19/10/15


Lo que voy a decir obviamente también se aplica a las películas de ficción, pero voy a centrarme en el campo de los documentales. A la hora de juzgar cada trabajo, existen varias combinaciones que influyen en nuestra percepción de lo que hemos visto.

Puede que el tema sea muy interesante, pero que se haya ejecutado de forma torpe ("The nightmare"). O que partamos de una idea a priori con poco recorrido, pero que al final se cuenta de manera fascinante ("Room 237", para mostrar la cara y la cruz del mismo director). En ocasiones es casi más interesante el cómo se cuenta que lo que se está contado ("This film is not yet rated") y a veces el trabajo adopta una forma de lo más convencional, fiándolo todo a lo que cuenta ("Electric Boogaloo: la loca historia de Cannon Film). Existen muchas, muchas combinaciones.


Les comento esto porque, desde un punto de vista formal, el director de "Smoke and mirror: the story of Tom Savini", Jason Baker, no ha descubierto precisamente la pólvora. Hasta podríamos decir que el suyo es un trabajo un tanto descuidado (fruto de la falta de medios económicos), que hace que las entrevistas a Savini, por ejemplo, se desarrollen en diferentes sets en los que le vemos con diferentes looks, dependiendo del momento (más bien el año) en que se grabó esa entrevista en concreto.

Lo que ocurre es que lo que cuenta Tom Savini es tan interesante que da igual la forma que adopte el documental. No tiene que recurrir a trucos de salón para mantenernos interesados en lo que estamos viendo. Basta con dejar que Savini hable, apoyar su historia con otros testimonios y con imágenes antiguas rescatadas, y todo el mundo sale feliz de la proyección.

Porque, siendo sinceros, Tom Savini es un tipo muy interesante con una gran historia a sus espaldas que, al menos yo, desconocía por completo (pero no debo ser el único; el productor me contó que incluso compañeros suyos de profesión se habían sorprendido tras ver el documental, porque no tenían ni idea de la situación del genial actor/maquillador/encargado de efectos especiales/doble/lo que le echen).


En su paso por Sitges, Savini se mostraba preocupado por haber mostrado demasiado su "faceta personal" en el documental. Siento ser yo quien le lleve la contraria, pero precisamente eso, el ver al hombre detrás de la estrella, es lo que hace que "Smoke and mirrors" sea un trabajo tan notable. Si quiero saber trucos sobre la profesión, cómo hacer sangre, cómo diseñar efectos, lo que sea... puedo recurrir a internet, que es una fuente de sabiduría ilimitada. Pero si quiero conocer un poco mejor a una leyenda como Tom Savini... para eso necesito este documental.

La suya es una historia de superación tan apasionante que da igual que seas fan suyo, que no te guste su trabajo o que sencillamente no tengas ni idea de quién es. Es decir, es un error que deberías subsanar lo antes posible (consejo de amigo) pero, más allá de eso, este documental te interesará igualmente. Porque habla de la historia de un hombre al que la vida le ha dado muchos golpes, pero que no se ha dejado doblegar.


Sabía que Savini es un genio de los efectos y un actor notable, pero no sabía que era un ser humano tan increíble. Su historia de amor para con su hija y su nieto me llegó al alma, me conmovió. No sé, supongo que es el friki que habita en mi interior, pero siempre me reconforta comprobar que esa gente a la que admiras, esas grandes figuras de Hollywood, también son seres humanos que tienen los mismos problemas que el resto de los mortales y que, como todos, han de luchar por no dejarse vencer.

Savini es un tipo encantador. Da esa imagen en pantalla, cuando habla de sí mismo, y en la vida real, cuando hablas con él y descubres que es alguien cercano con quien te quedarías charlando toda la noche. Lo mejor del documental es que no intenta justificarse, acepta que ha hecho cosas mal y que tiene defectos, como todo el mundo. Pero es en esa humildad, en esa naturalidad ante la cámara (cómo se nota cuando alguien simplemente intenta caer bien, lo que no es el caso) donde logra ganarse las simpatías de todos los fans que ya admirábamos al artista y ahora también admiramos a la persona.


Gracias, señor Savini, por compartir un pedazo de su vida con todos nosotros. Gracias al director y a los productores que decidieron sacar adelante "Smoke and mirrors". Como pieza, quizás no sea el mejor documental de la historia. Pero a diferencia de otros, éste permanecerá para siempre en nuestros corazones.