2/12/15


Me gustaría conocer a la prima de Isabel Coixet. O a quien quiera que sea el verdadero responsable de "Cosas que nunca te dije" y "Mi vida sin mí" y que fue tan generoso de permitir que los firmara con su nombre. O, si realmente fueron obra de la propia Coixet, me gustaría tener una conversación con la vaina que la ha sustituido y que me diga cuándo comenzó la invasión. Porque es imposible que la mujer que demostró tener tanta sensibilidad en los títulos antes citados sea la misma perpetradora de sus últimas películas.

Después de ese horror que fue "Mi otro yo" (hay películas que deberían permitir que se inhabilitara de por vida a sus responsables, y ésta es una de ellas) y de esa mediocridad llamada "Aprendiendo a conducir" juré que no volvería a ver ninguna de sus películas. Pero luego "Nadie quiere la noche" inaugura el Festival de Berlín, la gente dice que está muy bien y uno, que es muy fan de sus primeros films, los buenos, desea de todo corazón creer que Isabel Coixet ha recordado de repente cómo se contaban historias. Falsa alarma.


"Inspirada en personajes reales" (que es tanto como decir "leí el nombre de alguien en el periódico y el resto ya lo puse yo de mi cosecha"), la película cuenta la historia de Josephine Peary, una mujer de la alta sociedad que viaja al ártico para encontrarse con su marido, el explorador Robert Peary, empeñado en ser el primer hombre en llegar al Polo Norte. El suyo es un matrimonio largo y feliz...básicamente porque en los últimos 16 años el buen hombre sólo se ha pasado 14 meses en casa. Que bien pensado quizás debería haberle dado a la protagonista una pista de que tal vez no estuvieran tan unidos como ella creía...

Pero bueno, que la mujer, terca como una mula, decide que si la montaña no va a Mahoma, ya se acerca ella a donde esté su marido, aunque haga un frío que te cagas y su cabezonería le cueste la vida a un par de exploradores. Y cuando se acerca el invierno, esa noche que nadie quiere, y todos en el campamento tomen la sabia decisión de tomar las de Villadiego, Josephine (bien interpretada por Julietet Binoche) decide quedarse a esperarlo, en compañía de una esquimal llamada Allaka (con los rasgos de Rinko Kukuchi) y que, mira tú por donde, resulta ser la amante de su marido.


La mayor parte de la película se basa en la relación entre las dos mujeres, que proceden de mundos distintos y que, como es habitual en este tipo de historias, comienzan chocando (aunque en este caso es más bien Binoche la que aborrece a su rival, que no deja de sonreír en ningún momento) pero que al final se hacen inseparables. Historia humana, de sentimentos, y encima protagonizada por mujeres. Si con estos mimbres, su especialidad, Isabel Coixet ha sido incapaz de hacer una buena película es que ya nunca volverá a ser capaz de hacerlo.

"Nadie quiere la noche" se coloca, en términos de calidad, un poquito por encima de "La vida secreta de las palabras" y algo por debajo de "Mapa de los sonidos de Tokyo". Vamos, que es una mediocridad en toda regla. Sobre todo porque mientas la veía me sentía como uno de los replicantes de "Blade Runner". Entiendo el conflicto, comprendo qué quiere transmitir y los sentimientos que deberían aflorar en mi interior, pero soy incapaz de conmoverme o sentir ninguna emoción que no sea un profundo aburrimiento.


Esto se debe a que Coixet ha optado por un estilo seco, poco emotivo, que no intenta influir en la reacción del espectador. Un poco al estilo de lo que hacen Clint Eastwood (que nunca cae en la ñoñería) o Peter Weir, sobre todo este último, pero con una pequeña diferencia. Que estos dos son excelentes directores y Coixet no. No hay nada en su trabajo, ni la manera de hacer avanzar la trama ni el modo en que compone los planos, que me haga sentir que realmente era la persona idónea para el trabajo.

No me cae bien Isabel Coixet, también lo digo. Ni su feminismo pasado de rosca ni sus ideas políticas un tanto cargantes. Pero como no somos amigos, en su vida privada puede hacer lo que le dé la gana (Tampoco estoy de acuerdo con las ideas que tenía Charlton Heston sobre las armas y mira tú por dónde disfrutaba mucho con su trabajo) Cuando voy al cine juzgo la película que estoy viendo. Y aquí, como les digo, la sensación que me queda es que una vez más me han timado. Me prometieron una película interesante sobre conflictos internos y lo que me dieron al final son buenas interpretaciones que merecían un mejor soporte en el que mostrar el talento de las dos actrices principales (y de ese Gabriel Byrne magnífico, quizás lo mejor de la función).


Por cierto que en todos sitios leo que la película dura 113 minutos, pero es mentira, no pasa de los 95 más títulos de crédito. Aunque entiendo la confusión: a mí también me pareció que duraba mucho más tiempo. A ratos tenía la sensación de que estaban relatándome el paso de todo el invierno a tiempo real.

"Nadie quiere la noche" y algunos ya no queremos el cine de Isabel Coixet. Lo que duele, siendo como fui uno de sus mayores fans. Pero eso fue hace ya demasiado tiempo. Cuando sus historias me llegaban y no me obligaban a que sea yo el que me aleje de todo lo que lleve su firma.