31/5/16


Nacho Vigalondo es uno de los directores más importantes del panorama nacional. Es el responsable de "Los cronocrímenes", "Extraterrestre" y "Open Windows" entre otros trabajos, y actualmente está rodado "Colossal" con Anne Hathaway.

Sin embargo su presencia en Nocturna no tuvo nada que ver con su trabajo detrás de las cámaras, sino por el ser el co-protagonista de "Camino", la película de Josh C. Waller que compitió en la sección oficial.

¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar en "Camino"?
No hay mucha historia, la verdad. Me llamó el director, me propuso el papel, me mandó el guión por correo y entonces vi que era una cosa gigantesca y divertidísima. Y como siempre que me sea posible intento trabajar en esta clase de proyectos, pues dije: "adelante". La suerte es que después me enteré que la película se rodaba en Hawaii, lo que fue un añadido, porque si no hubiera sido por "Camino" es bastante probable que jamás hubiera pisado Hawaii en mi vida. Así que muy contento.

Has participado en bastantes rodajes como actor, pero casi siempre en cameos o papeles pequeños. ¿Te gusta la idea de trabajar a las órdenes de otros directores? ¿Te gustaría que te siguieran llamando como actor en el futuro?
Sí. No tengo identidad como actor, no creo que haya ningún director que tenga una lista de diez actores con los que quiera trabajar y aparezca yo por ahí, pero siempre que se produce, adelante. Es algo que está ahí y que de vez en cuando me da estas alegrías, Pero para mí el placer de hacer de actor en una película no es mayor ni menor que el de dirigir. A mí lo que verdaderamente me motiva es el hecho en sí del rodaje, me parece una circunstancia muy especial en la vida y siempre me encanta vivirlo.

Vamos, que eres de los que disfrutan de los rodajes...
Me encanta que se junten tantos adultos que no tienen nada que ver entre sí y se pongan a hacer chorradas en la montaña a las cinco de la mañana, y que luego eso se traduzca en una película que puede ser distinta de mil maneras. A mí todo eso me parece inmejorable.

Cómo actor, ¿prefieres hacer papeles positivos, como el que tenías en "Los cronocrímenes", o de villano como en "Camino"?
En realidad cuando haces un papel lo que importa es la intensidad emocional, no la moral del personaje, porque, como es ficticia, en el fondo eso da igual, No es condenable un tipo malo como tampoco es aplaudible un tipo bueno, porque esos personajes no existen más allá de la ficción. En realidad en las películas no hay buenos o malos, sino protagonistas o antagonistas. Tony Soprano no era el malo de su serie, ni Walter White el malo de "Breaking Bad", sino los protagonistas, y desde su punto de vista los que iban contra ellos eran los antagonistas. Dicho esto, como te dirá cualquiera, mola más hacer de malo que de bueno, evidentemente.

¿Durante el rodaje de "Camino" alguna vez salía el Nacho director? Quiero decir, ¿veías cómo se rodaba una escena y pensabas "yo lo haría de manera diferente"?
No, eso sería vanidoso. Es un placer tremendo estar en un rodaje y no tener que estar componiendo. De igual modo que si estoy dirigiendo me siento afortunado de no tener que protagonizar el papel o aprenderme los diálogos. Hay gente que le gusta que le zurren y gente a la que le gusta zurrar. Y hay gente que sabe entender los dos placeres. Pues yo soy de este tercer grupo.

¿Has notado grandes diferencias entre actuar en tus propias películas y hacerlo para otro director?
Sí, es muy diferente. Cuando te diriges a ti mismo es un salto al vacío porque no tienes un punto de apoyo tan firme como lo tienes cuando te dirige otro, por supuesto

La protagonista de la cinta es Zöe Bell, actriz pero también especialista. ¿Hasta qué punto ayudó eso en la preparación de las escenas de acción?
Tener a Zöe Bell en el rodaje es tener a una autoridad en la materia. Ella nos ayudaba al resto con las peleas, estaba muy presente en todas las escenas de ese tipo y era como una figura protectora.

En "Camino" has trabajado a las órdenes de Josh C. Waller, que es amigo de Elijah Wood, al que a su vez dirigiste en "Open Windows". ¿Se podría decir que entre los tres se ha creado un círculo de amigos?
Josh y Elijah son socios y tienen una empresa. En mi caso, bueno, cuando te recorres los festivales de género con películas como las mías, acabas conociendo a mucha gente y estableciendo vínculos. De modo que sí, en cierto modo es una merienda de negros. Se forjan amistades y relaciones, pero como en cualquier otra profesión.

Han pasado trece años desde ese "7:35 de la mañana" por el que estuviste nominado a los Oscar...
Con el paso del tiempo cada vez me doy más cuenta hasta qué punto fue un golpe de suerte y una cosa extrañísima, porque yo no tenía fe en mí mismo como posible director de largometrajes por aquel entonces, no me lo tenía muy creído, de modo que lo de estar nominado al Oscar ya me parecía una total chaladura. Yo no represento el tipo de cine que uno espera ver en los Oscar ni mucho menos. Para mí fue una experiencia extravagante y magnífica, porque me ha permitido hacer todo lo que he hecho desde entonces.

Siempre se dice que estar nominado ya es un gran premio, pero una vez que uno está allí, ¿jode mucho no ganar?
¿Tú que crees? (Risas)

Hace unos días comentabas que ahora es más fácil que nunca hacer una película y, al mismo tiempo, casi imposible conseguir estrenar en cine. ¿Crees que hay algún modo de llevar de nuevo al público a las salas?
No, es un camino sin retorno. Llevamos ya diez años convenciendo a la gente de que no vaya al cine y ahora no va a suceder lo contrario. Desde la política, desde los medios, se han buscado toda clase de argumentos para que la gente no vaya al cine, así que ya no hay vuelta de hoja. Con el tiempo habrá un tipo de público especializado al que le gustará acudir a salas especiales que monten sesiones especiales, pero no esperes más. Tampoco digo esto con pena, ojo. Las cosas son lo que son.