12/7/17


En 1998 internet todavía no era el monstruo en el que se ha convertido hoy en día. De modo que sí, todos sabíamos que se había intentado sacar adelante un proyecto llamado "Superman lives", que al final se había quedado en el cajón. Pero tampoco nadie le dio demasiada importancia al tema. El auténtico interés por el fallido proyecto empezó años más tarde con esto:


Es, posiblemente, el mejor y más famoso "monólogo" de Kevin Smith. Un delirante relato que nos hacía imaginarnos cómo hubiera sido esa película de Superman con Nicolas Cage de protagonista y Tim Burton detrás de las cámaras. Pero lo cierto es que, aún entonces, daba la sensación de haber sido uno de esos proyectos de los que se habla en los despachos de Hollywood pero que nunca llegan a concretarse.

Hasta que apareció esta foto en internet:


En ese momento quedó claro que "Superman lives" llegó a estar más cerca de ser una realidad de lo que habíamos podido imaginar. Y, por supuesto, a partir de ese momento a todos nos pudo la curiosidad y queríamos saber más del tema.

Por suerte una persona, Jon Schnepp, estaba lo suficientemente motivado como para, Kickstarter mediante, llevar a cabo un documental en el que se explicara toda la historia. Su título: "The death of Superman lives. What happened".

El resultado es una película interesantísima a muchos niveles. Para ser sinceros, el documental, como tal, no pasa de ser correcto. No hay una firma personal, ni está contado de un modo especialmente brillante. Es una sucesión de entrevistas a los diversos responsables del proyecto que se van intercalando de un modo correcto. Pero lo importante no es cómo se cuenta la historia, sino lo que cuentan sus protagonistas (algo de lo que voy a hablar a continuación. Así que si no quieren enterarse, no sigan leyendo, Avisados quedan)


Como les decía, me parece un documental apasionante a tantos niveles, que la verdad es que no sé ni por dónde empezar. Quizás por la figura de Jon Peters, su productor. Un auténtico personaje, de esos que si escribieras en un guión de cine te tirarían para atrás porque parecen demasiado exagerados.

Si han visto el video de Kevin Smith, ya están puestos en antecedentes sobre quién es el tal Peters. Ex peluquero de Barbra Streisand reconvertido a productor. Lo cierto es que en sus primeras apariciones en el documental, da la sensación de ser un tipo sensato. Un hombre al que le interesa realmente la figura de Superman y quiere hacer una película que le haga justicia. Además, lo primero que hace es desmentir que le dijera a Kevin Smith que no quería que Superman volara. De modo que, piensas, es posible que el director de "Clerks" exagerara su historia de cara a la galería (lo que me parece no sólo perfectamente lícito, sino de lo más normal)

Pero claro, la ilusión sólo dura unos pocos minutos. Porque acto seguido Peters sí que admite que lo de la araña gigante es cierto. Es más, ¡defiende la idea con pasión!


Y si sólo fuera eso... a lo largo del documental es presentado como un visionario que lo mismo lleva a sus hijos al estudio para que decidan qué diseños les gustan y cuáles hay que descartar, que se dedica a hacerle llaves de karate a sus empleados en el pasillo. Tim Burton cuenta que incluso una vez le dio un beso en la boca ("hubiera preferido la llave de karate", comenta con resignación)

Jon Peters es un tipo del que todo el mundo rehuye (Burton, que ya había trabajado con él en "Batman", decidió rodó la película del hombre murciélago en Londres sólo para mantenerlo lejos) Demasiado pasional, demasiado dado a interferir en las decisiones creativas, lo que le lleva a tener ideas "geniales" como lo de la araña, que Brainiac dispare a unos osos polares o que intente atacar la tierra en una nave espacial en forma de calavera en cuyo interior tiene un zoo compuesto por criaturas peligrosas de todos los rincones de la galaxia (así, como suena).

El segundo gran punto de interés del documental tiene que ver con la propia figura de Superman. Siempre me ha extrañado que Christopher Nolan hiciera las películas de Batman cuando es evidente su desdén hacia el personaje. Pero es que, en comparación con lo que pasaba en esta película, lo suyo era amor incondicional.


No voy a defender a Kevin Smith (brillante en ocasiones, un desastre en otras) pero sí que es cierto que era la única persona a la que parecía importarle realmente Superman. Cuando su guión es descartado, su sucesor, Wesley Strick, asegura no tener interés en el personaje y llega a decir que "era mejor que el proyecto estuviera en manos de gente no demasiado apegada al comic". Espera, ¿¿¿qué??? Vale, todos entendemos que comic y cine son géneros distintos, y que lo que funciona en uno no siempre funciona en el otro y que hay que hacer cambios. Pero de ahí a prescindir de la única gente que conoce y comprende el material original, hay un trecho...

Porque a Tim Burton, seamos sinceros, le importaba un pimiento Superman. No es ya que haya confesado que jamás ha leído comics, es que uno de sus colaboradores en el documental asegura que Burton dijo, textualmente, "odio tener que hacer estas películas de superhéroes" mientras rodaba Batman. No es el mejor punto de partida.

Y luego ves sus diseños para los personajes (irreconocibles), sus ideas para la trama, su empeño en que "el vuelo fuera realista, apegado a las leyes de la gravedad" y es como para echarse a temblar.


Al menos estaba Nicolas Cage en el proyecto, se podría pensar. Es decir, hablamos de alguien que eligió el "Cage" como apellido artístico (en realidad él pertenece a la familia Coppola) por Luke Cage, alias "Puño de hierro". Que le puso a su hijo el nombre de "Kal-.El", Si alguien debía sentir respecto por el comic, ese era él, ¿verdad?

Pues tampoco. Tenía intención de hacer una versión oscura y diferente del personaje, alejada lo más posible de la interpretación de Christopher Reeves. Ah, y llevaría el pelo largo.


La lista de despropósitos es interminable. Atentos, porque voy a enumerar algunas de las ideas que había para "Superman lives": Clark llega en la nave acompañado de una especie de oso de peluche extraterrestre que es su niñera; la niñera acaba convirtiéndose en una especie de traje metálico que revive a Superman; Doomsday está hecho de cabezas humanas que simulan ser los compañeros y amigos de Superman; Perry White es un excéntrico editor que parece tener Síndrome de Diógenes; Clark Kent iba a ser más "rarito" que Superman, paseándose con una camisa de Mickey Mouse; Superman lucharía contra unos ninjas; Usaría la "S" de su pecho como una especie de boomerang con la que combatir a los malos; Lex Luthor y Brainiac acabarían fundidos en un monstruo de dos cabezas; Brainiac en realidad es una araña gigante; Superman, nervioso por una cita con Lois, sale a dar treinta vueltas volando a un edificio para tranquilizarse mientras volatiliza la ropa (al menos no va a casa a masturbarse...aunque dos versiones más y seguro que hubiéramos llegado a eso)... ¿a que ahora lo que hizo Zach Snyder con el personaje ya no os parece tan mal?


No soy un gran fan del personaje. Adoro la etapa de John Byrne, pero vamos, que Superman siempre me ha parecido bastante soso. Pero una cosa es eso y otra cagarse directamente en su historia y sus motivaciones. Me parece una falta de respeto. Y, sobre todo, un pésimo modo de plantear un proyecto. Por no hablar de la trama general, que incluía a Doomsday, Luthor, Brainiac... ¿qué hemos aprendido sobre meter demasiados villanos en una misma película? Pues eso.

El tercer y último gran acierto del documental es mostrar cómo una película se va al garete sin que suceda nada especial. Porque sí, en último extremo se le dio carpetazo al proyecto porque era demasiado caro y la Warner estaba pasando por un mal momento, encadenando fracaso tras fracaso. Pero detrás de eso hay mucho, mucho más.

Jon Peters aparece con ideas bizantinas sobre la película. Kevin Smith accede a introducir algunas en la película para que no le despidan. Se contrata a un director, Tim Burton, sin saber si le interesa el guión en el que ya se estaba trabajando, de modo que cuando dice que lo odia hay que empezar de cero. Wesley Strick hace un guión que le gusta a Burton pero no a los productores. Los diseñadores, en vez de ceñirse al comic o aportar cosas de su cosecha, se limitan a trabajar sobre los (absurdos) diseños previos que les pasa Burton, más cercanos a "Eduardo Manostijeras" que al Hombre de Acero. Muchos dibujantes se centraban sólo en crear monstruos chulos sin preocuparles si encajaban en una película de Superman. El traje que se construye parece más el de un cyborg que el del Hombre del Acero. Nicolas Cage está on fire, en modo desatado y nadie le para los pies. Dan Gilroy. el último guionista, tira por otro camino, que de nuevo le gusta a Burton pero que al estudio vuelve a horrorizarle, porque no es lo que tenían en mente... ¿hace falta seguir?


De modo que Lorenzo di Bonaventura (el productor), quería una película que arrasara en taquilla, Kevin Smith una que fuera fiel a Superman, Tim Burton su propia historia intimista sobre un alien que se siente diferente y Jon Peters una historia con animales salvajes y frikadas varias... Nadie parecía estar trabajando en el mismo proyecto. Así es imposible que las cosas salgan bien (no me extraña que Brian Singer llevara siempre en su cartera una foto de Nicolas Cage vestido como Superman mientras rodaba "Superman returns", como recordatorio de lo que nunca debía hacer...aunque tampoco es que a él le saliera algo mucho mejor)

Así que, como no podía ser de otro modo, "Superman lives" murió, dejándonos con la duda de qué habría salido de todo aquello. Sinceramente, me parece lo mejor que pudo ocurrir. No sólo porque así se pudo hacer "The death of Superman lives. What happened" sino porque, además, creo que hubiera sido un desastre de proporciones bíblicas.


Ojalá existiera un documental similar sobre "Episodio I". Significaría que al final esa tampoco se habría hecho...