5/10/18


Asher es un asesino a sueldo veterano que empieza a ver cómo la edad cada vez le pasa más factura. De entrada, porque tener en tu cuerpo metralla que nunca encontraste el momento de que te la quitaran no es precisamente bueno para la salud. Y luego porque cuando ves que has dejado de ser la opción número 1 para los trabajos y que tu antiguo protegido te está arrebatando la clientela, pues eso afecta.

Pero la suerte de Asher cambia cuando le surje la oportunidad de hacer un trabajo de los importantes, en compañía además de su antiguo aprendiz. Lo que no está claro es si el cambio es para bien, porque a poco que hayan visto unas cuantas películas sabrán que estos "grandes trabajos" siempre terminan teniendo trampa.

Y todo esto combinado con el hecho de que justo en ese momento conoce a una mujer de la que inmediatamente se enamora (y quién no, que se trata de la maravillosa Famke Janssen).


Con este argumento comprenderán que la originalidad no es precisamente la mejor virtud de "Asher". Absolutamente todo lo que cuenta lo hemos visto repetido hasta la saciedad en cientos de películas.  Y sin embargo, en contra de lo que pueda parecer, es una película apreciable, interesante y de lo más recomendable.

Si lo consigue es gracias a la excelente labor de todos los implicados. Empezando por su director, Michael Caton Jones, al que tenía muy perdido (atrás quedan los tiempos de "Memphis Belle"  "Doc Hollywood" o ese disparate que fue "Instinto básico 2").

Michael Caton Jones hace lo mejor que podía hacer: ponerse al servicio de la historia y no imponer un estilo propio. Entre otras cosas porque no creo que lo tenga (y una vez más tengo que aclarar que esto no es un insulto ni mucho menos). Caton Jones entra en la categoría de artesanos de la vieja escuela que (casi) siempre suelen realizar un trabajo muy digno.


Este es uno de esos casos. En "Asher" las piezas encajan  La película fluye, se pasa volando  Hay un poco de drama  un poco de romance, fatalismo y comedia. Todo repartido en su justa medida. Y ojo  que parece fácil, pero no lo es. En el cine, el equilibrio es un tesoro en peligro de extinción.

Ahora bien, está claro que el trabajo del director no luciría tanto si no tuviera a un monstruo de la interpretación como Ron Perlman para darle tridimensionalidad a su personaje. Perlman, una vez más (tampoco es ninguna novedad) logra que su Asher sea amenazador y humano al mismo tiempo  Que luzca como un asesino y como un hombre derrotado y con el corazón herido. Su mirada expresa lo que cien diálogos no conseguirían.

Nos creemos que esté en decadencia y al mismo tiempo que no haya que subestimarle. Es el villano de la historia (es un asesino, tampoco olvidemos eso) y al mismo tiempo el héroe al que deseamos que le salgan las cosas bien. Y su romance con el personaje de Famke Janssen resulta creíble, áspero y entrañable al mismo tiempo.


Pero no crean que Ron Perlman es lo único destacado. La propia Janssen logra darle profundidad a un personaje que en otras manos podría haber quedado simplemente como "la chica de la película". Jacqueline Bisset demuestra eso de que quien tuvo, retuvo, y "Asher" hasta se permite regalarnos unos minutos en pantalla del gran Richard Dreyfuss, cuyas apariciones en la gran pantalla se miden con cuentagotas desde hace más tiempo del que personalmente desearía.

"Asher" es una película de fórmulas. De 1, 2, 3. Sota, caballo y rey. Pero funciona. Son 100 minutos bien aprovechados, tampoco voy a pedirle más.

(Por cierto que hemos asistido en Sitges al estreno mundial de la película, si no me equivoco. En España, los derechos los tiene A contracorriente films, aunque aún no hay fijada fecha de estreno en salas comerciales)