23/10/16


Hay películas que cambian mucho dependiendo de cómo o dónde las visiones. Hablando claro, no es lo mismo ver "Beyond the gates" en el salón de tu casa, a solas, que hacerlo en Sitges rodeado por aficionados al género como tú, dispuestos a pasárselo muy bien.

Explico esto para que entiendan por qué voy a hablar en términos elogiosos de la película. Posiblemente si la volviera a ver (cosa que, ya les digo, es bastante improbable), quizás fuera mucho más crítico con ella. Pero, qué diablos, en Sitges me divertí de lo lindo con esta historia tremendamente ochentera sobre un juego de mesa malvado que te obliga a luchar por tu vida.

Dos hermanos se reencuentran en su ciudad natal, para hacer inventario de los artículos del viejo videoclub propiedad de su padre que, como no podía ser de otro modo, ha desaparecido misteriosamente. Mientras inspeccionan el sitio, encuentran en el despacho de su progenitor un juego de mesa de VRC (a ver cómo lo explico...eran juegos de esos con tableros, vamos, los de toda la vida, que iban acompañados por cintas de video en los que se daban instrucciones a los jugadores... una especie de juego "pseudo-interactivo" de los que a día de hoy darían un poco de vergüenza ajena) llamado "Beyond the gates". Y claro, como no les suena de nada y son unos frikis de esta clase de juegos, deciden llevárselo a casa para echar una partidita.


¿Hace falta que les diga que el juego en cuestión está maldito? No, ¿verdad? Pues eso, que la cinta en cuestión nos presenta a la "scream queen" Barbara Crampton poniendo cara de lunática, y dando instrucciones chungas a los dos hermanos (y a la novia de uno de ellos). Ah, y nadie más puede ver a la mujer, para el resto del mundo la cinta está en blanco.

Así que, de repente, los tres se ven obligados a jugar por sus vidas, a ir descubriendo distintas llaves que abren las puertas del más allá y no sólo se tendrán que enfrentar a criaturas chungas sino, cómo no, también descubrirán qué ocurrió realmente con su padre.


No se emocionen, que el argumento tiene mejor pinta que la película en sí, a la que le falta un poco de punch (dura 80 minutos de reloj, y la parte final no está del todo bien desarrollada) y tiene unos efectos especiales de andar por casa. Pero qué quieren que les diga, al menos tiene alma. Se nota que sus responsables se lo han pasado bien, que son grandes fans del género y de la década de los 80 (a quién no le gustan los 80) y que se han querido marcar un homenaje simpático sin demasiadas pretensiones. Y así es como les ha salido una película tan entretenida y simpática.

Su director, Jackson Stewart (con quien más adelante publicaremos entrevista) fue guionista hace algunos años de la serie "Sobrenatural", y se nota. Sobre todo porque en realidad "Beyond the gates" podría servir perfectamente como trama para uno de sus capítulos (¡si incluso sus protagonistas son hermanos!), ya que se ajusta perfectamente a la estructura de "monstruo de la semana".


Aunque Stewart me confesara no haberla visto nunca, es decir, que no es algo premeditado, "Beyond the gates" termina funcionando como una suerte de "Dark Jumanji". Con más demonios y apariciones, pero con el mismo sentido de "espectáculo inofensivo", de "terror para todos los públicos". Es una aventurita para pasar el rato.

Otro de los alicientes de la cinta es su reparto. No sólo tenemos la presencia de Barbara Crampton (que además de hacer un pequeño papel ejerce también de productora) sino que entre sus protagonistas están también Chase Williamson (inolvidable en la igualmente inolvidable "John muere al final"), Graham Skipper ("Casi humanos") y Brea Grant, una de las protagonistas de "Héroes" (era la chica con supervelocidad que en la vida real no podía caminar) que, como muchos de sus compañeros, no ha tenido tras la serie la suerte que quizás se merecía. 


Con este reparto de caras conocidas (al menos para los amantes del género), una idea curiosa bien desarrollada, poco dinero pero mucha ilusión es como se ha llevado a cabo "Beyond the gates". No llegará a los cines españoles y, cuando la vean, muchos se preguntarán qué diablos hizo que me gustara tanto. Pero lo hizo. Quizás por sus méritos, quizás por el ambiente. Posiblemente un poco de ambas. Así que, cuando llegue el momento, en vez de verla solos, inviten a unos cuantos amigos y monten una pequeña fiesta (con algún juego VCR, ya puestos). Verán qué bien se lo pasan.