16/10/18


La primera escena de "Au Poste!" muestra a una orquesta tocando una pieza de música clásica al aire libre, en un parque. Aunque claro, el problema es que su director está desnudo. Bueno, no completamente desnudo, en realidad lleva unos llamativos calzoncillos rojos. Y aunque la pieza suena bastante bien, cuando llega la policía el buen señor considera que es momento de dejar tirados al resto de músicos y echarse a correr.

Una película que empieza así nunca puede ser mala.

Déjenme que les cuente mi experiencia con las películas de Quentin Dupieux. La primera que vi, también en Sitges, fue "Rubber", que contaba la historia de un neumático asesino. Si la premisa les parece bizarra, les aseguro que el film lo es mucho más. Tanto que salí muy cabreado, incapaz de entender cómo ese año se llevó unos cuantos galardones. Me pareció una tomadura de pelo.


Pero el problema no estaba en el trabajo de Dupieux, sino en mí. En que fui a ver la película con unas expectativas muy diferentes, sin esperarme nada de aquello. Porque el director francés tiene un universo propio tan particular, tan diferente (y tan surrealista, hay que decirlo) que lo amas o lo odias, no creo que haya término medio. Por decirlo de un modo sencillo, "Rubber" era un chiste privado que yo no entendía, y por eso no me hizo gracia.

Claro que luego llegó "Wrong" (que vi tarde, porque seguía sin fiarme) y sobre todo "Wrong Cops" y todo cambió. Poco a poco fui capaz de pillar el chiste, como si me hubieran permitido entrar a formar parte de la hermandad. Y el chiste es bueno. El de esas pelis, las posteriores e incluso "Rubber". El material era bueno. Sólo que yo lo estaba enfocando de manera equivocada. Y a partir de ese momento, me convertí en un gran fan de su trabajo.


Terminado el inciso, debo decir que "Au Poste!" no decepciona y tampoco abandona el sello marca de la casa. En esta ocasión nos encontramos con una peli pequeña, de diseño casi teatral, en el que el 90% de la acción transcurre en una comisaría, en la que un ciudadano que encontró un cadáver cerca de su casa tiene que prestar declaración ante un policía que no termina de fiarse de que el buen hombre realmente no sea un asesino. Pero por si no tuviera ya suficientes problemas, el testigo pronto se encontrará con uno adicional, tan gordo como divertido. Y hasta aquí podemos leer.

"Au Poste!" se beneficia del gran trabajo de sus actores (comenzando por Grégoire Ludig y Benoit Poelvoorde) y de los divertidos, ingeniosos, hilarantes diálogos escritos por Quentin Dupieix. Hay de todo: personajes inolvidables (la vecina que nunca duerme), réplicas que habrían firmado los hermanos Zucker, situaciones extravagantes y hasta algo de slaptick o comedia física. Todo unido en una mezcla perfecta que dura sólo 73 minutos y deja con ganas de más, de mucho más.


Lo que no esperen es una película convencional, con principio, nudo y desenlace. Lo primero, vale. Lo segundo, de acuerdo. Pero lo último... como sucede con todos los trabajos de Dupieix (alias Mr Oizo) lo divertido es el viaje, no la llegada a la línea de meta. Quien se enfrente al film sin tener esto en cuenta, sin estar prevenido de dónde se está metiendo, posiblemente saldrá tan confuso y enfadado como me pasó a mí con "Rubber".

Pero los que ya sabemos a lo que hemos venido, los que hemos aprendido a entender cómo funciona el cerebro de este brillante chalado, nos vemos recompensados precisamente con aquello que andábamos buscando: un final tan absurdo como brillante. Coherente sólo dentro de la incoherencia de una historia que no deja de ser una gran broma. Pero qué broma más divertida.


"Au Poste!" se fue de Sitges con el premio al mejor guión. No estoy convencido de que ese sea el punto fuerte de la película, pero en cualquier caso me alegro de que el jurado se acordara de este film tan personal y diferente. En un mundo en el que las películas se mueven por patrones, es refrescante encontrar propuestas tan originales y disparatadas como ésta. Particularmente, en mi Top 5 de Sitges.

...y recuerden que comencé aborreciendo a Dupieux. Si conocen su trabajo, ya saben lo que esperar. Si es su primera aproximación a la obra del director, vean la película con la mente abierta y ahórrense tiempo. Porque al final, como me pasó a mí, estoy convencido de que por mucho que quieran resistirse, terminarán amando su trabajo.