanto héroes como villanos que se sirven de ella. Los primeros legalmente, pero los segundos obviamente no.

Así que como un afloramiento de ese sentimiento de culpa de sus años como traficante de armas, el Hombre de Hierro decide poner cartas en el asunto y encargarse personalmente de destruir la tecnología creada por él. El ritmo que David Micheline le imprimió a la historia es asombroso, los acontecimientos transcurren a toda velocidad y el lector es perfectamente consciente de esa sensación de urgencia, de necesidad y de extrema soledad que acaba sufriendo un hombre que lo tiene todo y a todos, pero que debe enfrentarse al mundo entero para cumplir un objetivo que a la postre será beneficioso para la humanidad.

Iron Man tendrá que pegarse con otros Vengadores
Y es que además de una acción desenfrenada y de peleas sumamente espectaculares – con el cambio habitual de armaduras – contra todo tipo de enemigos (en especial con los guardianes en la Bóveda o con el Controlador), “La Guerra de las Armaduras” pondrá a Iron Man contra las cuerdas, puesto que deberá oponerse a su gobierno, a los Vengadores de la Costa Oeste (este hecho también se vio en la serie animada de los noventa) e incluso a Shield y sus mandroides.

Me ha gustado mucho cómo David Micheline consigue darle algo de misterio a esta saga, consiguiendo que nos preguntemos ¿quién será el siguiente? O ¿cómo habrá llegado la tecnología a malas manos? Preguntas que tienen todas sus respuestas en estas páginas. También saca ingenio de la circunstancia de que en esa época no era pública la verdadera identidad de Tony Stark, todavía seguía con la historia de que es su guardaespaldas y oye, sale bastante airoso sin caer en el ridículo.

Incluso veremos un nuevo hombre bajo la armadura
Dibujando tenemos al también mítico Bob Layton, y creo que ningún artista ha sabido sacar mejor partido a Tony Stark en su faceta de playboy multimillonario que pasa a hombre de negocios sin escrúpulos y que además hace de superhéroe cuando puede. Pocos saben dibujar una armadura con tanta clase o darle glamour a las escenas más cotidianas. Encima en la parte artística contamos con un número a modo de epílogo que narra algunas de las peores pesadillas del personaje y que está dibujado nada más y nada menos que por Barry Windsor-Smith.

Sí, es el Capitán. No el USagente ni el Capitán América, el Capitán...no preguntéis.

Ahora mismo en España no hay disponible ninguna edición de “La Guerra de las Armaduras”. El tomo de la línea Best of Marvel Essential no está disponible en ningún lado, pero es de suponer que tarde o temprano será reeditado en Marvel Gold.