22/5/17


Hola amigos, bienvenidos a una nueva entrega de “Filmoteca James Bond”. Y además a una muy especial, porque hoy toca hablar del tercer filme del agente secreto más famoso de todos los tiempos. Sí, me refiero a “Goldfinger”, película que para muchos fans de 007 es la mejor de las 24 que ha protagonizado hasta el momento.

Estrenada en 1964, supuso un cambió de guardia en la dirección, saliendo Terence Young (realizador tanto de “Dr. No” como de “Desde Rusia Con Amor”) y entrando Guy Hamilton, lo que dotó a esta entrega de una frescura inusitada, y si bien no es tan “seria” como las anteriores es sin duda mucho más divertida y además explota al máximo las virtudes del personaje creado por Ian Flemming y que aquí ve adaptada la séptima novela de la saga.

Desde el comienzo “Goldfinger” es un filme cautivador. James Bond llega a unas instalaciones de procesamiento de cocaína, se infiltra, derrota a los guardias, trepa un muro con una pistola con gancho y le da tiempo para quitarse el traje de buceo bajo el que lleva un smoking impoluto (escena homenajeada en “Mentiras Arriesgadas” de James Cameron). Salva la situación, se va con la titi y trasca, cortinilla de estrellas y comienza la canción de Shirley Bassey, el tema homónimo “Goldfinger” que logró desbancar a los Beatles del número uno.

Bond maldiciendo que no le hayan dejado cinco minutos más
Por primera vez desde que comenzasen  los filmes de Bond, el enemigo a batir no es Spectra. En este caso tenemos a un gordo cabrón llamado Auric Goldfinger, obsesionado con el oro y que planea mandar al traste la economía mundial y de paso arruinar a Estados Unidos en lo que denomina la operación “Grand Slam”, de la que no daremos más detalles para que podáis disfrutar de la hora y tres cuartos que dura la película.

Aston Martin, marca de la casa
Porque como hemos dicho “Goldfinger” es todo diversión. Tenemos a un Sean Connery plenamente metido en la piel del personaje, socarrón, gracioso, irónico, vacilón (la forma en la que humilla a Goldfinger en la primera escena es ingeniosa) y que siempre tiene tiempo para tomarse un traguito por muy mal que estén las cosas. Además la mitología del personaje crece con la incorporación del famoso Aston Martin, coche de lujo con ametralladoras, asiento inyectable, lanza humo, escudos antibalas y radar.

Bond es tan duro que necesita un láser industrial para podar el cesped
No tendremos a Spectra, pero desde luego que la interpretación de Gert Fröbe como el villano de la función es simplemente sobresaliente, así como de las dos chicas bond de la película: Jill Masterson  (que protagoniza una de las escenas más icónicas de toda la saga, aunque fatal para su personaje) y la exótica Pussy Galore, una mujer de armas tomar que supondrá un desafío para Mr. Bond en muchos aspectos. Destacable es la crueldad de la trama, que no duda en matar a las mujeres que haga falta, y el verdugo de éstas, otro icono de Bond, es el lanzador de sombreros Oddjob, interpretado por el luchador profesional Harold Sakata.
Nunca un sombrero acojonó tanto
El ritmo que tiene esta película es increíble. Cambia de ubicación, hay persecuciones en coche, tiroteos por doquier (la que lía al final con el ejército americano y la guardia coreana de Goldfinger no tiene desperdicio alguno), peleas, romance, explosiones y una escena de clausura en el avión con unos efectos especiales más que correctos para su año y el típico desenlace con la moralina “Bond siempre gana”.

Este tipo con pinta de extra de Benny Hill era el malo
Con “Goldfinger” se tiró la casa por la ventana viendo el éxito que había en ciernes, por lo que el presupuesto de la cinta fue de tres millones de dólares, el equivalente a los dos primeros filmes juntos, pero que fueron recuperados de sobra pues la recaudación sólo en Estados Unidos sobrepasó los cincuenta millones. La cinta además se hizo con el Oscar de la Academia a los mejores efectos sonoros y técnicamente volvió a ser impecable, gracia a la labor de fotografía de Ted Moore en Inglaterra, Suiza y Estados Unidos. 

La semana que viene ¡Operación Trueno!