22/12/15


Los Oscar se rigen por una serie de normas no escritas que, salvo contadas excepciones, suelen cumplirse a rajatabla. Casi nunca se premia dos veces consecutivas al mismo actor (Tom Hanks y Spencer Tracy son las excepciones). El tercer Oscar cuesta Dios y ayuda ganarlo (que es lo que hace que Cate Blanchett esté prácticamente descartada en la lucha este año). En la categoría de actor y actriz de reparto es más factible darle un premio a un desconocido que en las de protagonista... ese tipo de cosas.

Y los Oscar también tienen su particular sentido de la justicia que hace que, cuando comienza la temporada de premios, se empiecen a fijar en las películas en contienda, a ver si encuentran a algún actor o actriz al que sienten que le deben algo, para tratar de saldar de una vez la deuda. Esto es así. ¿O acaso alguien puede decirme de corazón que "Esencia de mujer" y "El color del dinero" son las mejores interpretaciones de Al Pacino y Paul Newman?

Por ese motivo este es el año de Leonardo DiCaprio.


El actor ya se ha ido de vacío cuatro veces, y el sentimiento generalizado es que verle aún sin la estatuilla resulta un tanto injusto. Sí, el bueno de Leo no tuvo unos comienzos fáciles. Con su primera nominación a actor de reparto por "¿A quién ama Gilbert Grape?"(1994) consiguió hacerse un nombre en Hollywood. Pero el problema vino después, ya que tanto "Romeo y Julieta" como "Titanic" le otorgaron un muy injusto sello de guaperas con más glamour que talento. 

Resulta curioso que mientras sus partenaires, Clarie Danes y, sobre todo, Kate Winslet (que incluso llegó a ser nominada al Oscar por "Titanic") no tuvieron mayor problema en seguir adelante con sus carreras, recibiendo toda clase de alabanzas por parte de la crítica, al pobre DiCaprio le costó mucho más quitarse el sanbenito de "ídolo de adolescentes".


Pero, como decía, es una percepción equivocada. En los últimos quince años Leonardo DiCaprio ha hecho todo lo posible por demostrar que es un actor como la copa de un pino, alejándose de toda clase de productos para su lucimiento personal y trabajando en un buen puñado de películas interesantes con directores de la talla de Martin Scorsese (cinco películas juntos), Clint Eastwood, Quentin Tarantino, Steven Spielberg, Christopher Nolan...ahí es nada.

Más aún, se podría decir que en los últimos años el actor ha estado buscando con ahínco el Oscar, en películas como "Django desencadenado" (en la que al final le ganó la partida Christopher Waltz, quie se quedó con la nominación...y el premio) o "El gran Gatsby". Y ahora por fin parece que "El renacido" le va a dar la oportunidad de dar su discurso de agradecimiento el 28 de febrero (aunque servidor está convencido de que ya debería haberlo recogido por su maravilloso trabajo en "Diamante de sangre", aunque al final se lo dieran a Forest Whitaker)


Lo cierto es que empieza a ser un premio cantado, sobre todo porque tampoco tiene una competencia especialmente fuerte. Está Michael Fassbender por "Steve Jobs", pero ni la peli está gustando demasiado ni nadie cree que sea aún el momento de premiarle. Es más, Fassbender está recibiendo en estos dos últimos años el "factor compensación" después de que la Academia se olvidara de su excepcional trabajo en "Shame". Vamos, que aún no ha llegado su hora.

Luego está Johnny Deep. Lo malo ni si actuación en "Black Mass" es tan buena ni él desde luego parece tener el más mínimo interés en ganar (que es algo que siempre ayuda). Si le nominan será algo como decir "sí, sabemos que últimamente has hecho muchas malas películas, pero te queremos y en cuanto te aplicas un poco te invitamos a la fiesta". Pero poco más.

Para Bryan Cranston la nominación sería el premio, y Eddie Redmayne ganó el año pasado, y su trabajo no es tan excepcional como para que nadie piense seriamente en darle dos estatuillas consecutivas (aparte de que no tiene el peso en la industria que sí tenían Tracy o Hanks). Matt Damon bastante tiene con luchar por ser nominado después de que el SAG se haya olvidado de él. Y por último está Paul Dano, que tiene alguna pequeña opción de colarse en el quinteto...en la categoría de actor de reparto. La productora no cometerá el suicidio de intentar meterle en la categoría principal, porque ahí tendría todas las de perder.


Así que ya ven, se une el hambre con las ganas de comer. O lo que es lo mismo, las ganas de premiar a DiCaprio con el hecho de que no hay ningún competidor tan bueno que haga peligrar su victoria (que es lo que pasó el año pasado. Todo el mundo quería darle el Oscar a Michael Keaton, pero es que, joder, Redmayne lo hacía tan, tan bien...)

Por supuesto la explicación más sencilla quizás no tenga que ver con sentimientos, deudas y reglas de tres, sino con el hecho de que muy posiblemente la interpretación de DiCaprio sea la mejor del año (lleva ya nueve premios de la crítica, por los cuatro de Paul Dano y los tres de Fassbender). No lo niego y además me alegro (soy un gran fan del actor). Aunque, siendo sinceros, muchas quinielas ya le daban como favorito antes incluso de que nadie hubiera visto la película. Señal de que la corriente a favor sí que existe, más allá de que su talento haga aún más fácil tomar la decisión de premiarle.


Una última curiosidad, antes de acabar. Si Leonardo DiCaprio gana, se convertirá en el primer actor que gana el premio en una película dirigida por Alejandro González Iñárritu (experto en conseguir nominaciones para su elenco - hasta ocho actores a sus órdenes han estado nominados: Naomi Watts, Benicio del Toro, Rinko Kikuchi, Adriana Barraza, Javier Bardem, Michael Keaton. Emma Stone y Edward Norton - pero que hasta ahora siempre han terminado yéndose de vacío).