10/10/15


Con la estupidez que a veces me caracteriza, se me había metido en la cabeza, vaya usted a saber por qué, que "Summer Camp" iba a ser una película de serie B tirando a cutre, en la que un grupo de niñatos que a duras penas saben hablar español (ahí acerté...pero porque la película está rodada en inglés, vaya ojo el mío) ofrecían pésimas interpretaciones mientras iban muriendo, pero no lo suficientemente rápido. De modo que admito que tampoco es que ardiera en deseos de verla.

Pero afortunadamente Sitges es la tierra de las segunda oportunidades. De modo que entré en la sala, empecé a ver la película y, a cada minuto que pasaba, me iba comiendo un poco más mis palabras, hasta terminar sintiendo vergüenza de mí mismo y de mis juicios previos.


Porque "Summer Camp" es posiblemente la película con la que mejor me lo he pasado en años. Lo repetiré para que quede claro: es una pequeña joya, la película revelación de la temporada, la sorpresa del 2015. Queridos lectores: cuando se estrene en salas comerciales, no sean tan cortos de miras como un servidor. No se lo piensen dos veces. Vayan a verla y disfruten de una de las gamberradas más entretenidas que ha dado el séptimo arte en los últimos tiempos.

Y eso que, a priori, parece que juega al "más difícil todavía" (o al "no hay dinero como para tirar la casa por la ventana, así que hagamos el más difícil todavía", cualquiera sabe). La película se llama "Summer Canp" y se desarrolla en un campamento de inglés, asentado en España, al que en teoría acuden un buen número de chavales...pero los chavales brillan por su ausencia durante casi todo el metraje.


Así que lo que tenemos son los monitores, en los días previos al campamento. ¿Y de cuántas posibles víctimas hablamos? Pues de cuatro. Sí, es cierto que en pantalla aparecen unos cuantos actores más de vez en cuando, pero vamos, el 80% del peso de la película lo llevan sus cuatro protagonistas. Así parece que no se puede organizar una matanza en condiciones.

Pues con todas esas limitaciones, Alberto Marini se saca de la manga una trama sobre una especie de virus que infecta a la gente y la vuelve loca. Pero, he aquí el gran acierto y la novedad (y pequeño spoiler, lo digo para los que prefieran saltar al siguiente párrafo), es una infección de ida y vuelta, que hace que a ratos un protagonista esté poseído, luego sea otro, luego dos, luego ninguno... es como jugar al "pilla pilla", sólo que aquí si el infectado te coge, lo más probable es que te arranque la cabeza de cuajo.


A ratos "Summer Camp", con sus pocos héroes atrapados en un bosque, me recordaba a lo mejor de "Posesión infernal", con su dosis de terror pero también un humor constante que arrancó varias veces las carcajadas y los aplausos del público. Además la película va a saco, hasta el punto de que a la media hora te preguntas cómo va a ser capaz Marini de mantener la tensión el tiempo que falta. Pues bien, lo hace. La peli se pasa en un suspiro y te deja incluso con ganas de más.

Ritmo endiablado, actores creíbles y carismáticos, un final brillantísimo y, como colofón, posiblemente el mejor personaje que he visto en una película en años. Me refiero, cómo no, a Christy. Todos hemos conocido en nuestra vida a una Christy, y no sabemos si amarla, odiarla o ambas cosas a la vez.


Aunque admito que también siento una especial simpatía por Will, el pobre diablo al que le pasa de todo. Como yo lo sigo viendo como un trasfondo de Bruce Campbell en "Posesión infernal", confío en que termine siendo el protagonista de su propia saga, cada vez más desmadrada. Sí, sobrevivir en "Summer Camp" está caro. Pero bueno, si Manuela Velasco pudo hacerlo después de cómo acababa "Rec" (la conexión Balagueró es que aquí ejerce como productor), es que nada resulta imposible...