10/3/16


...español. He estado tentado de añadir el término "español" al título del post, pero finalmente he decidido no hacerlo. Porque da igual dónde esté hecha la película, lo importante es su calidad. Y creo que ya va siendo hora de desterrar para siempre esos prejuicios de que en España no se sabe hacer cine (que hay de todo: películas malas, regulares, buenas y geniales...exactamente como en cualquier país del mundo).

La semana que viene tengo pensado hacer unos cuantos post reflexivos y regresaré a este tema (el por qué siempre nos parece que todo lo que se hace fuera es mejor que lo de aquí). Pero ahora lo importante es hablar de "Cien años de perdón", película que no pasará a la historia del cine pero que es entretenida y está muy bien hecha.


Un grupo de atracadores entra en una sucursal bancaria de Valencia para realizar lo que tiene que ser un robo rápido. Entrar y salir. Pero lógicamente las cosas se complican. Las fuertes lluvias, la agenda oculta de la propia directora del banco...y, sobre todo, una caja de seguridad muy especial a la que mucha gente quiere meter mano. Sobre todo, políticos influyentes.

Policías, ladrones, políticos, rehenes... todos intentan conseguir algo, en una partida de ajedrez en la que lógicamente no todos podrán ganar. Hay que estar un paso por delante de los demás...y no fiarse de nadie.

Técnicamente "Cien años de perdón" es impecable, empecemos por ahí. Su director, Daniel Calparsoro ("Invasión", "Combustión", "Guerreros") no se encuentra entre mis realizadores favoritos, pero nadie le puede negar que tiene oficio de sobra. Es lo que en Estados Unidos se llamaría "un artesano" (personas sin un verdadero sello personal pero que siempre hacen un trabajo muy digno, poniéndose al servicio de la historia).


Y todo es más fácil cuando en el reparto cuentas con Luis Tosar, uno de los grandes nombres del cine español que, tras demostrar su valía y polivalencia en el pasado, en los últimos años ha pasado a especializarse en hacer de Luis Tosar, un papel que le queda de puta madre (no lo digo como crítica; al contrario, hay que ser muy grande para convertirse en este tipo de iconos).

Después de la excelente "Celda 211", Tosar ha encadenado un buen número de thrillers como "El niño", "El desconocido" o este "Cien años de perdón", papeles inferiores todos ellos al Malamadre que le dio el Goya, pero que demuestran su solvencia y su consolidación como uno de los mejores y más queridos actores españoles (no me extraña que le llegara una oferta para trabajar en "Juego de Tronos". Y tampoco me extraña que la rechazara porque, qué diablos, Tosar tiene que elegir lo que le haga feliz, no lo que los fans deseemos).

A su lado, unos muy solventes Rodrigo De la Serna, Raúl Arévalo (pedazo de actor), Patricia Vico...y José Coronado. Ese actor por el que hace una década nadie daba un duro y que ahora se ha convertido en símbolo de prestigio para cualquier película en la que participe, ya que siempre está excelente (Qué bien le vino "No hay paz para los malvados"). En esta ocasión, por supuesto, Coronado también borda su papel de villano.


Posiblemente el punto más flojo de la película sea su guión, firmado por el colaborador habitual de Alex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría. No me interpreten mal, se trata de un guión sólido, mucho más contenido que cualquier película de De la Iglesia. Las piezas encajan a la perfección, a pesar de un par de momentos, tampoco vamos a negarlo, que requieren la colaboración del espectador para no pensar demasiado en el hecho de que a veces se abusa demasiado de la ley de Murphy y el "si algo puede salir mal, saldrá mal".

El problema es que a la película le falta punch. Ese juego del gato y el ratón entre policías, ladrones y políticos a ratos resulta un poco aburrido. Siendo más "realista" y estando mejor armada que, por ejemplo, "El desconocido", admito que me divirtió mucho más esta última. Por su parte "Cien años de perdón" me recuerda hasta cierto punto a "Plan oculto", la película de Spike Lee con Denzel Washington. Siempre parece que va a pasar algo y al final...pues pasa, pero no tanto.


En cualquier caso, como adelantaba desde el titular, el film es un más que correcto thriller que hace que los cien minutos que dura se pasen bastante rápido. Sí, sales del cine pensando que le falta algo, un poco de "picante" (en el sentido de acción, no estoy hablando de convertirla en algo erótico-festivo) que haga la mezcla más interesante. Pero siempre digo que el mandamiento más importante de cualquier película es entretener al espectador. Y eso lo consigue, y con creces.