10/10/15


Que el mundo del cine lleva todo el siglo XXI fijándose en el noveno arte para fabricar sus taquillazos es algo que resulta más que obvio, sobre todo desde el año 2000 y el éxito de “X-Men”. Esto sería si nos refiriésemos sólo al cómic americano, lo que sucede es que desde mucho antes el cómic japonés o manga lleva siendo adaptado al “Live Action”, como lo llaman ellos. Si bien es cierto que la mayoría de los productos eran bastante indeseables, de un tiempo a esta parte la cosa está mejorando cosa mala…


Ahora en pleno Festival de Sitges 2015, ya hemos podido disfrutar de una de estas adaptaciones con la genial “Asassination Clashroom” y en este momento nos disponemos a hablaros de la primera entrega de “Shingeki no Kyojin” o como es más conocida en occidente “Attack On Titan”. El manganime de moda ha sido llevado al cine en dos entregas, y ambas se podrán ver en Sitges. Agarraos los machos que comenzamos.

La historia nos lleva a un  mundo donde la humanidad vive recluida en grandes núcleos de población que están cercados por un muro que mide varios centenares de metros de alto. La electricidad no existe y la tecnología es un recuerdo del pasado. La mayoría de los habitantes de estas urbes han nacido y vivido siempre dentro, por lo que todo lo que pasa o ha pasado fuera de los muros no es más que una leyenda urbana para ellos.


Un buen día un Titán gigantesco, más grande que el muro,  consigue hacer una brecha y varias docenas de titanes más pequeños masacran a buena parte de la población. El director Shinji Higuchi se ha quedado a gusto narrando escenas cruentas con decapitaciones, miembros arrancados de cuajo, seres humanos devorados y litros de sangre. Para los que estéis familiarizados con la obra, deciros que el comienzo es prácticamente calcado al del manga y que a partir de ahí la cosa difiere bastante, pero por favor, vean la peli con mente abierta, que merece mucho la pena.


A partir de aquí comienza la historia de verdad, con la creación de un escuadrón especializado en dar muerte a los titanes y en recuperar materiales para reconstruir el muro. Lo cierto es que la película es más simple que el mecanismo de un chupete y que aunque hay ciertos esfuerzos para que empaticemos con los dramas de los protagonistas. Estos apenas son abordados, por lo que realmente nos acaba dando lo mismo y hace que queramos lo que queramos: muerte. Y vaya si la hay; el último acto de “Attack on Titan” es una locura, una batalla campal con bajas en todos los bandos y con los “buenos” haciendo uso de un mecanismo de cables que les hace moverse como si fueran mosquitos alrededor de los gigantes, resultando una gozada visual rodada con mucho acierto y que no marea en ningún momento, mostrando las peleas con claridad.

Algo muy inteligente de dividir la cinta en dos es que sólo dura 100 minutos y no se hace nada pesada, los personajes son presentados rápidamente, hay acción a raudales y una banda sonora bien trágica que ayuda mucho a entrar en escena y que viene muy bien para ir preparando las diversas situaciones.


El final de la película con un nuevo personaje que entra en escena y una nueva forma de vencer a los titanes queda cerrada con un cliffhanger en toda regla que deja con ganas de más. Para los que no estéis en el festival, en breve serán distribuidas en España, echadles un ojo.