9/6/16


Hoy tengo ganas de meterme en un pequeño lío. Y no será el último, advierto.

El otro día, en el muro de facebook de un amigo, descubrí una noticia que se me había pasado por alto: La Fox ha pedido públicamente perdón por algo relacionado con "X-Men: Apocalipsis"

La verdad es que se me ocurren cientos de motivos por los que la productora debería pedir perdón en relación a esa cinta: permitir que Bryan Singer siga estropeando su legado (en serio, uno sólo puede vivir de una película, por buena que sea como es el caso de "Sospechosos habituales", un número limitado de años), aceptar un guión mediocre, convertir al villano en una copia del malo de los Power Rangers, desaprovechar a Olivia Munn, no querer devolverle los derechos de los mutantes a Marvel... Si hubiera sido por cualquiera de esos motivos, estaría satisfecho.

Pero no, resulta que no iban por ahí los tiros. Pedían perdón por usar este cartel promocional: una imagen en la que Apocalipsis tiene a Mística cogida por el cuello. O, lo que según algunos, era una apología de la violencia de género.


Me resulta todo tan absurdo que me cuesta incluso centrar mis argumentos sobre por qué la acusación es a mi juicio una absoluta estupidez y una prueba más de lo que lo políticamente correcto nos está matando del modo más doloroso posible (y respeto a la gente que protestó; del mismo modo espero que ellos respeten que a mí me parezca una chorrada como la copa de un pino). Pero voy a intentarlo.

Iba a tirar de humor (he leído comentarios al respecto de lo más brillantes, en especial uno que hacía referencia a que el cartel en realidad era una ofensa hacia los pitufos). Pero, aunque desde luego haría este artículo mucho más divertido, creo que voy a mantener el tono serio, antes de que alguien pueda acusarme de frivolizar con el tema. Porque no me parece nada divertido.

Agresores en potencia rodeando a Pitufina. A mí el del gorro rojo me da mala espina

Un hombre tiene a una mujer cogida por el cuello. De acuerdo. Vamos a obviar la parte en la que los dos son mutantes azules lo que, todo sea dicho, hace difícil que alguien pueda confundir realidad con ficción (sí, veo "Juego de Tronos", pero aún no me ha dado por ir por la calle con miedo a que algún día aparezca un dragón surcando los cielos). ¿Qué nos queda? Un cartel sobre una película de acción. Una fantasía. Nada más. (Que, por cierto, no tiene como lema algo así como "Vamos, Apocalipsis, cárgate a esa zorra", que eso sí me parecería fuera de lugar. No, parece evidente quién es el villano de la función, al menos a mí)

Mi pregunta es, ¿qué tipo de personas pueden, viendo este cartel, decidir que está bien agarrar a una mujer por el cuello e intentar estrangularla? Si hablamos de adultos, lamento decirles que creo que sus problemas ya venían de atrás. Y que, con cartel o sin él, necesitan ayuda urgentemente. Culpar a un personaje de ficción por los actos de una persona es de un reduccionismo ciertamente preocupante. Si mañana un asesino dijera que Barrio Sésamo inspiró sus actos, ¿prohibiríamos entonces Barrio Sésamo?

Batman tiene millones de seguidores. Sólo uno creyó que era El Joker.
¿Deberíamos prohibir sus cómics y películas?
La otra opción, por supuesto, son los niños. Personitas impresionables que aún no están del todo formadas. Déjenme decirles dos cosas: la primera, que creo que justo ahí entran los padres, que son los encargados de explicarle a sus hijos la diferencia entre una película y el mundo real. Pero voy más lejos. Está bien, retiremos el cartel para que no se confundan. ¿Y qué pasará cuando esos niños vayan al cine a ver la película - y créanme, muchos lo harán - y vean en pantalla a Apocalipsis intentando matar a Mística? ¿No pensarán entonces igualmente que eso es algo normal? ¿O es que lo hay que hacer es prohibir la película? 

A no ser que estemos en una situación de "ojos que no ven...". Es decir, quita de mi vista aquello que me ofende y dejará de importarme el problema de fondo. Uf, esa forma de pensar sí que me parece peligrosa.


(Por cierto, en un off topic, hace cosa de un mes, viendo por segunda vez en el cine la brillante "Agente contrainteligente" noté que una pareja se había traído a sus dos niños pequeños a la sala. Por suerte a los 20 minutos la abandonaron a toda prisa, permitiéndome creer que todo había sido un error de cálculo por su parte y no un acto de extrema irresponsabilidad al llevar a unos niños a una película no apta para ellos).

A decir verdad, al final todo se resume al mismo principio que el de los límites del humor (ese será otro de los jardines en los que pienso meterme muy pronto) Si empezamos con la censura, ¿dónde nos detenemos? ¿Ver un cartel como el de "Londres bajo fuego", con la ciudad destruida, no incita al terrorismo? ¿El póster del "Rey León" no te hace creer que los leones son criaturas amigables, lo cual puede costarte la vida si decides ir a acariciar uno como si fuera una mascota? ¿Quitamos a Hannibal Lecter de los pósters por si alguien lo entiende como una apología del canibalismo? Y así podría seguir eternamente, poniendo ejemplos cada vez más absurdos.

Porque la demagogia existe en todas partes, pero casualmente sólo la reconocemos en aquellas situaciones o ideas con las que no comulgamos.

Como dicen en el musical "El libro del mormón": "Me han engañado. África no se parece
en nada a lo que sale en "El rey león"
(No me resisto al último ejemplo: los informativos. Que, por cierto, se diferencian del cine en que lo que ves ahí sí es real. ¿Por qué no los prohibimos entonces? Si veo un reportaje sobre los talibanes, ¿quién dice que no me picará el gusanillo y me acabaré convirtiendo en uno? ¡Pues que no se les vea, para no darle a nadie malas ideas! ¡Ni casos de crímenes, por si cojo recortes para hacer lo mismo! ¡Ni robos, ni casos de violencia de género, ni...!)

Al final el cine es cine. Mucha gente lo entiende, hay personas que no. Pero, viendo la proporción, el problema, donde hay que centrarse, es en aquellos que no lo entienden. La mayoría de espectadores que disfrutamos con las pelis de Charles Bronson no vamos por la calle disparando a los delincuentes. Ni intentamos viajar en el tiempo en un Delorean. Y si me da una dosis de radiación, correré al médico, no esperaré a ver si me convierto en Hulk.


Hace poco, en el festival de cine de Tribeca, asistí a la conferencia que dio Jodie Foster. En el turno de preguntas, intentaron por todos los medios que entrara al trapo. Ya saben, que diera titulares del tipo "Hollywood odia a las mujeres", "tenemos una responsabilidad social con las películas que hacemos"... No lo hizo. Ni una sola vez. Especialmente significativo me pareció el momento en que le preguntaron si no creía que los videojuegos violentos eran malos para la juventud (que eran el demonio, que habría que prohibirlos y ese tipo de cosas que van implícitas en las preguntas capciosas). La Foster sonrió, dijo que sus hijos estaban enganchados a esa clase de juegos, que eran geniales y que, para ser sincera, veía más creatividad en ellos que en todo el Hollywood actual. Mi admiración por la actriz y directora, que ya era bastante elevada, creció aún más.

Ya que he sacado a colación a Jodie Foster, terminaré con una historia en la que ella tiene mucho que ver: "Taxi Driver" y el intento de asesinato de Ronald Reagan. Por si no conocen el caso, les pondré rápidamente en antecendentes. En la película Travis Bickle, el personaje encarnado por Robert De Niro, y que es un tipo de lo más trastornado, está a punto de atentar contra un senador. Y cuando no lo consigue, acaba matando a un proxeneta y, paradojas de la vida, se convierte en un héroe.


Pues bien, en la vida real, un tal John Hinckley Jr, obsesionado con Jodie Foster, para llamar su atención atentó contra la vida del presidente Reagan, Cuando le preguntaron a De Niro si se sentía responsable en parte de lo sucedido, por haber servido "de inspiración" a Hinckley, su contundente respuesta fue "No. Siempre habrá quien se ponga una toalla al cuello y se lance por una ventana creyéndose Superman. Si quieres hacer algo y buscas una razón para justificar tus actos, al final terminarás por encontrarla".

Entiendo que la Fox retirara los carteles porque en el fondo esto es un negocio, y si creen que pueden perder dinero harán lo que sea necesario para minimizar los daños. Yo también lo haría, ojo, que los principios morales se tambalean cuando te juegas millones de euros y quizás tu puesto de trabajo. Pero lamento que hayan tenido que plegarse a la tiranía de lo políticamente correcto. Con o sin vallas de la polémica, siempre habrá gente que crea que está bien maltratar a una mujer. Pero no porque "X-Men: Apocalipsis" les diera la idea sino, simplemente, porque son unos hijos de la grandísima puta.