9/12/15


Hay veces en la que el puro morbo es la única razón que te empuja a ver tal o cual serie. Cuando todo el mundo habla de algo y muchas veces hablan mal, he de reconocer que me suelo sentir atraído. La última serie que he visto empujada por estos motivos es “Zoo”, una de las grandes apuestas de la CBS de esta temporada, cuya primera temporada ha constado de 13 capítulos y que ha sido sorprendentemente renovada para una segunda.

Estos personajes son lo único que mola
 Digo sorprendentemente porque la serie es mala con ganas, pese a que parte de una premisa bastante prometedora: un buen día los animales de todo el mundo deciden que ya está bien ser víctimas del hombre y deciden revelarse contra el ser humano para devolver a la Madre Gaia su equilibrio original.

Ahora bien, enseguida surgieron las voces de asociaciones pro derechos de los animales contra ella. Unas protestas que a mi parecer son bastante innecesarias al tratarse de una obra claramente de ficción basada en una novela de la misma temática. Aunque también los entiendo, porque cuando se estrenó en los setenta “Tiburón”, este animal fue completamente demonizado cuando las víctimas mortales humanas anuales son realmente ridículas y suelen estar causadas por la imprudencia o avaricia del hombre más que por el supuesto y ficticio instinto asesino del animal.

El póster enseña casi más que la serie
El problema es que la serie – repito, de ficción – no se define en ningún momento. Hay episodios en que los animales hacen cosas, atacan al hombre, derriban aviones, se organizan… pero todo esto con elipsis narrativas, no suele verse nada y, joder, una serie de televisión es un medio visual, mostrar las imágenes es imprescindible. También es cierto que la serie peca de tópica al señalar a una gran corporación – de esas que ilógicamente tocan todos los palos habidos y por haber – como la causante de este desastre.

Sin embargo lo peor de todo es el equipo de personas que reúnen para tratar de encontrar una explicación a este fenómeno extraño. Tenemos a un zoólogo que está como una chota, un patólogo, una agente del servicio secreto francés, una periodista y un guía de safaris. Digo que es lo peor, porque esta gente necesita rápidamente darse algún baño de carisma, porque su ausencia es tal que te importa una mierda si viven o mueren, o si aparentemente mueren para luego reaparecer. 

Este personaje sólo mola cuando está borracho
Trece episodios que se hacen bastante pesados, aunque hay que reconocer que los dos episodios finales, que dan un salto temporal con respecto a la aparente resolución de la serie (intuyo que debieron coincidir con la noticia de que iba a ser renovada), y sí que tienen un par de planos bastante espectaculares, amén de ese cliffhanger final, tan absurdo como épico.

No se si veré la segunda temporada, pero si les sirve de guía, en España la han puesto en abierto en Cuatro, lo que demuestra que muy buena no es.