25/11/16


Lamento muchísimo no haber empezado mi repaso de Sitges 2016 por esta película. No porque me parezca una obra maestra, más bien al contrario: porque ahora, un mes más tarde, empiezo a tener serios problemas para recordar de qué iba. Y eso nunca es una buena señal.

Tiremos de memoria. Emma y Stacey (no, no me acordaba de los nombres, para eso existe google) son dos hermanas que viven en un pequeño pueblo con su padre y su madre, que están intentando salvar su matrimonio. Emma es la hija responsable, ya saben, la que estudia mucho, no sale de fiesta y le hace ojitos al vecino, y Stacey es la fiestera, la oveja descarriada. Pero se llevan bien, en ese sentido no hay drama.


Entonces un buen día el padre (Michael Kelly, que no entiendo qué hace aquí porque seguro que tenía mejores cosas que hacer) sale a buscar a la madre al aeropuerto...y como siempre pasa, no podría haber elegido peor momento. Porque de repente se empieza a propagar por la ciudad un extraño virus que está afectando a la gente y que...esperen, que esto seguro que no se lo esperaban...en última instancia les conduce a la muerte. Total, que todo es un caos, las fuerzas de seguridad que si no saben organizar el tráfico en una rotonda imaginen cómo van a controlar el tema, y entre cuarentenas, controles de seguridad y demás, pues eso, que las dos chicas se quedan solas en casa.

¿Y qué hace uno en estos casos? Pues dar una fiesta, cómo no. Bueno, eso la chunga. La otra dice "no deberíamos", "ya verás como vuelva papá" (que no, que no a volver...) y esas cosas en plan aguafiestas que se ponen en boca de las protagonistas para que te des cuenta de que son las niñas buenas y que sólo por eso merecen llegar vivas al final de la peli.


Pues eso, que si la memoria no me falla hay una fiesta. Y luego todo el mundo debería estar en cuarenta, pero pa qué. Y luego algunos de los chavales se contagian del virus. Y luego se contagia la hermana. Y luego todo es drama, pero en versión intimista porque no hay pasta para hacer "Guerra mundial Z", Y luego...luego nos vamos a casa y nos olvidamos de lo que hemos visto.

El tema de los feelings y fobias es horrible. Porque en su momento me gustó tanto "Catfish" (pedazo de documental, que luego dio pie a una serie bastante peor) que siempre estuve firmemente convencido de que el tandem Henry Jost - Ariel Schulman tenía talento. Pero claro, ¿cuántas oportunidades se le puede dar a unos directores hasta entender que quizás lo de la peli que te gustó fue la suerte del principiante?


Porque luego vino "Paranormal activity 3", que sí, es la mejor de la saga, pero es que eso tampoco es tan difícil (y ni siquiera estoy tan seguro de que sea una buena película, lo que pasa es que toca el tema de las sectas y los aquelarres, que son una debilidad personal). A continuación la espantosa "Paranormal activity 4". Después esa tontería teenager llamada "Nerve" y lo siguiente ya ha sido "Viral". Como ven, no es un curriculum como para tirar cohetes, por más que aún me resista a admitir abiertamente que estos dos tipos andan justitos de talento.

"Viral" es terror para adolescentes, es decir, una película tan edulcorada, tan blandita, que eso ni es terror ni es nada. Toda la trama está dibujada con brocha gorda, a base de clichés y más clichés, no tengo claro si por incompetencia de los guionistas o porque el público al que va dirigido son directamente clichés con piernas, de esos que se creen únicos pero están cortados por el mismo patrón.


Uno tiene una edad y no está para tonterías. Pero es que incluso en mi adolescencia a mí lo que me ponía eran cosas como el "Cromosoma 3" y "Vinieron de dentro de" del maestro Cronenberg. Películas difíciles, extrañas, con un punto malsano que disfrutaba precisamente porque suponían un reto para mí como espectador.

Ahora todo está masticado, todo es sencillo y limpio y previsible. Las niñas buenas (siempre ellas, por cierto) llegan al final y los chavales rebeldes van cayendo por el camino. Pero sin sangre, para que nadie se traumatice. Sin suciedad ni imágenes impactantes, no vaya a ser que los espectadores, por casualidad, terminen realmente preocupándose por el destino de los protagonistas. No, es mejor hacer tramas intercambiables con personajes intercambiables que hacen que salgas de la sala, te encojas de hombros y un mes más tarde te las veas y te las desees para escribir una crítica porque resulta que apenas te acuerdas de nada.