27/10/16


A priori uno de los platos fuertes de esta edición de Sitges era, como el año pasado, el estreno mundial de una película japonesa basada en un manga de éxito. Si en 2015 le tocó el turno a la excepcional "I'm a hero" (me sorprende mucho que aún no se haya estrenado en casi ningún país; la sigo esperando con ganas, porque era una auténtica maravilla) en esta ocasión la elegida era "Museum", basado en la obra de Ruyosuke Tomoe.

El problema, como casi siempre, son las expectativas. Quiero decir, al final uno se deja llevar por la ilusión y se piensa que todas las cintas van a ser como "I'm a hero", que un año más iba a asistir en primicia al visionado de una joya del séptimo arte. Además "Museum" es un manga muy bien valorado (y corto; sólo tres tomos, recientemente publicados en España por la editorial Norma) así que todo apuntaba a otra jornada mágica. Error.


Es imposible comparar ambas cintas, más allá de las similitudes en su estreno y paso por Sitges. Si "I'm a hero" era una película de zombis, aquí nos encontramos con un thriller sobre un extraño asesino que usa una máscara de rana y que va matando a gente de manera tan imaginativa como macabra (un poco al estilo "Seven"). La policía al principio está desconcertada, pero no tardarán en encontrar una relación entre los crímenes...una relación que hace que el caso pase a ser un asunto completamente personal para el detective que lo investiga.

La premisa, como ven, pinta más que bien. O al menos a mí me lo parecía. El problema es que está mucho peor resuelta. A diferencia de la adrenalínica "I'm a hero", con su constante in crescendo, "Museum" es un film más irregular. A ratos interesantes pero que no termina de despegar del todo. De entrada, y esta es una frase que leerán mucho estos días (sobre todo cuando hablemos de películas asiáticas), le sobran 25 minutos. Las más de dos horas que dura la proyección se antojan excesivas, y hacen que a mitad de la película haya un importante bajón de ritmo. 


De todos modos sería injusto echarle todas las culpas a la cinta, ya que sus debilidades ya se encontraban presentes en el manga original, que tiene una primera mitad brillante y un desenlace que no está a la altura. Llega un momento en el que la lectura se hace algo aburrida, como si el guionista hubiera cogido el camino equivocado, convirtiendo lo que podría haber sido una gran historia en un simple relato más sobre policías y asesinos. 

Y el gran pecado de "Museum", la película, es que resulta excesivamente fiel al manga en que se basa. Algo loable...cuando el material de partida es bueno (uff, esperen a que lleguemos al "Terra formars" de Miike y hablemos de los cambios que introdujo). Pero aquí lo cierto es que me daban ganas de que Keishi Otomo (responsable de la fabulosa trilogía de Rurouni Kenshin, que adaptaba también con fidelidad el manga, pero tomándose las libertades justas para hacer que las películas funcionaran por sí mismas) hubiera demostrado un poco más de personalidad, variando el curso de los acontecimientos.


La película funciona a las mil maravillas durante la investigación policial. Cuando somos testigos de los asesinatos, cuando vamos uniendo las piezas y entendemos qué es lo que está ocurriendo. A medida que vamos conociendo datos de la vida personal de Hisashi Sawamura (el protagonista de la historia) y descubrimos cómo está conectado a los acontecimientos... ahí sí que estamos ante una gran película con un par de momentos de los que te dejan sin respiración (esa conversación con un novio, ese momento en la azotea...)

Pero desde que se desvelan las cartas, desde que todo se convierte en una especie de duelo entre policía y asesino, ahí la película comienza a resentirse. La intriga policial deja paso a una especie de thriller psicológico, un juego de gato y ratón entre los dos antagonistas que bien aprovechado podría haber dado pie a un gran clímax, pero que en realidad termina siendo algo aburrido, sobre todo porque no dejan de dar vueltas al mismo tema una y otra vez. Vamos, un final terriblemente alargado que lastra a la película.


Si encima le añadimos que, para ser una adaptación de lo más fiel, justo difiere de su contrapartida de papel en dos detalles pequeños pero en mi opinión fundamentales, pues al final lo que tenemos es una obra decepcionante, no tanto porque esté mal hecha sino porque al menos yo tenía puestas grandes esperanzas en ella. Al final no pudo ser. Eso sí, confío en que Sitges mantenga la tradición y el año que viene tengamos otro estreno mundial basado en un manga. Y si, independientemente de la temática, el resultado se parece más al de "I'm a hero" que al de "Museum", servidor quedará eternamente agradecido.