9/12/15


Hola amigos, siguiendo los festejos del mes “Star Wars” y con la intención de hablaros de todo tipo de cosas relacionadas con la franquicia galáctica, hoy nos hemos decidido a hablar de videojuegos. Pero no de todos los juegos que hay sobre la franquicia – que son más de centenar –. Lo que pretendemos es realizar una evolución del jugón como piloto de X-Wing desde los inicios de la franquicia. Esperemos que os guste, nosotros desde luego hemos disfrutado con este repaso.
  


Aunque el primer juego de “Star Wars” fue la adaptación de “The Empire Strikes Back” (que todavía conservo orgulloso) en ese juego lo que se manejaba era un Snowspeeder, así que no cuenta. No, la primera vez  que nos montamos en un Ala X fue en el juego “Star Wars”, publicado en 1983, donde se recreaba la batalla de la Estrella de la Muerte, tanto en los conductos como por la superficie con todas las torretas y similar. Se lanzó multiplataforma, pero el mueble arcade apenas pudo verse en España por lo que sé.


Los afortunados poseedores de una Super Nes pudimos disfrutar en exclusiva de tres juegazos adaptando cada una de las películas. Todos contaban con sus propias fases de pilotaje, a veces en tercera persona, incluso donde se sacaba el máximo partido al chip MD7 de la consola. Todavía se me ponen los pelos como escarpias cuando en la última fase de “Super Star  Wars” se oía a Obi Wan decir aquello de “Luke, use the Force”.


Como yo pasé directamente de los 16 bits a los 64, me salté una generación de consolas, y lo que hice fue aprovechar y darle caña a mi Pentium I con la disquetera echando fuego por instalar todos los juegos de la serie “X-Wing”. Lo cierto es que jugaba más por friquismo que por otra cosa, porque se me daban fatal. Nunca les pillé el punto como a los “Wing Commander” pero ahí quedan para la historia.


En 1994 “Star Wars” volvería a lo bruto a los salones recreativos con “Star Wars Arcade”. Licenciado por Sega fue algo realmente impresionante. Podíamos escoger entre un Ala X o un Ala Y. Éste último curiosamente permitía la opción de dos jugadores simultáneos con una sola moneda, pues uno era el artillero y el otro el piloto. Algunas de sus fases representaban pantallas ficticias, pero no era un problema, al contrario, era alucinante. Tuvo conversión doméstica a Megadrive 32X.


A mediados de los noventa también llegaron a PC las dos entregas de “Star Wars: Rebelt Assault”. Dos juegos muy variados donde por supuesto también había “X-Wings”. Era bastante locurón, la pega es que no dejaba de ser un shooter sobre raíles y un machacabotones en muchas fases. Eso sí, los Phantom Ties de la segunda entrega eran una jodienda de las buenas.


De finales de siglo y haciendo algo de trampa quiero incluir el “Star Wars: Galactic Battlegrounds” un juego de estrategia, plagio de “Age of Empires”, donde además de tropas de tierra de todo tipo podíamos crearnos nuestras escuadras de naves. No era exactamente como manejar un Ala X, pero yo me lo pasaba teta recreando mi propio Escuadrón Pícaro.


En tiempos algo más recientes, 2005 concretamente, Lucasarts nos ofrecía la segunda parte de “Star Wars Battlefront”. En la primera entrega ya podíamos manejar vehículos, aunque de forma bastante chunga, pero la segunda fue el delirio porque además se incorporaban las batallas espaciales. Yo lo tenía en Playstation 2 y era de los pocos gilipollas en España que tenía el adaptador a la red de la consola, menudos viciacos me pegué con unos colegas emulando al Escuadrón Pícaro. Tengo ganazas de meterle mano al tres.


También de hace dos generaciones y exclusivo de Gamecube fue la serie “Rogue Squadron”. De lo mejorcito que se ha hecho jamás sobre “La Guerra de las Galaxias” y de hecho el motivo por el que me acabé comprando esta consola de segunda mano y buscando estos juegos como un descosido. Me encantó la intensidad de sus combates y el componente mínimamente estratégico que llevaba incluido.


Terminamos con “Star Wars: Battle Pod”, una pasada de recreativa. Te metes en una cabina gigante, eliges la misión (nosotros, dada la naturaleza del post, elegimos por supuesto la de “Death Star: Battle”), tres pantallas, sonido envolvente, viento en la cara y la banda sonora a toda pastilla. Lo más cercano a un simulador de realidad virtual que vas a encontrar.