14/11/15


Lo admito: me resulta muy curioso que el guionista James Vanderbilt, autor de los libreros de películas como "The Amazing Spiderman", "The amazing Spiderman 2", "Los perdedores" o "Asalto al poder", haya elegido para su debut como director adaptar el libro de Mary Mapes sobre el caso real que le costó su trabajo en la CBS y obligó al mítico presentador Dan Rather a jubilarse antes de tiempo.

Pero eso sólo demuestra que los seres humanos somos complejos, que nos pueden gustar cosas muy diferentes y que, en cualquier caso, lo importante era ver cómo se desenvolvía Vanderbilt detrás de las cámaras. Pues bien, el resultado se salda con buena nota. Aunque también es cierto que teniendo en el reparto a Robert Redford, Cate Blanchett, Dennis Quaid, Topher Grace y Elizabeth Moss, lo difícil es hacerlo mal.


(Como curiosidad hay que decir que "La verdad" se rodó íntegramente en Australia por expreso deseo de Cate Blanchett, que no quería separarse de su familia. Pero vamos, por poder contar con ella, yo rodaría hasta en el Polo Norte con camiseta y bermudas).

¿Y de qué va "La verdad"? Pues de un famoso reportaje del programa "60 minutos": concretamente uno en el que se denunciaban irregularidades en el servicio militar de George Bush Jr, en aquel momento Presidente de Estados Unidos (y que estaba envuelto en la campaña política para su reelección, lo que, como todos sabemos, finalmente consiguió).


Lo más interesante es ver cómo trabajan los equipos de investigación (y, a pequeña escala, de eso algo sé). Seguimos al equipo de periodistas mientras investigan las pistas, recopilan datos, buscan testimonios, tratan de confirmar todas las informaciones...y todo ello en una carrera contra el reloj. Porque la Cadena, como siempre pasa, tenía prisa por sacar el reportaje. Y por culpa de las prisas se cometieron errores.

¿Disculpa eso al equipo de investigación? No. ¿Es entendible? Sí. ¿Con más tiempo se podría haber hecho mejor? Por supuesto. Tras ver la película, ¿se me hubiera ocurrido a mí algún modo de evitar los fallos? No. Esa es quizás la parte más interesante del discurso. Ver cómo, por más que intentes ser profesional, a veces las complicaciones se te echan encima de la forma más insospechada (y de eso también sabemos en esta web, en la que a veces cometemos errores...en los que no habríamos caído ni en un millón de años).


Porque, a posteriori, es fácil ver los errores. Pero en lo que muchas veces no caemos es en la forma en la que se han cometido. Testimonios que mintieron, gente que dijo algo que en el fondo no querían decir, o se desdijeron, o datos que no se podían probar del modo en que hubiera sido deseable... Hay situaciones contra las que resulta difícil luchar.

Pero "La verdad" se para en otro punto que me parece aún más apasionante. Y es el hecho de cómo creamos cortinas de humo. Si crees lo que ves en la película (no tengo ningún motivo para no hacerlo...ni para hacerlo. Tengo que leer más sobre el tema), lo de las irregularidades de Bush está fuera de toda duda. Hubo abuso de poder. Hubo mal comportamiento. Lo que pasa es que, al desviar la atención hacia los errores del reportaje, la gente dejó de hablar de eso. Se olvidó el problema de fondo, para centrar toda la atención en los periodistas y no en la figura pública que debería haber rendido cuentas por sus actos.


Me recuerda mucho al circo que ha montado Rossi en motociclismo las últimas semanas (no me hagan hablar del tema). Se llama desviar la atención para dejar de hablar de aquello que resulta incómodo. En cierto modo me recuerda a un título dirigido por Robert Redford, "La conspiración", que me parece una joya de película, y que trataba sobre el abogado que defendió a la única mujer que participó en la conspiración para matar a Lincoln. Y nunca se pone en duda su culpabilidad; sólo se dice que tiene derecho a una defensa justa.

Pues eso es igual. ¿Merecía Dan Rather y su equipo su ración de críticas? Muy probablemente. ¿No habría estado mal que alguien siguiera investigando la historia original? Me parece fuera de toda duda. Pero ¡ey!, con la política hemos tapado. Los defensores de Bush hicieron piña y las otras cadenas cargaron contra su competidora porque había destapado una exclusiva que ellos no tenían. Así de claro.


Y al final, esto es lo triste, todo se ensució, se convirtió en un circo, gente perdió su trabajo y la opinión pública se escandalizó por lo sucedido.... pero nadie se paró a pensar en lo verdaderamente importante, que es ni más ni menos que desentrañar cuál era la verdad sobre el asunto que lo desencadenó todo, la extraña carrera militar del señor Bush.