12/11/16


Lo más impactante de Rob Zombie no son sus películas. Lo que verdaderamente impresiona es conocerle en persona y darte cuenta de que es una persona normal y corriente. No un artista torturado, ni un tipo sombrío con pensamientos retorcidos. No. Un señor encantador, al que está claro que le gusta el cine de terror (el antiguo, el bueno, el que como él mismo comentaba "tenía grandes monstruos") y que hace pelis de miedo porque le divierten y porque, en el fondo, sabe que todo es falso y se trata simplemente de pasárselo bien.

También resulta chocante descubrir que Sheri Moon, su mujer, no es sólo otro encanto de persona sino que en realidad ni siquiera le gustan especialmente las películas de terror. "A mí lo que me apasiona es actuar", nos dijo, "y dado que Rob escribe esta clase de historias es lo que toca". La verdad, me dan ganas de escribir una comedia y ofrecerle un papel, que con la misma era más fácil contratarla de lo que pudiera parecer.


Esos son los Rob y Sheri Moon Zombie reales. Que, todo sea dicho, son muchos más interesantes que los que han llevado a cabo "31", su última película, que sigue la senda de trabajos anteriores. Y ese es su mayor problema: que se parece demasiado a todo lo visto hasta la fecha, sólo que un poco peor. No es tan mala como "Lord of Salem", pero tampoco es "Los renegados del diablo" o "Halloween".

La trama, para ser sinceros, es lo de menos, pero aún así allá vamos: en plena década de los 70, los trabajadores de una feria ambulante son capturados por unos tarados vestidos con ropas clásicas y grandes pelucas (Malcom McDowell, cómo te lo pasas con estos papeles...) que los encierran en un edificio abandonado, donde tendrán que sobrevivir durante 12 horas al ataque de unos freaks a cada cual más delirante y mortifero. Si logran pasar la noche, serán libres de marcharse. Si no...bueno, si no significará que sus entrañas están desparramadas por el suelo, para qué negarlo.


"31" es todo atmósfera y muy poco desarrollo de guión. Porque, una vez entendida la premisa, la película es simplemente un compendio de escenas malsanas y grotescas, en las que los distintos psicópatas (con el Doom-Head del excelente Richard Brake a la cabeza) van reduciendo a marchas forzadas el número de protagonistas. Pero tranquilos, que Sheri Moon no es de las primeras víctimas. Es curioso que una película tan a contracorriente sí que abrace los convencionalismos del siglo XXI de que la chica tiene que ser siempre la última en caer.

Claro está que, en el universo de Rob Zombie, los buenos no son tan buenos y los malos son directamente unos cabrones enfermos. Eso quiere decir que tampoco es que estemos antes víctimas inocentes, jovencitos cándidos atrapados en una horrible pesadilla (lo que suele hacer Hollywood con sus producciones PG-13). No es que el director haga un esfuerzo por intentar que simpaticemos por las víctimas. Pero claro, cuando enfrente tienes locos con una motosierra, un psicópata con un bate de béisbol o gentuza similar, queda claro de parte de quien tienes que ponerte (que es el mismo principio por el que, de haber sido americano, yo habría votado por Hillary, pero oye, cada cual que haga lo que crea conveniente).


Al final, la película demuestra tres cosas. La primera, que a Rob Zombie le gustan los ambientes enfermizos, provocar al personal y que su cine no está hecho para todos los públicos (aunque incluso él haya tenido que autocensurarse para conseguir una calificación que permitiera estrenar la cinta en cines),

La segunda, un poco más triste, es que éste es un ejemplo de lo difícil que resulta hoy día salirse de los cánones establecidos por Hollywood. No en vano "31" es un proyecto que ha tenido que ser parcialmente financiado gracias a un crowfunding, ya que ningún estudio parecía interesado en soltar dinero para algo con una violencia tan gráfica que puede echar atrás a muchos espectadores (cada día añoro más los 80 y su violencia sin tino)

Lo malo, éste es el tercer punto (que ya sugeríamos al inicio de la crítica), es que"31" sugiere que Rob Zombie se está quedando sin inspiración. Que sólo hay un número limitado de barrabasadas, muertes chungas y personajes siniestros que uno puede crear hasta que comienza a repetirse. Lo peor de la cinta es que no hay en ella nada nuevo, nada original. Es volver a revisitar el universo propio del director, lo que termina resultando ligeramente decepcionante. Me alegro mucho de que su nuevo proyecto sea algo diferente (una historia sobre los últimos años de la vida de Groucho Marx y los horrores que sufrió el cómico; dice que no será un biopic al uso, pero tampoco un slasher, obviamente. Más bien un drama con elementos de horror) porque creo que nos permitirá ver a un Ron Zombie diferente, capaz de demostrar que hay más en él de lo que ahora mismo nos está enseñando.


Por tanto "31" es un paso atrás en su filmografía. Lo que no quiere decir que estemos ante una mala película, yo no he dicho eso. Porque, en mi categoría de gustos personales, un film en el que sale un enano nazi hablando con acento argentino, eso, por narices, es algo que merece mi atención. Y estoy convencido de que con este párrafo acabo de captar también el interés de unos cuantos de ustedes...