27/11/15


¿Qué tiene el cine coreano que parece que está por delante de todos los demás? Esto lo hablaba con un amigo hace unos días y él deducía que todo se debía a la cultura, principalmente. En occidente estamos contaminados. a nivel cinematográfico (como mínimo). con la aplastante presencia continua de las producciones hollywoodienses, cortadas por un mismo patrón, construidas a partir de una fórmula tan estudiada y analizada que es difícil escaparse de ella. Y encima nos tratan como espectadores sin mente propia, todo nos lo dan bien mascadito.  

En cambio, nuestros compañeros orientales no se dejan domar por esos parámetros y consiguen algo muy difícil hoy en día: sorprender. Ya sea por la mezcla de géneros de muchas de sus películas, donde nada chirría, o por la épica que logran inculcar en cualquier situación, hasta la más ridícula de todas… 


Esta película es buen ejemplo de ello. “Veteran”,dirigida por Ryoo Seung-wan, es una historia criminal, de polis de buen corazón que intentan hacer su trabajo. Encima está aliñada con una potente carga social, además es un tremendo thriller y, para rematar, todo está rebozado por un humor socarrón cojonudo. Venga, a ver quién es listo que consigue hacer algo así y que no se la pegue. Tal como la describen en el resumen de su dossier de prensa: "An exhilarating blend of adrenaline-charged action and humor!"

La película acompaña la investigación de uno de esos polis coreanos, esos a los que les encanta meter patadones a los malosos, para desenmascarar a un joven empresario, unos de esos que están podridos dentro, sin ningún escrúpulo ni empatía por el ser humano. Todo eso provocado por el intento de asesinato de un colega del poli, que la empresa intenta cubrirlo como si hubiera sido un intento de suicidio.Ya desde la primera escena dejan muy claro cuál va ser el camino a seguir, ves que vas a pasártelo teta. 


Conexión total, no tardas en conectar con el personaje del poli y su troupe. Mira que los compañeros parece que sean secundarios del montón, pero en pocos detalles, algunos de ellos ayudándose del humor, entendemos qué tipo de relación tienen entre sí, la dinámica del grupo, como si les conociéramos de mucho más tiempo. En un momento de empatía suprema consiguen que nos preocupemos por ellos. Y es que estos coreanos saben cómo filmar.

Me siento hasta estúpido recalcando lo bien rodadas que están las escenas de acción (¿alguien puede dudar eso?) y lo grandiosos de algunos de los gags que adornan esas escenas, divertidos y nada manidos. No hay nada mejor que levante el ánimo en un día tedioso de Festival que una buena película coreana. No hay duda que cada año no fallan. 

A ver más cine coreano, coñe!