23/11/16


Qué tiempos aquellos, antes del digital, en los que en los rodajes se empleaba celuloide que, debido a su coste, había que intentar no malgastar. Quizás si siguiéramos usándolo, los asiáticos en general harían unas películas un poco más cortas, a las que no les sobrara siempre media hora.

Es una idea que he expuesto ya unas cuantas veces, lo sé, pero la repetición no lo hace menos cierto. Y la última prueba es "The wailing" ("El extraño"), la interesante película de Hong-jin Na que se llevó en Sitges el premio a la mejor fotografía, señal de que gustó bastante (todo el mundo sabe que en los festivales los jurados deciden qué cintas les han gustado más y luego hacen encaje de bolillos a ver cómo pueden repartir los premios para que todas se lleven algo). Con todo, es y se hace larga. Más que un día sin pan.


Ojo, que Hong-jon Na es, junto a Park Chan-wook ("Old boy") y Kim Ji-Woon ("I saw the devil"), uno de los directores más en forma de la corriente asiática, y cada nueva película suya se celebra por todo lo alto. Pero entre sus múltiples virtudes no está la de la concisión. De entre sus películas mi favorita sigue siendo la primera, "The Chaser", que tenía un ritmo endiablado (con algún bajón) y que ya de por sí se iba a las dos horas. Luego vino "The yellow sea", que recuerdo que me gustó mucho, pero tendría serios problemas si me pidieran que les explicara en profundidad su argumento (sus 157 minutos pesan lo suyo). Y ahora llega "The wailing", historia que ha decidido que puede contar en menos tiempo...concretamente un minuto menos, es decir, en 156.

Qué manía con las duraciones, dirá alguno. Pues sí, tienen razón. Hay películas de 80 minutos que son un horror y otras como "El Padrino" que desearías que no se acabaran nunca. Así que no se trata de lo largas que sean, sino de si se hacen largas. Y a mí "The wailing" me pareció excesiva. Sobre todo porque creo que, para lo que dura, no se cuentan tantas cosas.


Cerremos ese capítulo, que ya estamos andando en círculos y todavía no hemos dicho ni una cosa de la película propiamente dicha. La historia sigue a un policía que se enfrenta a un extraño virus que está asolando al pequeño pueblo en el que vive, y en el que los afectados primero comienzan a comportarse de modo violento y luego, con el tiempo mueren. Y como los acontecimientos se producen justo cuando un extraño japonés acaba de mudarse a las montañas, pues eso, que pronto la gente comienza a sospechar que se trata de algún tipo de demonio o ser paranormal.

Una de las cosas que me llamó la atención de "The wailing" es que, por una vez, sí que está justificada su presencia en el festival de Sitges, en el sentido de que es una película de terror (bueno, lo que los asiáticos entienden por terror combinado con tropecientos géneros más, desde la comedia al policíaco, que cuando a esta gente le da por sacar la batidora puede salir cualquier cosa...por lo general bastante buena y equilibrada, como es el caso). Acostumbrado a que el festival, con su querencia por el cine asiático (algo que comparto y agradezco), ponga desde un drama de época (la excepcional "The handmaiden", de la que hablaremos mañana) a una película histórica de espías ("The age of shadows"), que pueda no saltarse a la torera sus propias normas resulta gratificante.


Más allá de eso, la película está muy bien filmada (eso no es ninguna novedad) y resulta entretenida...a ratos. Porque, como ya adelantaba hace algunos párrafos, el mayor problema de "The wailing" es que su historia no es tan interesante ni compleja como para necesitar dos horas y media para desarrollarla. Y así ocurre que a ratos la narración decae y uno no tiene muy claro por dónde van a ir los tiros.

"The wailing", dicho de otro modo, funciona a trompicones. Se va volviendo seria a medida que pasan los minutos, pero cuando crees que la cosa por fin está cogiendo foco, no, un requiebro y de regreso al punto de partida. Especialmente sangrante es el giro de guión que sucede en la parte final, cuando crees que ya está claro quién es el responsable de lo que está sucediendo...y no, vuelva otra vez a empezar.


La impresión que prevalece es que "para este viaje no hacían falta tantas alforjas". Te queda una sensación agridulce, como de oportunidad perdida, porque la peli apuntaba maneras. Todo tiene que ver con la capacidad de sus responsables. A otro director le hubiera aplaudido el esfuerzo y me estaría centrando en los aspectos positivos de la historia (que los tiene, desde su excelente fotografía hasta el buen hacer de sus protagonistas, con Jun Kunimura a la cabeza). Pero estamos hablando de Hong-jon Na. Cuando has dirigido una obra maestra como "The chaser", que tu peli tenga "cosas positivas" me parece insuficiente. Hay que pedir más.

A ver si instauramos una nueva moda: la de los Director's cut que, en vez de añadir metraje, le quiten a las películas los minutos que les sobran. Entonces quizás "The wailing" sí que podría estar próxima a la categoría de obra maestra.