21/10/15


Parece que en este 2015 toda película tiene su doppelganger malvado. La brillante "Parasyte 2" tiene a la mediocre "Ataque a los titanes 2". La muy macarra "Tales of Halloween" es justo lo contrario que la nefasta "Southbound". Y si hace pocos les hablábamos del interesante documental "Smoke and mirrors" centrado en la figura de Tom Savini, hoy, con mucha pena, toca explicar por qué "Dark Star: HG Gigers world" es un mal producto.

Vaya por adelantado que cualquier documental que sirva para echar un vistazo al trabajo de ese visionario que fue el señor Giger (el responsable de las criaturas de Alien, por si hay algún despistado en la sala) siempre será digno de mención. No pierdo la esperanza de visitar algún día su museo, así que ver algunas de sus obras, aunque sea a través de la pantalla, resulta un ejercicio fascinante. Pero a un documental se le debería pedir mucho más que un simple premio de consolación.


Creo honestamente que la función del cine es entretener. Sea con películas de ficción, basadas en hechos reales, documentales... da igual el campo en el que te muevas. Al final, todo consiste en que el público se lo pase bien con lo que le estés contando. Que si además les haces reflexionar, o creas algo nuevo, o tocas un tema que nadie había tratado antes... mejor que mejor. Pero no hay que olvidar que. en cualquier caso, el aburrimiento es un pecado mortal para cualquier creador que se precie.

Y un documental es tan interesante como aquello que se está contando... y la pericia como comunicador de quien lo está contando. Por poner un ejemplo reciente, "Jodorowsky's Dune" son 90 minutos del escritor hablando sobre un proyecto que nunca llegó a realizarse. No hay más, es un one-man-show. Y resulta apasionante, porque Jodorowsky sabe cómo captar tu atención. Le escuchas, le escuchas y le seguirías escuchando, porque todo lo que sale de su boca resulta cuanto menos curioso.

El documental de Tom Savini me gustó tanto porque el polifacético actor (quedémonos con la faceta que asegura que más disfruta) no tiene miedo de mostrarse a cámara tal y como realmente es. Entabla un diálogo con el espectador, le cuenta su historia, sin intentar elegir sólo las partes que le convienen. Es personal, muy personal. Y eso se agradece.


Sin embargo "Dark Star" es un proyecto hecho para mayor gloria de HG Giger. Es un anuncio publicitario de 90 minutos de duración, en los que no llevas a vislumbrar quién es realmente la persona detrás del genio. Ni por asomo. Todo consiste en "qué bueno es Giger", "cómo mola Giger", "mira lo que ha hecho Giger". Ya, pero todo eso ya lo sabía. Por eso fui a ver la película. ¿En serio no hay nada más que me quieras mostrar?

Un documental, cuando está basado en una persona, tiene algo de exhibicionismo. El público, siempre voyeur, quiere saber más sobre sus ídolos. Necesita saber que son humanos, que también pasaron por momentos difíciles, que no siempre fueron lo que son ahora. Es cuestión de empatía. Pero aquí esa parte no existe. Todo consiste en un gran regalo a Giger, hecho por amigos de Giger, que sirve como despedida a Giger. Pero el resultado es demasiado endogámico como para que el resto del mundo pueda realmente disfrutarlo.


No quiero ser especialmente cruel, sobre todo porque la impulsora del proyecto me pareció una mujer encantadora. Pero era una ex-amante de Giger y una de sus mejores amigas. Y el documental peca precisamente de esa falta de distancia. De ese síndrome de Estocolmo en el que están tan enamorados de la obra del artista suizo (normal, yo también lo estaría) que ni siquiera se pararon a pensar qué es lo que realmente querían contar. Simplemente le rindieron un hermoso homenaje.

Que está bien, ya lo dije al principio. Pero no me parece suficiente. Prefiero ver el museo, en persona, y lidiar con mis propias emociones, en vez de escuchar a tanta gente hablando sobre lo bueno y maravilloso que era el señor Giger.